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La fruta de Sarajevo

Porque la violencia ejercida contra el archiduque Francisco Fernando no fue comparable a la que se ejerció por los serbios contra los habitantes de la ciudad entre 1992 y 1996.

Si el Erzherzog Franz Ferdinand Carl Ludwig Joseph Maria von Österreich-Este hubiera oído a la pareja del ciudadano González Amador, comparar el Madrid de septiembre del año del Señor de 2025 con la Sarajevo de 1992, él que el 28 de junio de 1914 había recibido un disparo que lo había matado junto con su esposa la duquesa Sofia Chotek, siendo archiduque, príncipe imperial de Austria y príncipe real de Hungría y Bohemia, hubiera dudado de la sindéresis de la desenvuelta señora.

Porque la violencia ejercida contra el archiduque Francisco Fernando no fue comparable a la que se ejerció por los serbios contra los habitantes de la ciudad entre 1992 y 1996 cuando soportaron 1.400 días de sitio, hambre, sed, enfermedades, bombardeos y francotiradores que masacraron a 11.500 ciudadanos entre ellos 2.000 niños. La tarde madrileña del final de verano llena de gentes protestando por los asesinatos de civiles cometidos por el ejercito regular de Israel contra palestinos, de los cuales ya hay 65.000 muertos, cerca de 19.000 son niños, era una fiesta molesta para los organizadores y beneficiarios económico de la Vuelta ciclista y poco más.

Hay que tener las entrañas negras para horrorizarse de turistas corriendo para que los policías no les calentaran el trasero con los miles de muertos de Palestina y comparar a los guiris con los bosnios muertos en Sarajevo. Puestos a hablar de genocidios no está de más recordar los genocidios de los pueblos Herero y Nama, en la actual Namibia – antigua África del suroeste – por las tropas coloniales del imperio alemanas, tan comprensivo con Netanyahu ahora. Entre 60.000 y 80.000 hereros fueron asesinados y unos 20.000 nama.  Es malo no tener memoria y más malo no saber, ni querer, nada que recordar.