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¿Hacía falta humillar públicamente a Susana?

Pepe Fdez
Pepe Fernández*

Fue con diferencia mucho peor que la noche del 21M que ya es decir. Más amargo que la derrota de las primarias ha sido el recochineo empleado por los vencedores que no dejaron nada a la improvisación. Hasta el secretario para la Memoria Histórica es andaluz.  Socialista y Catedrático de Historia de la UAL apoyó a Sánchez desde Almería. Nada que ver con el perfil de Diego Valderas. Hay quien ha visto un zasca.

Pasado el 39º Congreso muchos socialistas y votantes del PSOE, especialmente andaluces, se preguntan hoy ante las imágenes distribuidas si hacía falta humillar públicamente a Susana Díaz. Pero sobre todo se preguntan asustados si, vista la escenificada ruptura del 39 congreso, está comenzando el principio del fin de los gobiernos socialistas en Andalucía ininterrumpidos desde 1982.

Desde luego el hecho políticamente más llamativo del congreso socialista de este fin de semana fue comprobar como Susana Díaz y sus leales delegados de la numerosa federación andaluza decidieron pasar olímpicamente de cuanto se hacía y decidía en el cónclave socialista. Solo docena y media de delegados/as andaluces participaron activamente en los trabajos del congreso. Dejar los asientos en negro a muchos les pareció una irresponsabilidad manifiesta de los que hasta antier mismo se les llenaba la boca proclamando partido, partido, partido. Algo increíble, salvo que el PSOE-A haya decidido convertirse ahora en un partido autonomista que solo obedezca a intereses andaluces,  heredando la principal bandera de lo que representó el PSA en los 70/80 y que los socialistas liquidaron.

 

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Los asientos de la delegación andaluza del PSOE se fundieron a negro a las pocas horas del inicio del 39º Congreso.

 

Susana Díaz abandonó prácticamente la noche del sábado su escasa o nula actividad congresual, no asistiendo a la clausura del domingo y, por tanto, no escuchando en directo el discurso programático del renacido Secretario General, todo ello con la excusa de que el lunes 19 tenía un acto institucional en París. Cabe preguntarse malévolamente si el viaje lo hacía en diligencia o haciendo escalas para ahorrar, todo para asistir a una feria del sector aeronáutico con gran presencia andaluza. Pero todo sonó a pretexto.

 

Un breve encuentro de 8 minutos

 

Cuando Susana fue recibida a última hora de la noche del sábado por Pedro Sánchez, la jefa de filas del socialismo sureño ya sabía que una cosa era lo que el sanchismo declaraba en público sobre la cacareada integración y otra bien distinta lo que finalmente estaban haciendo o pensaban hacer, esto es desestabilizarla en su propio feudo andaluz. Nada nuevo, prácticamente la misma actitud que el susanismo mantenía respecto a la nueva dirección federal,  sin escatimar gestos como adelantar dos meses el congreso regional para evitar que se organice una alternativa. Nadie duda que si la vencedora de las primarias hubiese sido Susana habría aplicado el mismo manual de limpieza étnica que Sánchez, incluso con peores formas contra el que siempre quedaba segundo. Tras las repetitivas muletillas de Susana Díaz “estamos para arrimar el hombro y volver a ganar el gobierno de España” o “Pedro Sánchez tiene las manos libres, no le he pedido nada”, se ocultaban otras agrias sensaciones a tenor de las actitudes y comportamientos por llegar en horas posteriores.

 

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Ocho minutos escasos duró la charla nocturna entre Susana y Pedro Sánchez en la planta cuarta del Ifema. Visto el semblante y oído el tono entrecortado de la presidenta a su salida, no parece que fuese de su agrado cuanto confirmó tras mirar a los ojos a su gran adversario político y enemigo personal Pedro Sánchez, absolutamente venido arriba en esos momentos. La nariz de Díaz, bastante enrojecida, delataba que había usado medio paquete de cleenex antes de recomponerse y dar la cara ante los periodistas. Alguna fuente cercana asegura algo más: que en los pocos minutos que antecedieron a la comparecencia ante los medios, “Susana no pudo más y estalló, llorando a moco tendido como nunca antes se la había visto”. Por eso pidió a los periodistas unos minutos para reunirse con su equipo; habría sido incapaz de mantener la figura con entereza de no mediar ese desahogo semiprivado con llantina incluida. Salió literalmente destrozada de su último y breve encuentro con Sánchez, el nuevo emperador socialista.

