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Y el PSOE se defenestró

Los temores iniciales se revelan ahora como predicciones tristemente certeras.

Lamentablemente, a nadie le puede sorprender. Si anteriormente aludíamos al auténtico despropósito traicionero que supuso que el PSOE pactase con los comunistas, los golpistas catalanes, los etarras de Bildu y el pesetero PNV, ahora no tardamos en comprobar cuáles van a ser las consecuencias prácticas para todo el país de estos acuerdos oscuros. Ahí es donde se masca la tragedia, pues si tan sólo se le pasase factura el PSOE, allá él con sus juegos. Pero cuando el cargo se hace al conjunto de la sociedad española, ya la cosa no puede ser tan hilarante.

 

Empeñados tanto Pedro Sánchez como el conjunto de su partido en aplicar su programa de gobierno -sea cual fuere- por encima de los costes que ello pudiera tener para la sociedad, los temores iniciales se revelan ahora como predicciones tristemente certeras. Lo que ha provocado el auge del nacionalismo en nuestro país, no se nos olvide nunca, ha sido la política de cesión constante ante él allá donde ha aparecido. Cataluña, País Vasco, Valencia… Empleado como moneda de cambio electoral, nunca se le ha puesto coto y hasta se le ha fomentado cuando se preveía que podía surtir efecto convenientemente. Pues fue el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero el que impulsó siempre que pudo el crecimiento del nacionalismo catalán para que estos le prestaran sus votos en las investiduras y facilitasen sus políticas.

 

Fue Zapatero quien impulsó el Estatuto que el Tribunal Constitucional declaró ilegal en 14 artículos, atreviéndose además a enmendarle la plana y a desautorizarle, en la buena y serena praxis del Jefe de Gobierno que nunca tuvo la altura necesaria para ser.

 

 

Pedro Sánchez sigue el mismo camino. Pero no sólo él. Porque sólo un Partido al que le importe un pimiento España puede consentir e impulsar lo que sucede en las Islas Baleares, Comunidad Autónoma gobernada por el PSOE a la cabeza de la cual está Francina Armengol, en la que se asiste a un adoctrinamiento brutal en la aulas de la ideología pancatalanista, el nacionalismo excluyente, todo ello salpicado por una dura política lingüística que está ocasionando que la sociedad balear pierda talentos mes tras mes y que los servicios públicos y sociales no pueden funcionar como deben porque quienes pueden encargarse de ellos no hablan catalán.Si no hablamos ya de la dictadura ideológica, política y social que viven los ciudadanos no nacionalistas,aquí y en todos los sitios donde el nacionalismo ha contado con actores políticos lo suficientemente decididos. El PSOE se ha apropiado, como en Andalucía, de la mitomanía nacionalista y la ha instrumentalizado a su servicio durante décadas. Ahora van a recoger tempestades. Deben asumir su responsabilidad en un desastre del que son protagonistas privilegiados. Sánchez va a redoblar esta política. Acercará a los políticos presos -no los llama presos políticos por pura contención, pero su trabajo le cuesta morderse la lengua- a una Generalitat Catalana que tiene competencias Ejecutivas en Política Penitenciaria, que está en manos de un independentista xenófobo que desafía al Estado de Derecho día sí y el otro también, y que ha dejado más que claro que continúan con la agenda rupturista que ha llevado al antiguo Ejecutivo Autonómico a la cárcel o huir cobardemente.

 

Otro tanto pasa con el País Vasco, sólo que aquí los golpistas son sustituidos por etarras reciclados que guardan las pistolas humeantes de los tiros en la nuca en casa con la idea de que el anhelo de la Independencia se conseguirá mediante la presión y el juego político que ponga en jaque a gobiernos tan débiles y carentes de lealtad a sus ciudadanos como el que hay ahora.

 

Ahí lo tienen. Esta política penitenciaria retorcida e indigna para las víctimas del terrorismo-que lo han sido los ciudadanos españoles en su conjunto teniendo que convivir con una banda de asesinos sin escrúpulos- impulsada por Pedro Sánchez se propone acelerar la excarcelación de los presos de ETA, si bien no en masa, pero sí metiendo prisas con casos particulares que se transformen rápidamente en una cifra numerosa para satisfacer a sus amigos del PNV y a los herederos de la banda terrorista.Toda una muestra de las prioridades y de la forma de gobernar del PSOE. Sus críticas al PP queda claro que eran mera propaganda del juego de la oposición, pero en perfecto anclaje con la metáfora bíblica del sepulcro blanqueado.

