El anuncio de Ikea
_Allí salió de tó. Los trapicheos de mi abuelo con el estraperlo, que tú sabes que eso fue un visto y no visto…
_¿Sobrevives, María Auxiliadora?
_Ahí voy, María del Carmen. ¿Y tú?
_Bien, con mi marido ingresao.
_¿Y eso?
_Hija, las entrañables.
_¡No me digas que también jugasteis al anuncio de Ikea!
_También, pero lo del ingreso de mi marido fue por un daño colateral.
_Menos mal, porque nosotros no acabamos en la comisaría de milagro.
_Son días de muchos milagros, niña.
_¿Hubo alguna vox más alta que otra?
_Mi cuñao, que quiso jugar al anuncio de Ikea pero con la cara B.
_¿La cara B?
_Niña, contando los trapos sucios.
_O sea, lo prohibido, como la copla.
_Allí salió de tó. Los trapicheos de mi abuelo con el estraperlo, que tú sabes que eso fue un visto y no visto…
_Sí, pero qué vista tuvo tu abuelo, niña.
_Luego, que si mi tía María Luisa tuvo un “affaire” con un representante de Comercio.
_Esa tía tuya siempre fue muy comercial.
_Total, que se lió parda, porque los nietos se creían que esto era como “Qué bello es vivir”.
_O sea, que ahora a pagarle a los niños un psicólogo.
_¡Menudo trauma!
_Pues que corra con los gastos tu cuñao.
_Con lo bien que estábamos antes…
_¿Antes de qué?
_De las ideas que dan los anuncios.
_Niña, me estabas asustando.
_¿Y lo tuyo?
_Mi hija, que se ha hecho vegana.
_¿Eso es una religión, no?
_Más o menos. Y vino con el novio yogui.
_¿Como el oso?
_No, mujer. Es profesor de yoga.
_¿Y?
_Pues que para demostrarlo hizo una hazaña.
_Será una asana.
_Pues con todo lo sana que era se cargó la lámpara.
_¿La que heredó tu marido de su abuela?
_La misma.
_¡Qué sofocón!
_Y la niña va y dice que ya era hora de cambiarla. Que era de estilo Remordimiento.
_Normal, ahora se lleva lo mínimo, que es carísimo, por cierto.
_Así que mi marido se ha ingresao en el cuartito de estar y ahí lo tengo desde Nochebuena.
_¿Y tú?
_Yo, esperando un milagro.
_¿Y eso?
_Que he pillao tres kilos y no sé cómo quitármelos.
_¿Un milagro? Pacta con alguien, chiquilla.
_Como no sea con el diablo…