No era para menos. Que de los andaluces que irían en la nueva ejecutiva ni uno iba a ser de su cuerda dejaba en evidencia que estaba siendo rodeada en su feudo y que eso tendría consecuencias a corto y medio plazo en su estabilidad política y aspiraciones personales. Las lanzas y espadas seguían en alto y el ejército enemigo se estaba nutriendo de nuevas incorporaciones, con la vieja guardia andaluza en las salas de Inteligencia y Estrategia de los rebeldes. ( Román, Linde, Amate, Pizarro…) Hasta el inevitable alcalde de Jun se había colado en la nueva dirección, por no hablar de la bestia negra de Susana, Quico Toscano, alcalde de Dos Hermanas, rumoreado a esas horas ya como futuro presidente del Comité Federal, el mismo cargo de máxima autoridad que ocupaba la presidenta sevillana Verónica Pérez el dramático y esperpéntico 1 de octubre.

 

Hacer circular el nombre de Pérez Tapia como posible candidato en unas primarias andaluzas frente a Susana fue la gota de agua que colmó el vaso de su ansiedad acumulada durante la larga jornada del sábado, tragando quina y repartiendo sonrisas forzadas.

 

 

Amenaza de futuro

 

A Susana todo le debió sonar a venganza y humillación, pero sobre todo a amenaza para el futuro. Para colmo a esas alturas, por los pasillos del congreso, ya circulaba en fuentes solventes más o menos en serio, la hipótesis de una posible candidatura alternativa del profesor Perez Tapia en unas primarias andaluzas frente a Susana. La presidenta  durante esos escasos minutos del encuentro tuvo oportunidad de repasar mentalmente lo dicho y sucedido tras el 21M. La conclusión final fue terrorífica para ella: definitivamente había perdido, mucho más de lo que nunca llegó a imaginar que perdería. La tenían rodeada. Ella mejor que nadie sabía lo importante que es el control del aparato del partido y, más, con Ábalos al frente de Organización, un duro, jefe de los halcones del sanchismo. Estaba perdiendo la partida irremediablemente y en ese momento fue cuando se hundió vencida y convencida.

Hacer circular el nombre de  Jose Antonio Pérez Tapia como posible candidato en unas primarias andaluzas frente a Susana fue la gota de agua que colmó el vaso de su ansiedad acumulada durante la larga jornada del sábado, tragando quina y repartiendo sonrisas forzadas y furtivos selfies entre sus incondicionales. Los vencedores estaban empleando la astucia y muy mala leche, en palabras dichas por alguien cercano a Susana. Pérez Tapia, un hombre de contrastada trayectoria de izquierdas en el PSOE, el único de los apoyos de Sánchez que no ha obtenido puesto relevante en la dirección, sonaba con cierta base en el run run de los vencedores sugiriendo que se había hablado con él para presentarse a primarias en Andalucía. No es cierto, aunque ganas no han faltado ni intentos para animarle. No hay calendario disponible en virtud del adelanto del congreso regional a julio.

La gresca y la tensión parece que continuará por los bajos fondos del PSOE, mientras que el resultado de imagen y proyección del congreso debe ser considerado como altamente positivo para los intereses electorales del nuevo PSOE de siempre. Casi logran ofrecer la imagen de unidad sino hubiese sido por el ostentoso pasotismo de gran parte de la potente delegación andaluza.

 

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Susana Díaz se reunió con sus partidarios mientras continuaban los debates y votaciones en el Congreso. Fotograma del video que se les grabó.

 

 

Es una evidencia clamorosa que tanto Susana Díaz como el propio PSOE-A han quedado muy debilitados políticamente, algo que sin duda influirá en el día a día del gobierno.

Fiesta andaluza para ahogar penas

 

Así se contextualiza mucho mejor el video que se ha hecho viral en las redes y que muestra a Susana Díaz, flanqueada siempre por Cornejo&Conejo, en un pub o bar, junto a sus leales – “los ocho secretarios generales, ¿dónde están?” – justo cuando el congreso seguía y se celebraban votaciones estratégicas, algunas de obligado cumplimiento posterior para quienes decidieron ‘pasar’ del congreso, en tanto que ocupantes de responsabilidades públicas en Andalucía. De aquellas imágenes se desprende que el susanismo ya no pudo aguantar más, al igual que su lideresa, y que se fueron en manada a un lugar aparentemente discreto – alguien lo grabó en video- a ahogar las penas y lamerse colectivamente las heridas después de la ostia (sic) recibida. Si se sigue con atención el contenido del documento audiovisual hay momentos en los que, pese a todo, reina entre algunos cierta alegría chispeante. Un más que discutible relax extra-congresual que ya se ha convertido en motivo de crítica contra quienes con su desaire no ha respetado el acto más sagrado e importante del partido, su congreso federal.

