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Discursos de odio

¿De verdad cuesta tanto trabajo abandonar las posturas extremistas, tan desalentadoras y que tan distanciados nos tienen?

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Desde hace algunos años, la política y en general la sociedad, se está viendo cada vez más crispada, entre otras razones por los discursos de odio que suelen hacer algunas facciones políticas y algunos líderes sociales. A veces el odio está implícito en sus mensajes. Otras veces no se ocultan y aparece directamente la palabra “odio” dentro del mensaje, incluso en algunos casos, como el lema central de una campaña o de una idea. Esto contribuye a una polarización de la sociedad entre los que sí están de acuerdo con el “cuanto peor mejor” y los que no estamos de acuerdo con ello. Porque al igual que siempre se ha dicho que “quién más grita no es el que tiene más razón” (a lo que yo siempre añado que, por el contrario, suele ser la prueba de que es quién tiene menos razón y necesita gritar), también el que utiliza las palabras más gruesas, altisonantes y agresivas suele ser quién menos razón tiene.

Viene esto a cuento ahora porque en nuestra urbanización de Pinares de Oromana (en Alcalá de Guadaíra) venimos denunciando, y con plena legitimidad, el que, por parte de la corporación municipal, ni se quieran conocer ni se atiendan los numerosos problemas que tenemos y que se han ido acumulando y agravando durante muchos años. Se nos viene ignorando y esto ha ocasionado un nivel de indignación, por parte de la generalidad de los vecinos que, en este aspecto, estamos unidos como una piña. Nunca mejor dicho.

Reivindicamos que se nos escuche, que se reconozcan nuestros problemas y que se tomen medidas, al mayor ritmo posible, para corregir el trato discriminatorio e injusto que sufrimos. Yo no me canso de denunciar esta injusticia, porque es injusto el trato desigual que recibimos con respecto a cualquier otra barriada o urbanización semejante a la nuestra.

Pero esta legítima reivindicación se enturbia enormemente cuando por parte de algunos, se emplea un lenguaje de odio, incluso explícitamente en algunos de los mensajes publicados en la redes, que provoca una división interna y una disconformidad por buena parte de los vecinos, que somos gente normal y por tanto pacíficos en nuestro pensamiento, aunque no por ello menos reivindicativos y exigentes en lo que nos corresponde.

Por eso, que pido un poco de racionalidad a las dos partes: a los que siguen utilizando los mensajes de odio para que los erradiquen, porque se puede decir lo mismo, sin palabras gruesas ni malsonantes. Eso sólo contribuye a emponzoñar nuestras no por ello menos justas y legítimas reivindicaciones Y a los supuestos receptores de nuestras legítimas peticiones a que, de una vez por todas, se nos atienda , se nos reciba, se conozcan de primera mano nuestros problemas, que son más que evidentes y se remangue en lo que es su responsabilidad, para atenderlas como nos merecemos. Vamos, lo que viene siendo el trato normal hacia un numeroso colectivo de ciudadanos que piden y exigen lo que merecen, como cualquier otro conjunto de vecinos.

¿De verdad cuesta tanto trabajo abandonar las posturas extremistas, tan desalentadoras y que tan distanciados nos tienen?. ¿O hay alguna otra intención no confesable por parte de alguien?.

Si así lo hacemos, daríamos un ejemplo ciudadano de que el discurso de odio no aporta nada y puede y debe eliminarse de nuestras relaciones sociales.