The news is by your side.

Oriol y los visitadores

“Democracia y libertad es lo que representa y significa para el pueblo nuestra Constitución”.

 

“Democracia y libertad es lo que representa y significa para el pueblo nuestra Constitución”. Esta certera síntesis constitucional fue pronunciada por SM el Rey, el pasado 19 de octubre, en la ceremonia de entrega de los premios Princesa de Asturias. Una referencia medular para la acción política en España. Porque tratar de violentar el estado de derecho y la unidad de España consagrados en nuestra Carta Magna, constituyen atentados directos contra la democracia y la libertad de los españoles.

Dentro de ese marco, el meollo del esperpento político que hoy sufrimos deriva de una fenomenal carencia ejecutiva en el tridente de capacidades, imprescindible para el éxito de cualquier empeño: querer, saber y poder.  Porque incluso dando por descontada la solidez de los dos primeros―que no es poco descontar, especialmente la del segundo―, es innegable la debilidad del tercer diente. Flojedad que, sin ambages, se explica así: con solo 84 diputados de 350 que componen el Congreso, y 66 senadores de los 266 del Senado es un disparate intentar gobernar España indefinidamente.

 

Tratar de violentar el estado de derecho y la unidad de España consagrados en nuestra Carta Magna, constituyen atentados directos contra la democracia y la libertad de los españoles.

 

De ahí, esa alianza del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el líder de Podemos (P’s), Pablo Iglesias, rubricada a bombo y platillo, el pasado 11 de octubre. Pacto al que auguro corto recorrido por dos razones. Una es la enorme carga de conflictividad latente, entre quienes han de disputarse en pocos meses gran parte del mismo espectro electoral.  La otra es la insuficiencia parlamentaria de tal “unión” ya que ésta, para obtener resultados prácticos, necesita contar con los votos de quienes identifican su mejor objetivo existencial en la ruptura, a cualquier precio, de la Nación española.

Desde la perspectiva del quiero y no puedo está lo de las visitas a la cárcel de Lledoneres (Barcelona), donde el presidente de ERC, Oriol Junqueras, permanece preventivamente a la espera de juicio por su implicación en el golpe de otoño de 2017. El asunto tiene su morbo. Es un largo rosario de visitas que, por ejemplo, incluye la realizada, el pasado 8 de octubre, por el presidente de la patronal CEOE, Juan Rosell, ¡al alimón! con el secretario general del sindicato (socialista) UGT, Pepe Álvarez. Reconozco mi sorpresa. Tanto por el insospechado potencial de don Oriol para la avenencia de los agentes sociales, como por el cachondeo que parece reinar en la gestión penitenciaria de la Generalidad en la cárcel de Lledoneres. ¿O es que el régimen de visitas allí no es igual para todos los encarcelados?

 

Es un largo rosario de visitas que, por ejemplo, incluye la realizada, el pasado 8 de octubre, por el presidente de la patronal CEOE, Juan Rosell, ¡al alimón! con el secretario general del sindicato (socialista) UGT, Pepe Álvarez.

 

La penúltima cuenta del rosario de visitadores ha sido la del “copresidente del Gobierno” y líder de P’s, Pablo Iglesias, el pasado 19 de octubre. El resultado de esa “cumbre” Junqueras-Iglesias, aparte del gran rédito mediático obtenido por el podemita, que viene fortaleciendo su potencial electoral a costa del PSOE, ha sido la inaceptable oferta del trile secesionista: presos por presupuestos. Nada nuevo en realidad, puesto que todo lo que hace Junqueras desde que fue entalegado por el Tribunal Supremo (TS) va dirigido a presionar a éste. Ahora, además, con el concurso activo del socio prioritario del presidente Sánchez. ¡Vaya tela!

Por otra parte, el gran trasiego de visitadores en Lledoneres recuerda al circuito de “visitadoras”, que el Pantaleón, de Vargas Llosa, organizó en la Amazonía peruana. En la novela, las meretrices satisfacían expertamente las necesidades de la tropa visitada, con una “gama de prestaciones” (sic) que incluía la “bucal o corneta”(sic). También en la “cumbre” de Lledoneres, don Pablo habrá tratado de aliviar las necesidades (supuestamente políticas), de don Oriol. Quede expreso que no consta que, entre las prestaciones del podemita, se incluyera la que el Premio Nobel peruano narra en su divertida y chispeante novela. Claro que ese “yo he hecho mi trabajo, ahora le toca a Sánchez”, expresado por Iglesias tras su visita a Junqueras, da alas a la imaginación …

Seamos prácticos. A pesar del interés de P’s y los secesionistas catalanes en que Sánchez se mantenga en la Moncloa el mayor tiempo posible, es difícil predecir si, al final, allá por la primavera del año próximo, habrá o no PGE-2019. Lo que sí parece claro es que llegar hasta tal desenlace, teniendo en cuenta los actores en presencia, la relación de fuerzas, los delicados asuntos pendientes y un largo etcétera de temas muy complejos sobre la mesa, sería a costa de todo tipo de trapacerías, de presiones sobre los poderes del estado, del reforzamiento del secesionismo, … En fin, de un viacrucis que podría llevarnos a acabar como el rosario de la aurora.

 

Por otra parte, el gran trasiego de visitadores en Lledoneres recuerda al circuito de “visitadoras”, que el Pantaleón, de Vargas Llosa, organizó en la Amazonía peruana.

 

Ante tan indeseable panorama, uno, ajeno a partidismos, sugeriría humildemente al señor Sánchez el siguiente y simple concepto de operaciones: no disolver las cámaras en ningún caso hasta pasadas las elecciones andaluzas; abstenerse de presiones, interferencias o injerencias sobre la Justicia; prorrogar los presupuestos de 2018; y celebrar elecciones generales simultáneamente con las autonómicas y municipales en mayo de 2019. No sé al lector, pero a mí me suena tan lógico…