 

Si esto no es suficiente, hay más. No hay nada más útil para amoldar conciencias que una Televisión Pública -o sea, del Estado; o sea del Gobierno; o sea, del Partido que gobierna o de sus amigos- y escribir la Historia a conveniencia. En la línea del zapaterismo más cerril, las nuevas políticas de Memoria Histórica, muy lejos del ánimo reconciliatorio que proclaman a los cuatro vientos, no constituyen más que un conjunto de medidas revanchistas y cargadas de odio. Plenamente identificados con el Golpe de Estado de 1934, el Fraude Electoral de Febrero de 1936, la Dictadura del Frente Popular y la Ejecución de sus enemigos políticos, entre las que se encontraron casi 7000 eclesiásticos-en lo que ha sido una de las mayores Persecuciones Religiosas de la Historia- el PSOE, Unidos Podemos y cía se proponen ahora impulsar medidas destinadas exclusivamente a enfrentar a los españoles otra vez, reabrir heridas e imponer su versión de la Historia,que no es otra que la del bando perdedor en la que será siempre nuestra mayor vergüenza, la Guerra Civil.

 

Propaganda por Historia, con una Propuesta de Ley que establece penas pecuniarias y de cárcel para quien no cumpla con sus postulados, junto con la prohibición y la incautación del material de aquellos que expresen una visión diferente a la que impone la Ley.

 

Una desjudicialización en toda regla,que traslada al ámbito administrativo cuestiones que ahora serán “enjuiciadas” en procesos con muchas menos garantíasy con presunción de veracidad por parte de la Administración. No son idiotas. Son los auténticos herederos de Franco,dispuestos a aplicar las mismas políticas que aplicaba su régimen. Imponer su verdad por la fuerza, exigirla por Ley y castigar a los discrepantes.Es lo que siempre hacen dada su carencia absoluta de proyecto de país. Viven del pasado porque no tienen capacidad para hacerlo del presente. Si algún día se saca una Ley para que se enseñe en las escuelas el historial terrorista de los socialistas y comunistas españoles, desde la Matanza de Paracuellos hasta los GAL, pasando por la represión estalinista y la quema de Iglesias, se van a echar a temblar. Ahí tenemos a Manuela Carmena y Ada Colau, homenajeando chequistas y asesinos del Madrid revolucionario.

 

¿Qué se necesita para que todo esto encuentre salida en el mercado de las ideas? Un buen canal de distribución. O lo que es lo mismo, una Televisión Estatal politizada hasta los topes. Una mentira más, de todas las que han caído. Los que criticaron la Televisión Española de Mariano Rajoy acuerdan a oscuras dejar que sea Pablo Iglesias quien decida quién la dirige, con la idea no de despolitizarla, sino de politizarla más aún y en su sentido ideológico, para poder así adoctrinar más y mejor, intenciones que nunca ha ocultado.

El Gobierno socialista se ha sacado de la mano un Decreto -como tanto le gustaba hacer a su denostado PP- para relevar a la cúpula de RTVE sin el procedimiento de Concurso Público que se aprobó en el Congresocon anterioridad. Una medida que desprende autoritarismo por los cuatro costados y que pone de manifiesto la prisa que tienen socialistas, comunistas y sus socios de cambiar las cosas con rapidez e imponer sus criterios antes de que la oposición pueda hallar margen de maniobrabilidad alguno.

 

El perfil de Andrés Gil anula la necesidad de más comentarios al respecto. Ni televisión de todos, ni pluralismo ni apoliticismo. Propaganda, manipulación, autoritarismo, opacidad y secretismo. Vamos, lo que había antes, pero al servicio de unos partidos políticos diferentes.

 

 

Esta es, señoras y señores, la verdadera cara del gobierno actual. Un gobierno que no tiene otra intención más que regresar a unas políticas que siempre han traído problemas, miseria, malestar e injusticia,llevados por un revanchismo cargado de iraque no sirve para desviar la vista -como es su intención- de las subidas de impuestosque se vislumbran en el horizonte y que supondrán, una vez más, un castigo injusto para una población que se ha merendado lo peor de la crisis mientras los que ahora trafican con sus bolsillos y libertades se remojaban en las piscinas de sus chalets.