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Una milonga de ambición

Una milonga herida. Hay algunas mentiras que no hacen mal. Hay corazones fuera de hora. Se abandona la honradez. El mundo está hecho de historias.

Con un parche en cada herida Con mi sonrisa otoñal Yo te espero en la otra orilla Como si fuera casual.Miguel Di Génova

 

Una cosa es ser leal, otra que los versos sean fieles. Sentarse al borde de la vida. Vivir cada día en borrador. 

Extraña esa noche que no se termina. Acumular y acumular. Delito natural. Es fácil vivir con un puñal a la espalda. Valor para quererte más. El suele caminar junto a las farolas sin saber bailar. Hay amores que no llegan al amanecer. Hay noches que tiene los ojos en llamas. Puñaladas en esa zona donde se arruga hasta el alma. Te tiene en sus sueños febriles. Te acaricia, te muerde, te abraza y te llama. Noches que arruga la almohada. Beberse la oscuridad dejándose sacudir por unos cuantos euros. Jugarse la cartera. Apostarse la vida.

 

Muéstrame un jugador y yo te mostraré un perdedor, muéstrame un héroe y te mostraré un cadáver. Mario Puzo

 

Buscarla y no encontrarla. Amores tibios que no llegan a nada. Caprichosa ventura. Rara su boca sobre tantas vidas. Raro el frío de la noche cuando no aprieta su abrazo. Desvelos contando estrellas. Sacar a prender el alma. Soñarla en un rato del cinco estrellas y que se pudran al sol sus penas. No es el color de su sangre si no la velocidad con que corre por sus venas. Le guarda los secretos. Urgencia por dejar de oír esa voz en el silencio de la evidencia. Le gusta perderse de vez en cuando. Con aliados y enemigos, no tiene hueco para más. 

No se si serán sus ojos cuando deja de llorar. Leer casi sin ver. Aquel sabor que no encuentra por más que busca. Olerla. No estaba cuando los ojos abrió. El mundo continuaba sin razón por más que lo llenase de momentos que no sabe disfrutar. Fracturado. Viviendo sin safena. Hacer de tripas corazón. Botellas que tienen su sonrisa en la etiqueta. La circunstancia que quema las páginas que nunca escribe. No encontrar el color del calor. Perdido entre los placeres. Otra madrugada. Con todo pero sin nada. 

 

Y yo busqué, pero nadie tenía tus ritmos, tu luz, el día sombrío que trajiste al bosque, nadie tenía tus pequeñas orejas”Pablo Neruda

 

No le importa que no haya habido despedida. Solo quiere arrancarla de su mente. Le importa que haya olvidado el sabor de sus besos. Si el destino se la pone de frente la amará como en el pasado. Pero ya no podrá. Su roto por dentro lo domina. El dolor de patitas para afuera. Errante. Con el privilegio de las sombras de los malditos que nunca publicaron, entrando en una celda.

El futuro se le desmoronó. Un código de barras sin tasación. Temblor de pies con las piernas cruzadas. Registros de vergüenza. El depósito del penal está lleno de macutos de marca. Hubieran necesitado terapia. Ahora es tarde. Están trabajando en ello en las visitas semanales. Es lo que sucede cuando se vive buscando problemas. Hicieron el amor con los rumores. Lujosos pisos. Restaurantes célebres. Fortunas en paraísos a los que nunca regresará. La estrella que le alumbraba se apagó. Milongas en cautividad. 

 

Una parte de mi cree que soy un perdedor y la otra parte cree que soy todopoderoso. John Lennon

 

Otros se quejan llorando, el mira al suelo pa´ no llorar. Quedarse sin aire. Milonga de prisión. Tal vez pa´ decir que si, otras pa´ gritarte que no. No ver brillar la luz. Una filfa. Así no se ganaban las alas. Hacer que los ecos rogaran clemencia. Envuelto en una de esas noches de auxilio con ron recogido del vis a vis. Le siguen mil pasos que había dejado atrás sin un adiós. Hasta hacer palidecer al anillo que no deja de sacar y meter en su anular. Maldigo esta suerte ingrata que me tocó. Implosionó.  

Un romance de milonga. Milonga de una tradición. En un ron se refugió, como si así fuera a borrar su maldición. Descuidó lo más importante. Construyó una vida entre remiendos. Soñando solo. En cualquier rincón del mundo. Sin rumbo.
Lo único que se le ocurría a un hombre con el agua al cuello era buscar otro hombre también con el agua al cuello. Porque frecuentar a los que han tenido éxito cuando uno ha fracasado en todo a los treinta y cinco años, agria el carácter. Por supuesto, al principio distrae, hace soñar, anima. Después exaspera y por último agria. Suele pasar. «Que se levanten los muertos», Fred Vargas.

Un romance de milonga. Milonga de una tradición. En un ron se refugió, como si así fuera a borrar su maldición. Descuidó lo más importante. Construyó una vida entre remiendos. Soñando solo. En cualquier rincón del mundo. Sin rumbo. Varón pa´ quererte mucho. No poder cruzar a la otra orilla. Varón pa´ desearte el bien. Soñar con encontrarla* como si fuera casual. Tal vez no lo sepa nunca. Una milonga de ambición. Tal vez se lo arranque el olvido. Milonga para que nunca la canten en su balcón. Sentadito ahí en su sillón. Esperará. Con los viejos álbumes contemplando, sin recordar, las fotos pasar. La cena la sirven fría. Fue tan salvaje la sentencia. Un final que tal vez se lo cante al llegar Carlos Gardel. Tal vez… Mientras ella, enciende la música para apagar un rato su vida.

*Pero sentía que la había dilapidado del mismo modo en que uno dilapida el dinero.Tenía una vida, llena de niños y esposa y empleos y todas esas cosas que uno suele tener, y me las había arreglado para perderla. No, un momento, lo que digo no es exacto. Sabía dónde estaba mi vida, del mismo modo en que uno sabe dónde ha ido a parar el dinero que ha dilapidado. No la había perdido en absoluto. Me la había gastado. "En picado" (2005), Nick Hornby

 

Si muero en mi madriguera, mirando los horizontes, no quiero cruces ni aprontes, ni encargos para el Eterno. Tal vez pasando el invierno, me de sus flores el monte.A. Yupanqui