Un hombre en casa
Con decirte que ahora prefiero aquel tiempo en que se iba con los amigotes y se ponía de Cruzcampo hasta la corcha…
_María del Carmen, ¿cómo lo llevas?
_¿Cómo quieres que lo lleve con un hombre en casa?
_Es que nos quejamos de vicio.
_Con decirte que ahora prefiero aquel tiempo en que se iba con los amigotes y se ponía de Cruzcampo hasta la corcha…
_Mujer, tampoco es eso, que el mío cuando se iba volvía con la dignidad por los suelos.
_¿Con la dignidad? Si es que hay cada suripanta…
_Pues una cosa te voy a decir. Los confinamientos traen sorpresas familiares.
_A ver, si estamos juntos de sol a sol…
_He descubierto que a mi marido le va la copla.
_¡Qué me estás contando, niña!
_Lo que oyes. Cada mañana, cuando se levanta, enfila el pasillo y al llegar a la puerta de la calle se pone a cantar por Juanita Reina.
_¡Mira qué arte!
_La copla entera, no. Sólo el estribillo, que es lo que tiene sustancia: “Callejuela sin salida, donde yo vivo encerrá, con mi pena, mi alegría, mi mentira y mi verdad”.
_A tu marido lo que le gusta es la filosofía, niña. ¡Qué profundidad!
_A media mañana lo escucho cantar: “Que en las batallas si no hay aguante te dan julepe”.
_¿Y eso de qué es?
_Eso es de Juanita Reina también. De la copla “Soltera yo no me quedo”.
_¡Madre del amor hermoso!
_Luego, a las ocho, cuando me compongo para salir al balcón a aplaudir, que es el único momento social del día, me requiebra.
_María Auxiliadora, tu marido es una caja de sorpresas.
_Pues sí, porque entonces me canta: “¿Dónde vas tan bonita Lola, Lolita la piconera?, versión doña Juana.
_Y versión libre porque tú te llamas María Auxiliadora.
_Claro que cuando cae la noche cambia de registro.
_Niña, me tienes en vilo.
_Entonces se pasa a las carceleras del Puerto y canta por Antoñita Peñuela.
_¡Por los clavos de Cristo!
_Le da la bajona y entona: “Mejor quisiera estar muerto, que verme pa toa la vida, en este penal del Puerto, Puerto de Santa María…”
_¡Jesús!
_Además anoche, cuando vio en la tele a Pedro Sánchez se fue directo a la pantalla y señalándolo con el dedo y con cara de poseso, le cantó: “Centinela, centinela, tú has tenido la culpita, que pase la noche en vela…”
_Decididamente, tu hombre ha sufrido una mutación. Yo lo conocí cantando arias…
_Es que como esto se prolongue y salga cada dos por tres en el televisor el Sánchez hablando sin decir nada, a mi marido lo confinan de por vida.