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Iberdrola y Carmona

Nadie puede exigirle a Carmona tras el trato recibido del PSOE que piense en las repercusiones de su nombramiento sobre el partido que lo despreció.

 

Antonio Miguel Carmona no ha utilizado lo que se conoce como puerta giratoria para acceder a la vicepresidencia de Iberdrola España. Carmona no es como tantos otros socialistas que se pueden citar; Doctor en Ciencias Económicas y reputado profesor en su materia en la universidad Complutense, la CEU San Pablo y en otras internacionales, está sobradamente cualificado para el cargo y no lo apadrina el PSOE. Si la imagen del PSOE resulta dañada será por errores de esta índole cometidos en el pasado, no por culpa de Carmona. 

 

El presidente de Iberdrola siempre ha sido un empresario difícil de “manejar” por la clase política. El paquete de medidas del Gobierno que contempla el recorte de beneficios extraordinarios de las eléctricas (casi 3.000 millones de reducción), ha puesto en pie de guerra a las grandes empresas del sector, que preparan medidas legales y ya han perdido varios miles de millones de euros en bolsa. El nombramiento de Carmona se enmarca en el pulso entre Iberdrola y el Gobierno, forma parte de la respuesta empresarial. Nadie puede exigirle a Carmona tras el trato recibido del PSOE que piense en las repercusiones de su nombramiento sobre el partido que lo despreció. El PSOE debe más a Carmona que Carmona al PSOE. 

 

El expolítico socialista ha sido obsesivamente despreciado por Pedro Sánchez con el silencio cómplice de dirigentes del PSOE actuando como lacayos. Hombre de confianza de Tomás Gómez que fue cesado por Sánchez en Madrid, fue disciplinado en el partido sin renegar de su líder madrileño cuyas virtudes políticas nunca dejó de valorar en público o en privado. No se lo perdonaron. Candidato a alcalde en 2015 contra el criterio de Sánchez, desde Ferraz usaron toda su influencia y medios de comunicación del sanchismo para apoyar a Carmena contra el candidato del PSOE a la alcaldía. Tras las elecciones, Esperanza Aguirre le ofreció públicamente apoyo para hacerlo alcalde cerrando el paso a Podemos, pero Carmona acató las órdenes de su partido, rechazó el pacto y Manuela Carmena fue alcaldesa porque así lo quiso Sánchez y su obediente PSOE. En 2019 Carmona fue el más votado por la militancia del PSM para ir al Senado y Ferraz lo vetó; le propusieron incluirlo en la lista como diputado y Carmona lo rechazó. No es lo mismo que te voten tus compañeros a que te designe el aparato “sanchista”.

 

Si hay un territorio donde Sánchez ha manejado el partido como una marioneta ese ha sido Madrid. Perseguido con saña por su partido y por Sánchez, el único reproche que cabría hacerle a Carmona es que haya seguido en una secta que lo maltrató políticamente repetidas veces solo porque él no se convirtió en obediente vasallo. Nadie con un mínimo sentido ético le puede reprochar desde el PSOE tras el trato que le dieron que acepte un puesto de trabajo donde va a cobrar diez veces más trabajando 10 veces menos. 

 

El Sr. Carmona tiene una acreditada sensibilidad social -mucha más que el señor Sánchez Galán- y nadie mejor que él, por sus ideas sobre la sociedad y por su capacidad profesional, para acceder al cargo que le proponen. Aunque su trabajo consista en que la empresa funcione, sus decisiones tendrán una visión distinta a la de cualquier empresario neoliberal, populista o social/comunista/bolchevique que trate a la ciudadanía como insectos. Que el nombramiento de un socialdemócrata de libro, político honrado y leal a su partido haya sido tan mal recibido por el PSOE, evidencia el rumbo que sigue el partido para saciar el peligroso Síndrome de Hubris de su jefe.