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¡Vuelve a casa por Navidad!

Benito Fernández / Opinión.- Decididamnete los andaluces no tenemos suerte con nuestros políticos. Las escasas personalidades que valen algo se van pronto a Madrid huyendo de esta tierra como como si estuviésemos infectados, como si Despeñaperros fuese ese infranqueable muro que separa el primero del tercer mundo, el Rubicón que hay que atravesar para lograr ser reconocido. Le pasó a Felipe González y a Alfonso Guerra, le pasó a Javier Arenas, le pasó a Julio Anguita y antes a Antonio Hernández Mancha, a Soledad Becerril, a Manuel Clavero y a Jaime García Añoveros. Todos ellos se vieron obligados a emigrar para que se les reconociese su vanlía. Madrid siempre ha sido el rompeolas donde acaban desembocando todos aquellos que tienen alguna aspiración política fuera del catetismo y el ombliguismo narcisista que rodea todo lo que ocurre en Sevilla.

No es de extrañar, por lo tanto, que, dadas las expectativas que algunos han creado a su alrededor, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz esté a la espera de lo que ocurra en próximo 20-D para decidir cual va a ser su futuro. Un descalabro de Pedro Sánchez en las generales, si tal y como indican las encuestas el PSOE es superado en las urnas por Ciudadanos, aceleraría su toma de decisión, solapada en estos momentos por la falta de seguridad en el futuro. Porque, digan lo que digan, Susana sólo se embarcaría en esta nueva aventura si estuviese segura de conseguir sus objetivos, que no son otros que repetir en España lo ya logrado en Andalucía, ser la primera presidenta del Gobierno de la Nación.

Aseguran quienes la conocen que todos los rumores sobre su posible futura marcha a Madrid son infundados, que Susana ha colmado sus aspiraciones políticas al conseguir esa deseada meta de la Presidencia de la Junta por la que tanto ha luchado desde fuera y dentro del partido socialista, llegando incluso a traicionar a quienes, como es el caso de Pepe Griñán, pusieron en ella sus esperanzas de sucesión. Yo no estoy tan seguro. La “ambición rubia” aspira a más, a mucho más. Y sabe a ciencia cierta que, antes o después, se va a cumplir el conocido refrán de esperar sentada en la puerta del Palacio de San Telmo a ver pasar el cadáver de su amigo y compañero. Y me da a mí que no va tener que esperar demasiado tiempo. 

Susana es ya, lo quiera o no Pedro Sánchez, una lideresa nacional, un referente al que acuden todos aquellos que quieren conocer cuál va a ser el futuro a corto y medio plazo del todavía primer partido de la oposición.

De ahí que no se moje ni se complique la vida con los problemas que afectan a los andaluces. No pierde el tiempo en tonterías. Ella está por encima de cualquier nimiedad como la de gobernar una comunidad que ostenta el récord de parados de la Unión Europea o el peor nivel educativo. ¡¡¡Chorradas!!! Para ella es mucho más importante cualquier otro ausunto que ataña a los intereses generales del Estado como el del separatismo catalán, la reforma de la Constitución o el pacto antiyihadista. Ahí es donde demuestra su sentido del Estado, su carácter de estadista por encima de intereses regionalistas. Como decía el chiste de los vascos a los que le regalan unos Mercedes cuando estaban buscando setas, Susana está a Mercedes y no a setas.

Sus interlocutores no son, claro está, ni Juanma Moreno, un segundón en manos de los impresentables de toda la vida, que sigue sin enterarse de qué va la cosa en Andalucía, ni cualquier otro representante regional de Ciudadanos, Podemos o IULV-CA. Si tiene que discutir algo importante, Susana acude directamente a Mariano Rajoy, a Albert Rivera o a Pablo Iglesias o baja Durán Lleida a hablar con ella de Cataluña (el pobre de Garzón cada día pinta menos). Es ya, lo quiera o no Pedro Sánchez, una lideresa nacional, un referente al que acuden todos aquellos que quieren conocer cuál va a ser el futuro a corto y medio plazo del todavía primer partido de la oposición.

Quizas no le falte razón. Porque el panorama actual de los poíticos andaluces es bastante penoso. Ni en su partido ni en el PP, y menos aún en Ciudadanos, Podemos o IULV-CA, hay actualmente figuras que destaquen. Los máximos responsables de todas estas fuerzas políticas, sobre todo los del PP, han dejado Andalucía de la mano de Dios colocando a segundones sin carácter, personalidad y fuerza que va a acabar hundiendo los restos del naufragio que resistieron los embates de los comicios municipales. Vamos a ver si muchos de los actuales líderes regionales no se van a ver obligados a volver a casa por Navidad cuando se abran las urnas del 20-D.