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Coalición progresista y Andalucía

Va a ser duro de toda dureza comprobar cómo la mejor oposición al gobierno andaluz nacerá en Moncloa.

 

La impresión más extendida entre quienes se preocupan por la situación política es que la “coalición progresista” de Mentiránchez contará poco, muy poco o nada, con Andalucia. Que al contrario que Teruel, Andalucía no existe para el hombre que susurra a los independentistas y exetarras. Los diputados votantes a favor de su experimento, que representan a una parte de los andaluces, no han exigido mucho a cambio de su apoyo. Teruel ha sacado más con un solo diputado. Euskadi, más aún, y Cataluña, ni les cuento.

 

Va a ser duro de toda dureza comprobar cómo la mejor oposición al gobierno andaluz nacerá en Moncloa, desde donde se extenderá cada viernes desde el Consejo de Vicepresidentes, Ministros, Ministras y Ministrillos. Encontrará el necesario eco favorable y su repunte mediático entre los socialistas del sur, emberrinchados por haber perdido el poder, que buscan desesperadamente un ascua a la que poder arrimar su sardina, tras tanto Ere, tanta Faffe y tanto puterío. Hay que matar cuanto antes ese ayuno tan prolongado de poder. Y toda colaboración partidaria les parecerá poca. Y ahí va la primera piedra de toque: María Jesús Montero, portavoz, y la que no quiera ver ese peligro que le digan Susana.

 

Cada consejo que obvie a los andaluces será usado por Susana Díaz, pero no para avergonzarse (aunque sea a escondidas) del ninguneo de Sánchez a los andaluces, sino para intentar ridiculizar el empuje e importancia de JuanMa Moreno ante el gobierno del Estado. Esa será su caballo de batalla y no el de unir su voz a favor del café para todos que denostan los independentismos vasco y catalán.

 

Sánchez ya ha decidido reunirse con Torra, veremos si la pleitesía abarca también similar generosidad a los presidentes leales a la Constitución pero de signo contrario al suyo. El Presidente del gobierno andaluz debería merecer respeto institucional y presupuestario, aunque para Sánchez sea un problema que milite en el PP.

 

El dique más eficaz, el contrapeso ideológico más práctico contra la coalición progreindepe de Mentiránchez van a ser las comunidades autónomas donde no gobierna ese suicidio socialista. Pero serán ellas, a su vez, las que primero comprobarán, si no lo han empezado a ver ya con el gobierno en funciones, de lo que es capaz un PSOE perdido en lo ideológico, tapando con bobadas populistas y demagógicas las leyes o intentos de ley con las que nos van a obsequiar desde su balcón de su plaza de Oriente, desde donde dominan el panorama.

 

Será entretenido, a la vez que desesperante, ver cómo las trincheras se adueñan del campo democrático. Y cómo las adornarán con sus guirnaldas de propaganda, su revestimiento de poblado populismo, y una mano de demagogia que separe a lo demás de su influencia social, progresista y sanchista. Porque gobernar para la gente sólo tiene un inconveniente: que sólo lo hagan para su gente. Y a los disidentes de su credo, ¿que les den?