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¿Y Susana Díaz?

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Pepe Torrente

Oímos la opinión de los demás sobre el NO a Rajoy en todas sus partes pudendas, que las tiene, pero no escuchamos cómo es de grande el NO de Susana a Mariano, aunque lo suponemos. Más que nada por averiguar si es un NO añadido a lo que hasta hoy ha hecho Pedro Sánchez. Es evidente que del acompañamiento verbal o sonoro que revista ese NO de Susana, desde su boquita de comer a diario hasta nuestros oídos ansiosos de escucharla, tomaremos nota sobre el tono y las ganas con las que defienda lo uno y lo otro. Al menos, de puertas hacia afuera.

 

Parece extraño, pero no oímos la voz trianera de Susana. No sabemos sí su NO es rojo y decente como ella, o es un NO de cachemir enfundado en botos de Ubrique, un NO vayamos a que Pedro se salga con la suya.

Si bien desde Extremadura piden un NO sin remilgos, pero con la mirada puesta en la abstención controlada, mirando por España; desde Castilla La Mancha el NO que piden es de quita y pon, según venga el día de enganches y enfados con los de Podemos que allí los apoyan, parece algo más clarividente el arreglo que proponen Felipe, Zapatero o Alfonso Guerra, a los que se une, cuando puede y le preguntan, Lambán de Aragón y quítame allá esos complejos. Todos estos, como una manera razonable de parecer razonables, creen conveniente hacer valer el papel del interés de Estado, como ser superior, ante esta crisis política que aún nos cubre.

Parece extraño, pero no oímos la voz trianera de Susana. No sabemos sí su NO es rojo y decente como ella, o es un NO de cachemir enfundado en botos de Ubrique, un NO vayamos a que Pedro se salga con la suya, o un NO me pillarán a mí en esa plaza veroniqueando y capoteando de chicuelinas, que ese no es mi toro, de momento.

Ella no es mujer de ir a primarias de su partido con rivales. Que la discutan y le rebatan la saca de sus casillas de diva.

No conocemos si el verano de Susana ha sido de un permanente sufrir, pendiente de España (porque Andalucía es España); si, agobiada por las noticias de sus recortes en Sanidad, se ha pasado el día en el despacho de la arena, tomando la temperatura al sol mientras otros hacíamos cola en urgencias para ser atendidos; si ha estado organizando el NO de todas sus fuerzas hasta que Pedro se funda en el barrizal en que nos ha metido a todos; si su plan, por sibilino, incluye la caída del imperio de Pedro para que surjan las voces desde los escombros llamándola a ella al rescate, oh líderesa, a hacer de arquitecta del nuevo progresismo, y olé, o si, simplemente, es que se está haciendo la interesante.

Lo que sí parece claro, clarísimo, es que tras esa derrota electoral muy reciente en Andalucía, el peso de Susana parece menguar en el ámbito territorial del estado progresí. Ella no es mujer de ir a primarias de su partido con rivales. Que la discutan y le rebatan la saca de sus casillas de diva. De salir, de hacerlo público, será por demanda interna aclamadora, que ella no está acostumbrada a que le tosan, ni siquiera a la réplica. Por eso su NO es tan importante saberlo, conocerlo. Para ver para quién es el NO, y a quien benefician sus consecuencias. A ver si llega septiembre y Susana nos despeja la duda. Sin premura.