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Un país de presuntos reclusos

Benito Fdez 2
Benito Fernández*

Estamos rodeados por todas partes. Desde el propio Estado y sus normas de obligado cumplimiento a la Justicia pasando por Hacienda, por la Policía, por la Guardia Civil, por las entidades financieras, por las multinacionales, por Twitter y Facebook, por las religiones intransigentes, por las normas sanitarias, por lo políticamente correcto y, sobre todo por una clase política que parece vivir de espaldas a la realidad que nos rodea, todos, absolutamente todos se empeñan en dirigir y controlar todos y cada uno de los aspectos que rodean nuestra diaria existencia. Prohibido fumar, prohíbido beber alcohol, prohíbido hacer ruído, prohibidas las palabras machistas y las malsonantes,…cada día son más las cosas que esta sociedad prohíbe a los ciudadanos en una especie de carrera hacia un Estado puramente dictatorial. Y cuidado con no aceptar las reglas porque se te puede caer el pelo. Le pediría tanto a los tres candidatos del PSOE como a los muchachos de Podemos que hicieran lo posible para recuperar cuanto antes la conocida consigna del Mayo del 68 francés, ya saben, “prohibido prohibir”, porque somos muchos los que ya estamos hasta la mismísima coronilla de tan excesivo y recurrente control gubernamental.

No hay día en el que algún político no sea llamado por un juez como testigo o como “investigado” (antes llamado imputado”) en algún caso de corrupción.

 

Viene todo esto a cuento de la multitud de informes que ven a luz cada día a tenor de las innumerables investigaciones de las fuerzas de seguridad por los casos de corrupción política que siembran los telediarios, los informativos y las páginas de los periódicos. No hay día en el que algún político no sea llamado por un juez como testigo o como “investigado” (antes llamado imputado”) en algún caso de corrupción. Y ya no son solo los jueces quienes ponen el dedo acusador, sino los propios investigadores policiales, cuyo deber es exponer objetivamente el resultado de sus pesquisas, quienes se atreven a calificar los presuntos delitos. Esto es lo más parecido a un estado policial que existe más propio de odiadas dictaduras afortunadamente superadas. El el ojo del Gran Hermano de Orwell sigue más vivo que nunca.

 

Y como resulta que los sumarios tienen de secreto lo que yo de monje budista y su filtración a los medios está a la orden del día, el resultado final es que las imágenes de conocidos políticos, del PP o del PSOE fundamentalmente que son los dos principales partidos que ostentan los distintos poderes, salen a la palestra y las tertulias, dependiendo de la tendencia política del medio de comunicación que las patrocina, comienzan a echar más leña al fuego y tratarlos como presuntos condenados sin que el derecho a la presunción de inocencia, recogido en nuestra Constitución, valga para otra cosa que el papel higiénico.

 

Que conste que no salgo en defensa del aluvión de corruptos que está invadiendo nuestro panorama político y que, como setas en otoño, siembra de desconcierto y desánimo a una sociedad cada vez más harta. Solo digo que habría que poner coto coto a este deaguisado de manipulaciones que o hacen sino embarrar más el ya de por sí deprimente panorama político dándole alas a las demagogias baratas y a los populismos que ganan terreno en este río revuelto que se está convirtiendo con el paso del tiempo en todo un tsunami.

Pablo Iglesias se frota las manos pensando que, si gana quien él quiere, que no es otro que el ínclito Pedro Sánchez, tendría una mínima oportunidad de sacar adelante la pretendida moción de censura que ha presentado a Mariano Rajoy.

 

Por lo demás, todos los españoles, de derechas, de izquierdas, de centro y hasta los intrínsicamente apolíticos, estamos a la espera de lo que ocurra este domingo en esa consulta de la que puede depender el futuro inmediato de este país llamado España. Todos estamos con las carnes abiertas mientras Pablo Iglesias se frota las manos pensando que, si gana quien él quiere, que no es otro que el ínclito Pedro Sánchez, tendría una mínima oportunidad de sacar adelante la pretendida moción de censura que ha presentado a Mariano Rajoy. Pese a todas las encuestas yo sigo apostando por Susana Díaz aunque no las tengo todas conmigo. Sólo espero que los militantes socialistas, tan dados a ir a la contra de lo establecido, pongan algo de cordura en este desaguisado que puede darle la puntilla a un partido fundamental en la estabilidad de nuestro sistema político y nos saquen de este vivo sin vivir en mi en el que se está conviertiendo. Lo que necesitamos los españoles es algo de estabilidad para tratar de recuperar lo que perdimos en un lustro con Zapatero y su sucesor. Esperemos que sean conscientes de su voto y que Susana se haga con las riendas del partido. Los andaluces seríamos los primeros en agradecérselo, ¿verdad, cariño?.

*Benito Fernández es Periodista.

@maxurgavo