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¡Que Santa Lucía les conserve la vista!

Cuando el poder normaliza la mentira, la justicia queda en ridículo

La señora Ezcurra, por nombre de pila  Alma Lucía, es vicesecretaria de Coordinación sectorial del PP. Con merecida fama de trabajadora, inteligente y dedicada a su trabajo. Preguntada en una rueda de prensa por el crecepelo blanco del jefe de gabinete de la señora Ayuso que le permite mentir y ser testigo a la vez en un proceso penal ante el Tribunal Supremo, ha respondido que “mentir no es ilegal”. Doña Alma es licenciada en derecho y ha desempeñado cargos públicos en los que debía respetar y hacer respetar la Constitución. Como el del pelo blanco de marras.

Precisamente estos mismos días en los que la señora Ezcurra hacía saber a los españoles, alumnos de primaria incluidos, que para su partido mentir no es ilegal, la audiencia provincial de Barcelona ha condenado a cuatro año de cárcel al magistrado Benito Pérez Bello por engaño intencionado (o sea, por mentir a sabiendas, como el albino de Madrid Región) a tres amigos suyos para que invirtieran 850.000 euros en una operación abocada al fracaso desde que fue concebida.

Como a las gentes liberales que se dedican a la política les viene ancha la Tabla de los diez mandamientos, la que Moisés llevaba en las manos bajando del Sinaí, traigo acá el Código de Hammurabi, muy anterior y alejado de veleidades deístas y menos relacionadas con el Eloím bíblico, donde la mentira, y el falso testimonio, para quienes no puedan probar sus afirmaciones, por mucho pelo blanco que pretenden tomarnos, son condenadas con severas penas, que pueden llegar a la de muerte. Un poner, si una persona hace una acusación grave y esta resulta falsa, la pena de muerte se aplica. Puede consultarse tanto el texto como los comentarios al mismo de los juristas de aquel tiempo y de los profesores de historia del derecho, ahora.

Juan de Osma, abad de la Colegiata de Santander, fue jefe de gabinete (entonces se designaban como canciller) del rey castellano Fernando III, el santo, desde 1217 hasta su muerte, la del rey, en 1246. Espero que el PP tenga el xeito de impedir que el albo, por fuera, personajillo que diseña la política en Madrid Región, se perpetúe en su cargo, sustanciosamente pagado, y se retire o le apliquen el Código de Hammurabi antes de que muera doña Isabel Natividad.

Entre tanto, doña Alma Lucía Ezcurra haría bien en recordar que, si bien mentir no es ilegal, es impropio de personas bien nacidas, honestas, de orden y educadas como es debido en bien de la Patria.

¡Viva la Guardia Civil!