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Y, en noviembre, campaña electoral andaluza

¿Aceptaría Teresa Rodríguez de 'Adelante Andalucía' ser presidenta del Parlamento andaluz y facilitar la investidura?

 

 

Noviembre, ese mes que antaño significaba oscurecer antes y esperar a diciembre, también esta vez será de espera, pero de las elecciones andaluzas. Temo que, este mes de campaña, va a discurrir entre el tedio y el miedo. El tedio lo pondrán los ciudadanos y el miedo los partidos políticos, temerosos de decir o hacer algo que desperece a los votantes, les saque de su indiferencia y les movilicen en contra suya. Las elecciones son el momento de la venganza de los electores. Como hizo notar Reubrouck, no deja de ser curioso que elecciones y élite tengan la misma raíz etimológica y que los que nos gobiernan sean los elegidos y últimamente odiamos a las élites (yo, les seré sincero, solo hasta que pueda ser uno de ellos).

 

Así que, cuidado con lo que se dice -pensarán para sí- no sea que la ira del votante nos alcance, que aún el resentimiento de la pasada crisis está fresco. Será, pues, interesante ver como los jefes de campaña aguzan el ingenio para motivar lo justo, atraer sin ahuyentar. Javier Arenas que, una vez, ganó las elecciones en Andalucía y no gobernó, sería un ejemplo de ese miedo llevado al extremo. Para no espantar hizo una campaña tan, tan sosa, rehuyendo debates no sea que dijera algo impertinente y refugiándose en clichés que se fue empequeñeciendo según pasaban los días, hasta desaparecer en la amarga victoria.

 

Javier Arenas que, una vez, ganó las elecciones en Andalucía y no gobernó, sería un ejemplo de ese miedo llevado al extremo.

 

Según las encuestas -después vete a saber cuánto coincidirán con el resultado final- ganará Susana Díaz y el resto estará ahí, un poco juntos todos. De hacer caso a lo que prometen estos días, ninguno sus votos a Díaz para que gobierne, que se vería otra vez -como en 2015- esperando a ver quién se anima. Así en la precampaña deberían responder a la principal pregunta ¿Harán a Díaz un Rajoy, esto es, obligarán a repetir elecciones? No sé yo. Las promesas electorales, como sabemos, mueren la noche en la que se conocen los resultados y dan paso a expresiones como: por responsabilidad, por evitar el paso a este, por garantizar la gobernabilidad, en suma, lo habitual.

 

Como no van a responder, de verdad, a esa pregunta, sobra la siguiente. ¿Quién facilite la investidura, qué reclamará a cambio? Dicen -pero la gente somos malos- que algún dirigente de Ciudadanos se veía de Consejero o Vicepresidente. Por el otro lado, ¿aceptaría Teresa Rodríguez de Adelante Andalucía ser presidenta del Parlamento andaluz y facilitar la investidura?

 

Todo son preguntas cuya respuesta se exportará a después de votar, pues, como dice el proverbio hindú, lo importante ocurre en nuestra ausencia.

 

¿Quién facilite la investidura, qué reclamará a cambio? Dicen -pero la gente somos malos- que algún dirigente de Ciudadanos se veía de Consejero o Vicepresidente.

 

Y ¿las listas? ¿qué me dicen de las listas? El PP anda cambiando el nombre de quienes las encabeza por eso de que Pablo Casado ganó. Los cautos calcularon que saldría mejor apoyar a Soraya Sáenz de Santamaría para liderar el partido y resultó que no, que hubiera sido mejor ser osados. El PP tiene además un problemilla. No puede basar su campaña en cambiemos lo de siempre en Andalucía, porque ellos forman parte de los de siempre. También es verdad que ha sido un siempre en la oposición. Pero si unos llevan casi 40 años gobernando ¿a qué se han dedicado los otros para que eso ocurriera. ¿Pusieron interés al tema? El caso es que los votantes de esa franja tienen otra opción que se presenta como fresca y nueva. Ciudadanos. Además su líder andaluz es poco conocido, lo que permite que parezca un recambio, pese a que su historial político ha sido ir recambiándose de partido. Creo que pasó por todo el arco parlamentario. Pero da igual, es bueno tener una mente flexible.

 

La campaña, por tanto, de los situados a la derecha de Susana Díaz será entretenida. Nada de hablar del paro, o sin profundizar. Primero para no correr el riesgo de decir que la situación mejora. Andalucía ha bajado su tasa de paro del 36,7% allá por 2013 al 23% actual.

 

Nada mejor no meterse en eso. Además Susana Díaz tiene suerte en este tema. La Encuesta de Población activa del tercer trimestre -y su subida del desempleo- se conocerá el próximo jueves. El paro registrado a principios de noviembre y después ya nada hasta después de las elecciones. El tema, ven, no dará para mucho de sí. Ya sabemos que hay fluctuaciones estacionales. Lo sabemos todo. O casi todo. Lo que no acabamos de saber es porque Andalucía tiene tasas de desempleo tan altas o porque la tasa más baja de paro, segundo trimestre de 2007, en pleno boom inmobiliario, fue del 11,95%, una cifra que ni en lo peor de la crisis han sufrido la mayor parte de los países europeos. Hoy, por ejemplo, La República checa no llega al 2,5% de desempleo. Bien, ese tema, también nos los saltamos por cansino.

 

El PP tiene además un problemilla. No puede basar su campaña en cambiemos lo de siempre en Andalucía, porque ellos forman parte de los de siempre.

 

El PSOE andaluz, pues, también pasará por noviembre con una campaña suave. Habrá abrazos a niños -y más ahora, donde al menos durante unos días habrá que abrazar a niños de 10 años por eso de la señora Tejerina- y sus listas electorales serán casi iguales a las de la vez anterior, y anterior de la anterior. Este partido -digo este porque estoy afiliado a él, todo sea dicho- está lleno de perennes. El argumento es la experiencia, claro, que no deja de ser un poco falacia. Pues en algún momento habrá que dejar que otros tengan “esa” experiencia. Si, pero no ahora. Lo que en el fondo da igual. Aquellos que salgan de la lista tendrán otro destino, como en los ejércitos.

 

Total, que habrá que poner mucha imaginación para encontrar interés en esta campaña. Lo bueno será después, y quizás entonces para algunos de nuestros políticos llegue el verdadero miedo, y no por las urnas, sino por cómo gestionar lo que salga de ellas.

Así, pues, en estos momentos antielitistas se va a hacer muy difícil diseñar una campaña.