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Vox, Nobita y Doraemon en El Ejido

De la más que cantada escisión de Vox en El Ejido, aunque eso depende de Vox Madrid, podrían salir 7 ‘tránsfugas’.

Teología y geometría 

 

Tengo dos amigos, y algún otro amigo facebookero, que conocen a Juan José Bonilla y dicen tener muy buen concepto de él, a pesar de estar en Vox, una militancia que, vuelven a decir, no va con su carácter. A Juan José Bonilla le mató a su padre, siendo él muy joven, un perturbado marroquí de 25 años, Cherki Hadij, que fue condenado a 25 años de prisión tras los asesinatos del padre de Juan José y de un vecino de finca, José Ruiz. Cherki andaba por el laberinto de caminos entre invernaderos en la zona de Santa María del Águila y lo importunó un perro ladrándole. Extraña pensar que algo tan aparentemente trivial pudiera provocar la muerte de dos personas, pero así fue finalmente. Era el 22 de enero del año 2000. Dos semanas más tarde, otro perturbado marroquí asesinó a Encarnación López, de 26 años, en el mercadillo de Santa María del Águila. Estos fueron los antecedentes que ‘provocaron’ los llamados ‘Sucesos racistas de El Ejido’. 

Ya conocidos los antecedentes, imaginemos uno de eso rótulos que en las películas permiten esos saltos temporales en segundos:

 

19 AÑOS DESPUÉS…

 

A partir de aquí comenzamos a contar otra parte de la historia que tiene que ver con el éxito reciente de Vox en El Ejido. Por lo general, ni los muchos enviados especiales, extranjeros y españoles, ni los cronistas locales, provinciales y autonómicos han mentado nunca algo que ha estado delante de las narices de todo el mundo cuando se han puesto a analizar nuestra realidad social: el municipio de El Ejido, en cuanto a la gestión pública y a la prestación de servicios se refiere, y a falta de conocer las cuentas reales, es a día de hoy algo muy parecido a un municipio fallido, con un alcalde imputado y procesado al mando reelegido por tercera vez, esta vez con 9 concejales de 25 y con una deuda, de grande a enorme, que nadie conoce con exactitud.

El pálpito general en el Ejido previo a las elecciones municipales era que la gente quería un cambio, pero de derechas, que acabara con la percepción de que el modelo de municipio de El Ejido había fracasado, mientras en los municipios vecinos de diferente pelaje se sigue avanzando, desde la integración, caso de Vícar, o desde el mercado y sus oportunidades, caso de Roquetas. He ahí una explicación sencilla de por qué el fenómeno Vox no ha remitido en El Ejido en las elecciones municipales, a pesar de las ayudas extra de las que ha gozado el PP local, mientras que en otros municipios con un porcentaje de votos a Vox en autonómicas y generales similar, caso de la cercana Balanegra, o algo inferior, caso de Vícar, Níjar, Roquetas o La Mojonera, el voto a la formación de ultraderecha ha descendido considerablemente. Mayoría absoluta del PSOE en Níjar y Vícar, mayoría del PP en Roquetas y de un partido independiente en La Mojonera, mientras en El Ejido, un Vox apaleado por ‘críticos’ puestos finalmente al servicio del PP conseguía ni más ni menos que 7 concejales que podrían haber sido 9 o más con menos juego sucio.

 

En la jornada electoral pude ver cosas que no creeríais, votantes del PP, indignados por tener que votarle al PP, voxers indignados por tener que votarle al PP, indignados en general que se olvidaron de votar y gentes que cambiaron de voto a última hora o no votaron abrumados por la presión propagandística pepera habitual.

 

Pero volvamos a Bonilla. Vox, cuando eligió a Juan José Bonilla, eligió un símbolo, aunque hay quien piensa que a Vox alguien del PP le impuso un símbolo, alguien cuya fuerza simbólica funcionara a escala nacional: alguien cuya vida quedó destrozada por culpa ‘de la inmigración’. Pero los críticos voxers de El Ejido criticaban que a su vez Bonilla hacía negocio con los papeles de los inmigrantes y un empresario que apaleó a unos marroquíes que entraron en su almacén lo culpaba de su condena, por trabajar entonces de pasante en el despacho de abogados que defendió a los marroquíes, e inició una campaña feroz en las redes contra Bonilla en plena campaña electoral.

Bonilla fue militante del PP toda la vida, pero esta navidad pasada, el día de las elecciones andaluzas, casualmente, rompió públicamente su carné. Ver vídeo inserto en este artículoVox eligió un símbolo, decíamos, pero eligió algo más, eligió un personaje con una vis tragicómica tremenda que, perdonen la inmodestia, creo haber sabido ver desde el primer día. No puedo parar de reír cuando veo el vídeo que en plena presentación de la sede de Vox en El Ejido, su propio despacho de abogados, con los nervios a flor de piel y la sede completamente abarrotada y gente en los pasillos y en la calle, al dirigirse al público en las palabras de cierre del acto, Bonilla invitó a aportar cosas positivas, a ayudar, a arrimar el hombro (ya tenía a los críticos de Vox haciendo mucho ruido contra él) y dijo para finalizar: ¡UNIDOS PODEMOS!

 

Desde ese instante supe que Bonilla daría muchas tardes de gloria en esta maltrecha plaza de El Ejido.

 

Y fíjense si me equivocaba: ha sido tomar posesión de su cargo, llegar a un acuerdo con el PP, repartir los sueldos entre los suyos, siete concejales siete sueldos, más los nueve del PP dieciséis sueldos en total (algunos divididos por la mitad para no tener dedicación exclusiva), y llegar el primer conflicto con Vox a cuento de una plaza de diputado provincial que su partido quería otorgarle a un concejal de Adra, donde han conseguido 2 actas, y que Bonilla ha recogido para sí en medio de una bronca monumental en la Junta Electoral de Berja, rompiendo la disciplina de partido.

¿Podría ser también El Ejido el símbolo del principio del fin de Vox? Pudiera ser. Pero de momento lo que parece que puede volar por los aires es el pacto PP/Vox en el municipio. Pero pasa que en el consistorio de El Ejido ya no queda nadie que no quiera relaciones con ellos. Ya no está la combativa Eva Liria, de UPYD, ni IU, que ha perdido sus dos concejales, blandos haciendo oposición, a mi entender, pero IU. Ya se ha hablado de un pacto frustrado con el PSOE, de esos por debajo de la mesa, y Ciudadanos podría también avenirse a razones, siempre, dicen, que Paco Góngora, imputado y procesado, dimita, aunque si no dimite qué se le va a hacer, habrá que llegar a algún acuerdo ‘por el bien de El Ejido’. De la más que cantada escisión de Vox en El Ejido, aunque eso depende de Vox Madrid, como todo en Vox, podrían salir 7 ‘tránsfugas’ o el resto de subdivisiones o combinaciones que a usted se le antojen, de momento Bonilla y su lugarteniente, la número 2, han sido expulsados, pero en mi opinión es posible que no quede la cosa ahí. Podría ser que no, pero recuerden a Doraemon y su bolsillo mágico. Hagan apuestas. Rien ne va plus.