 

 

Sobraba la humillación

 

Sobraba la humillación pública a Susana. Es lo que piensan muchos militantes y votantes socialistas de Andalucía tras lo sucedido este fin de semana en el 39 Congreso del PSOE.  Y sobraba porque la indiscutible victoria numérica, política y moral de Sánchez el 21M no iba a quedar empañada por contar con gente competente, aunque de la trinchera del susanismo. Su incontestable victoria le permitía una generosidad que no ha tenido a la vista de los resultados. Cristina Narbona asegura que se han ofrecido puestos y que la respuesta ha sido de rechazo, pero no ha dado más datos de momento. Al igual que para mucha gente resulta difícil comprender que el Sr Sánchez haya acertado desde el minuto uno -pleno al quince- eligiendo a todos sus colegas correcaminos como colaboradores ahora en la nueva dirección del PSOE. No siempre los más leales son los más eficaces y capaces, algo que en los nuevos tiempos de la política  se detecta rápido.

Sánchez con este congreso ha hecho saber a la opinión publica su ruptura formal con el susanismo, o lo que es lo mismo, el anuncio de que comienza una inestabilidad política no vista en Andalucía desde que Alfonso Guerra decidió ir a por la cabeza de Pepote Borbolla, cosa que logró, por cierto, tras la caída primero de Pepe Caballos.

Sánchez, máximo líder del socialismo español, a la vista de esta clara ruptura con Sevilla, a partir de ahora solo conocerá la realidad andaluza a través del Director General de Puertos de la Junta, esto es Alfonso R. Gómez de Celis, nuevo número tres del partido y al que la prensa madrileña presenta como primer mérito curricular el ser “enemigo de Susana Díaz”. Pese a ello De Celis se convierte en el único canal de posible diálogo entre los bandos enfrentados.

No es buena noticia para los intereses andaluces que continúe la inestabilidad política del partido que formalmente gobierna la comunidad, con el apoyo de Ciudadanos. Es una evidencia clamorosa que tanto Susana Díaz como el propio PSOE-A han quedado muy debilitados políticamente, algo que sin duda influirá en el día a día del gobierno.

 

 

 Vídeo de la celebración de la delegación socialista andaluza en un bar cercano al congreso. No faltó la alegría chispeante.

La trinchera andaluza

 

Y este parece que va a ser el próximo escenario político en esta comunidad convertida en trinchera por voluntad de Susana Díaz y su partido. Sus exigencias a Sánchez de que no metan las narices en el congreso regional, no parecen que vayan a cumplirse al cien por cien. Seguramente veremos a Pedro Sánchez el 30 de julio hablándole al congreso regional del PSOE-A en cuyo resultado algo influirá. Y desde luego  habrá batalla en los congresos provinciales, algo que se da por seguro y donde el oficialismo susanista puede languidecer para, ahora sí, desaparecer diluido para siempre.

El coste de la factura de la aventura de las primarias para Susana está siendo muy alto, tanto que ahora opta por esperar a que se vuelva a caer Sánchez por tercera vez, su única opción viable para seguir políticamente viva y con aspiraciones. Si algo ha dejado meridianamente claro este congreso es que existe una gran brecha abierta entre el PSOE y el PSOE-A; que empiezan a parecer partidos distintos, que poco o nada les une salvo la rosa del logotipo.

Unos y otros saben que un descontrolado reajuste regional, además de abrir una guerra civil interna, tiene grandes riesgos electorales, incluso con el PP de Juanma M. Bonilla enfrente; la gente percibe las broncas en tiempo real y nunca ha perdonado en las urnas las peleas internas de los partidos. Basta con revisar lo que ha sucedido con numerosos partidos en estos cuarenta años de democracia en España para comprobar lo poco que gusta a la gente estas peleas  o luchas por el poder interno. A muchos las broncas les llevaron a la desaparición como a la UCD.  O al PSA, que nos pilla más cerca.

 

*Pepe Fernández es Periodista. Director de Confidencial Andaluz.

@Pepe_Fdez