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El “pasotismo” como lema de campaña

Y el “pasota” de la Moncloa continúa empeñado en reavivarlas para poder sacar él un provecho personal del enfrentamiento.

 

¡Cómo hemos cambiado! Hace dos décadas, los expertos en marketing de los principales partidos del espectro político español se rompían las cabezas en busca de un eslógan de campaña que reflejara sus intenciones y atrajera el mayor número de apoyos posibles por parte del electorado. Aquel recordado lema de Felipe González en 1982, simple y directo, “Por el cambio”, marcó toda una época en las campañas electorales y arraigó en una sociedad deseosa de que los nuevos aires de la izquierda camparan por toda España. Tanto es así que el Partido Popular lo remedó en 2011 con el “Súmate al cambio”, de Mariano Rajoy, que le proporcionó su primera gran victoria. Pero todo parace indicar que lo de las alusiones al cambio está agotado y hay que buscar nuevas fórmulas que atraigan a un electorado bastante harto de coles.

 

Desde entonces, la cosa, en pura sintonía con el panorama político español, ha ido de mal en peor. Sólo basta echar un vistazo a las frases que jalonan los carteles electorales para los próximos comicios generales del 28 de abril.

 

El PP de Pablo Casado ha escogido un directo “Valor seguro” que pretende reafirmar ante los ciudadanos el dudoso liderezgo de su prometedor jefe de filas tras el fracaso del Gobierno de Rajoy. Ciudadanos elije un simple “Vamos” sobre la imagen hollywoodiense de un Albert Rivera dispuesto a enfrentarse a todos los malvados forajidos como un Gary Cooper cualquiera en “Solo ante el peligro”. Los de Unidos Podemos de Pablo Iglesias e Irene Montero no lo han tenido claro y han acudido a un confuso e indefinido “Pero tampoco te conformes” que no aclara si no hay que conformarse con ellos, con el PSOE o con la derecha. Aunque tambien han acudido a la ilegal estratagema de utilizar medios públicos reproduciendo un “Que no vuelvan” sobre los papeles de Bárcenas en plena Plaza Mayor de Madrid con el consentimiento tácto de Manuela Carmena. Todo lo contrario le ha ocurrido a Vox, el partido de Santiago Abascal, quien tiene muy claro a quiénes va dirigida su campaña con un “Por España” que es una especie de torpedo en la línea de flotación de todos aquellos adversarios políticos que juegan y coquetean con los nacionalismos que amenazan con romper el país,

 

Pero es el PSOE de Pedro Sánchez quien se lleva la palma esta campaña electoral en cuanto a lema confuso. “Haz que pase”, dice la frase sobre el primer plano del rostro del presidente del Gobierno en funciones. ¿Haz que pase, qué?, ¿de mí éste cáliz, como dijo Jesuscristo antes de ser crucificado?, ¿este Gobierno bonito que amenaza con dejarnos en la más absoluta ruína con sus decretazos de los viernes sociales? ¿Que pase, qué? Que me lo expliquen porque no acabo de entenderlo. Este eslógan, que dicen algunos que ha sido copiado de unos estudiantes universitarios, me suena más a los jóvenes “pasotas” de los años sesenta o a los ejemplares individuos que conforman la actual fauna “telecinquesca” de los “grandes hermanos”, los “sálvames” o  las “mujeres y hombres y viceversa” que copan la parrilla de la cadena de Mediaset. Bueno, pues pese a lo confuso del mensaje, o quizás gracias a ello, las encuestas le dan a Sánchez unos resultados que él ni soñaba y que le pueden volver a dar la Presidencia del Gobierno gracias al apoyo de Podemos, nacionalistas catalanes y vascos, los proetarras de Bildu y algún perdido mediopensionista que necesite algún favor. Increíble. Increíble y bastante penoso si lo que nos espera es estar en manos de unos y de otros durante los próximos cuatro años. Visto lo visto, la crisis que sufrimos durante la desgraciada etapa de Rodríguez Zapatero, se puede quedar en un juego de niños ante lo que nos puede caer encima.

 

Así están las cosas a dos semanas de las elecciones. Y mucho me temo que, con la Semana Santa de por medio, no vayan a cambiar demasiado.

 

Ya veremos si el drástico “no es no” del candidato socialista a su colega Torra, se va diluyendo poco a poco en un “ya veremos” cuando necesite los votos de sus aliados en la pasada moción de censura a Rajoy. Lo único que puede impedir el desastre es que lo que algunos llaman el “trifachito” del PP, Ciudadanos y Vox, consiga los necesarios apoyos para poder gobernar. Puestos a escoger, yo me decanto por la estabilidad económica que puede proporcionarnos un Gobierno conservador que por el cacao que puede suponer para España un Ejecutivo respaldado por las derechas nacionalistas, las izquierdas populistas y las fuerzas demagogas que se quieren cargar de un plumazo la Constitución de 1978 que nos ha proporcionado cuarenta años de estabildad y progreso a un país dividido que sigue apostando por el enfrentamiento radical como solución a sus problemas. Las dos Españas de Machado y la “Pelea a Garrotazos” de Goya siguen tan vigentes en estos momentos como hace un siglo. Y el “pasota” de la Moncloa continúa empeñado en reavivarlas para poder sacar él un provecho personal del enfrentamiento. Nada nuevo bajo el tibio sol primaveral de una machadiana “España que muere u otra España que bosteza”. Es lo que hay.