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Usted primero

¿Qué sitio queda para la cortesía en una sociedad de ególatras donde primero yo, después yo y siempre yo?

Clara Guzmán / Opinión.- Los otros días, que es una frase que se dice mucho en Ceuta, mi tierra, cuando no recuerdas la fecha concreta, estuve en la presentación del libro Usted primero, en el club Antares, organizada por la Fundación Cámara de Sevilla. Tengo que reconocer que tenía dos razones poderosas para asistir; la primera, el título de la obra. ¿Usted primero, en una sociedad de ególatras donde primero yo, después yo y siempre yo? Claro, que a veces les dan un poco de cancha al yerno o al cuñado, por aquello de que no hay nada más lindo que la familia unida, y realmente la suelen pifiar. Les dan la mano y se toman el pie ¿No os parece?

La segunda era conocer en persona a Carmen Posadas, autora por colleras de la obra con Marta Robles. Lo de por colleras, que queda más castizo que al alimón, nos lo dijo la difunta duquesa de Alba a María José Carmona y a mí cuando Giménez-Alemán nos mandó entrevistarla con motivo de la reciente boda de su heredero. Y son cosas que marcan, qué quieren que les escriba.

Carmen Posadas no me defraudó. Me pareció una señora con mucha clase y ya saben que la clase se transmite por vía láctea. O sea, se mama. Tan señora que anduvo todo el tiempo pendiente de que no se le viera la canal de su cuerpo, buen cuerpo, por cierto, como el de su compañera, vestido con una mezcla de colores muy ácrata: roja la chaqueta y negro el pantalón.

[blockquote style=»1″]Las autoras, a las que presentó muy en su salsa, el periodista Cristóbal Cervantes, confesaron que el libro lo iban a titular: “Por favor, no me llames cariño”.[/blockquote]

Marta Robles, no. Marta Robles se aplicó ese dicho tan antiguo ya de que lo que se van a comer los gusanos que lo vean los cristianos. Y nos hizo un gran despliegue en rosa empolvado de brazos torneados en machaque gimnástico y piernas, espléndidas piernas, sin medias. Lo de la ausencia de medias es ahora lo más fashion en Nueva York, aunque tenía entendido que las fashion victim habían muerto… de hipotermia.

Usted primero, editado por Planeta, es un libro de protocolo, de buenas maneras, de urbanidad, que parte de la biblia británica de la elegancia, Debrett’s Etiquette and Modern Manners. Ya saben que los hijos de la Gran Bretaña son la diplomacia andante. Oliente es otro cantar, porque su fama de espesos los acompaña desde tiempos inmemoriales, provocando esa fatiga seca de la que suele hablar en verano mi colega Diego J. Geniz.

Las autoras, a las que presentó muy en su salsa, el periodista Cristóbal Cervantes, confesaron que el libro lo iban a titular: Por favor, no me llames cariño. Esa cantinela que te espeta en la actualidad la cajera del súper, la asesora del banco, la comercial de cualquier firma y ese marido a su señora, a veces con el diminutivo cari, que aún tiene más delito.

Dijeron que la elegancia implica no hacer daño a los demás, que el humor te salva de todo, que escuchar es la primera arma de seducción y que un piropo bien dicho, ingenioso e inteligente gusta a todo el mundo.
El que estuvo ingenioso fue el presidente de la Cámara de Comercio, Francisco Herrero, cuando preguntó a las autoras si comemos bien los caracoles. Los autóctonos, claro. Esos que se rechupetean y no sólo pican, empican. Al desconocer esta variante de cornúpetos, quedaron emplazadas para una invitación en junio.

La que no quedó satisfecha fue la señora enjoyada, empielada y empeluquereada que me encontré en los aseos al finalizar el acto.

Mirándome fijamente a los ojos me dijo con la sabiduría de los años:

–El libro es muy bonito, ellas son estupendas, pero todo es teoría, la realidad es otra. Mire, mire cómo han dejado el servicio. No han tirado de la cadena. Claro, como hay que bajar la tapa. Pase, pase y vea.

–Usted primero, señora, usted primero.