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Antonio Hernando, el hombre del tiempo

Javier_Menezo
Javier Menezo

Hay profesiones en la que no se exige hoy que seas consecuente con lo que dijiste ayer. La de hombre del tiempo, por ejemplo. No se espera que si una vez anunció calor se mantenga en esa posición y ya para siempre. Al contrario, lo que hace que le prestemos atención es, precisamente, que cambia. Lástima, se dirá el socialista Antonio Hernando para sí, que la profesión de político lo poco que tenga en común con la de hombre del tiempo sea saber de qué lado sopla el viento. Bueno eso y elegir bien la corbata pues la política es cada vez más espectáculo. Aventuraría que también la imprevisibilidad, pues Antonio Hernando nunca suscitó tanto interés como en el discurso de investidura de Rajoy cuando anunció el cambio de clima, y mira, como dijo el otro, no hay publicidad mala salvo una esquela mortuoria.
Más fíjense, hábil como es, tiempo -aunque no el atmosférico- fue la palabra que más repitió en su discurso. No le faltaba razón. Si para un pintor el medio natural es la pintura el de un político es el tiempo, porque debe adaptarse continuamente a sus cambios repentinos, inesperados y brutales. Hernando no es sino la representación de docenas de cuadros socialistas que se han adaptado a los nuevos tiempos con la misma presteza que se adaptarán a los tiempos nuevos que sustituirán a los nuevos de ahora. Cuando llamamos a la política el arte de lo posible nos referimos a lo que es posible aquí y ahora decía Ignatieff en Fuego y cenizas, ese libro que adquirimos porque el fracaso como secretario general de un partido resulta atractivo y, mira por donde, hemos podido darle utilidad en España a la espera de que Pedro Sánchez edite sus memorias. Para los cuadros que tan bien personifica Hernando el aquí y ahora significa sobrevivir y confiar en el tiempo.

 

Hernando no es sino la representación de docenas de cuadros socialistas que se han adaptado a los nuevos tiempos con la misma presteza que se adaptarán a los tiempos nuevos que sustituirán a los nuevos de ahora.

Allí subió Hernando ante el morbo general y en un remedo del célebre alegato de Fidel Castro ante el tribunal de “la historia me absolverá” aludió al tiempo. El tiempo me absolverá parecía decir mirando de reojo a Pedro Sánchez al que su nuevo sitio permitió mirarle por encima del hombre. Mejor aludir al tiempo que a la historia porque la historia es memoria y aquí lo que se busca es el olvido. Pues bien, para asombro de los espectadores del debate de investidura, Hernando parecía dirigirse al Comité Federal de su partido indiferente al hecho de que Pepe Blanco había cerrado el cónclave a las dos del sábado anterior. Por ello dedicó la parte épica de su discurso a los buenos tiempos pasados. La gente que hace esto suele hallarse alrededor de la cincuentena. No sé qué edad tendrá él.
Más ahí estaba, recordando con nostalgia cuando abandonaron el marxismo, cuando nos quedamos en la OTAN, cuando Felipe introdujo los contratos temporales dispuesto a flexibilizar la entrada en el mercado laboral ya que era incapaz de flexibilizar la salida y 30 años después el desaguisado sigue de máxima actualidad. Perdón, de esto último no habló, pero ya que todos sus recuerdos eran de Felipe González hubiera tenido mejor en un debate de investidura que el abandono del marxismo y mucho más actual con lo de las sentencias de los temporales. Sólo que en este caso no podría decir el tiempo nos dio la razón, para que vean que si escogen bien los ejemplos el tiempo siempre te da la razón.
¿Por qué fue precisamente Hernando, antes conocido como el Sr. NoesNo, el que habló en el debate? Sin duda, más no sólo, por supervivencia. Fue el precio exigido por la que ha de venir para que él, un profesional de la política, pudiese continuar. Aceptado como otros antes que él que debía elegir entre ser fiel o apartarse, eligió ser fiel. Para conocer más sobre obligados a apartarse o ser fieles repasen la historia reciente del socialismo andaluz. Digo fiel, no leal. La fidelidad tiene que ver con una persona, la lealtad con una causa. Pues eso, fiel. Así que en las próximas elecciones no descarten su presencia como cabeza de lista por Almería, una provincia con la que tiene cada vez más relación. ¿Imaginan? Será hermoso, un duelo por el voto entre los dos Hernando, Rafael y Antonio, en la misma provincia. Siempre habrá quien recuerde que el PSOE de Almería basó su última campaña electoral en que sus candidatos eran 100% de Almería -hidalgos que no fidalgos como diría el Cid-. Pero eso es el ayer, mañana será otro tiempo.

 

¿Por qué fue precisamente Hernando, antes conocido como el Sr. NoesNo, el que habló en el debate? Sin duda, más no sólo, por supervivencia.

Comentaba, insisto, que no solo es supervivencia. Puede ser difícil de comprender desde fuera pero el papel que desempeña la disciplina de partido en el comportamiento político de un sistema como el nuestro no es desdeñable. Vean si no a Pedro Sánchez y la duda sobre si seguirá en el escaño y votará no. El tiempo en política y las élites socialistas actuales mudaron los dientes de leche en las Juventudes, acaba haciendo que los amigos sean del mismo partido, los eventos sociales o son organizados por el partido o invitados por su vinculación con él. Puede que hasta el cónyuge sea del partido, el niño concejal de juventud y se hable del partido en la cena. Si hasta cuando están esperando el tren los que se les acercan a saludar son votantes o simpatizantes del partido.

¿He escrito mucho la palabra partido? Pues es el medio en el que viven y fuera solo hay un vacío inmenso. Quizás esta sea también la razón por la que no ven lo que los demás tienen claro. Al vivir y relacionarse “dentro” y depender para seguir ahí de una oscura red de lealtades e intereses, convierten el Partido en una cámara de resonancia donde todo lo que escuchan es el sonido de su propia voz porque se hablan a sí mismos por parafrasear una última vez a Ignatieff. Hasta ahora les ha ido bien pero no siempre tiene porque ser así. A propósito de la reciente crisis inmobiliaria escuche hablar de Síndrome de la mano caliente. Un jugador encesta varias veces y todos creen que va a volver a acertar porque lo que está ocurriendo ahora va a seguir ocurriendo en el futuro. Hasta que deja de suceder. Ocurrió con el precio de la vivienda. Subió hasta que dejó de subir. Y puede ocurrir con el PSOE porque el suelo de un partido, el verdadero suelo, es el cero.