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Héroes anónimos en el siglo XXI

El héroe anónimo que perdió su trabajo por no prestarse a prácticas corruptas en la Junta tiene a su cargo a un hijo con parálisis cerebral.

 

Ha sido noticia -breve y en pocos medios- una sentencia del juzgado de lo Social nº 6 de Sevilla, disponiendo que un empleado que había denunciado irregularidades en la empresa de la Junta para la que trabajaba, Empresa Pública para la Gestión del Turismo y el Deporte en Andalucía, había sido despedido ilegalmente. En una sentencia que puede haber sido recurrida por la Junta (se acaban de cumplir los cinco días de plazo), el juez acepta el recurso contra el despido y señala que la única causa objetiva para el mismo que aparece en lo instruido es la continua petición de información llevada a cabo por el empleado despedido  y sus denuncias sobre la posible comisión de irregularidades en los procedimientos de gestión de la referida empresa pública. La sentencia establece el derecho a percibir todos los salarios dejados de cobrar desde su irregular despido.

 

El nuevo Gobierno de la Junta debería, si alguien en nombre de la empresa condenada ha recurrido dicha sentencia, desistir de la misma restableciendo los derechos del denunciante…

 

El héroe anónimo que perdió su trabajo por no prestarse a prácticas corruptas tiene a su cargo a un hijo con parálisis cerebral, lo que no le impidió decidir que él no quería ser cómplice de prácticas arbitrarias, denunciando las acciones que supusieron su despido. Esta decisión le ha comportado su ruina económica, el destrozo de su familia y que esté anímicamente roto. Era representante del sindicato CSIF lo que no impidió que el poder corrupto de la Casta lo aplastara literalmente. El nuevo Gobierno de la Junta debería, si alguien en nombre de la empresa condenada ha recurrido dicha sentencia, desistir de la misma restableciendo los derechos del denunciante, gravemente perjudicado por no prestarse a manejos sucios. El héroe anónimo, aunque él siente pudor cuando se lo digo, se llama Javier P. y está viendo luz al final del túnel que lleva años atravesando prácticamente en solitario, enfrentado al régimen de la Junta y del PSOE. Apoyado por muy poca gente, ha resistido presiones y situaciones personales que podrían haberle hecho renunciar a sus denuncias. Los héroes anónimos no tienen ninguna cualidad especial que los distinga de los demás. Son personas normales y corrientes que tienen una conexión neuronal específica, muy rara, que les impide plegarse a las decisiones de los superiores aunque les cueste el trabajo y destruyan su vida. Son personas que soportan cualquier situación antes de actuar contra sus valores, sus principios y su dignidad. Javier es de esa clase de personas que rehúye los halagos y cree que solo cumplió con su obligación. Si en España existieran muchos Javier P. que se apoyaran entre ellos, menos políticos corruptos de la Casta y más políticos decentes dignos del pueblo que representan, nuestro destino sería muy distinto al que es.

 

En 2014 Javier remitió escrito a la presidenta de la Junta –Susana Díaz– exponiendo sus denuncias y las irregularidades que se cometían. Nunca recibió respuesta. La presidenta no se dio por enterada.

 

 

Javier estaba contratado indefinido desde 2006. Ocho años después, en 2014, decidió comenzar a registrar escritos sobre irregularidades como la colocación de parientes de los responsables de la empresa, la adjudicación de contratos a empresas concretas, siempre las mismas, y el uso suministro irregular de agua de pozo sin potabilizar en instalaciones deportivas. Jugaban con la salud de los jóvenes, cabe suponer que porque el agua bruta sin potabilizar era más barata aunque tal vez el precio que se abonaba era como si se tratara de agua embotellada.

En 2014 Javier remitió escrito a la presidenta de la Junta exponiendo sus denuncias y las irregularidades que se cometían. Nunca recibió respuesta. La presidenta no se dio por enterada. Lo habitual en políticos que miran para otro lado cuando las denuncias afectan a su ámbito de responsabilidad. Por sus denuncias lo trasladaron ilegalmente a Granada en el año 2015, decisión revocada con posterioridad. Aislado, víctima de acoso laboral con la complicidad de otros trabajadores, entre final de 2015 y otoño de 2016 Javier P. solicitó informaciones al portal de Transparencia de la Junta sobre diversos asuntos y remitió hasta cinco denuncias contra la empresa pública a la Consejería de Turismo y Deportes.

Hasta veintidós citas médicas le fueron denegadas a pesar de estar justificadas, y la mayoría de sus email exponiendo sus argumentos contra prácticas corruptas no fueron respondidos. En España la corrupción lleva siglos campando a sus anchas y el PP y el PSOE, a esos efectos, han sido la misma cosa.  El uso abusivo del poder, el desprecio a la persona que denuncia y la falta de mecanismos de apoyo, de control de los abusos desde el poder y de seguridad jurídica de quienes se oponen a las prácticas corruptas, convierten a los denunciantes en héroes, muchas veces anónimos, que merecen el reconocimiento y apoyo de toda la sociedad. Ellos, por encima de instituciones, organismos, sindicatos y organizaciones han sido la única trinchera contra los corruptos y la mayoría han pagado un alto coste personal y familiar por ello. Javier P. es un vivo ejemplo de esta situación que atraviesa la sociedad española.

 

Javier P. solicitó informaciones al portal de Transparencia de la Junta sobre diversos asuntos y remitió hasta cinco denuncias contra la empresa pública a la Consejería de Turismo y Deportes.

 

En diciembre de 2016 la empresa pública lo despidió con acusaciones falsas, decisión revocada ahora por el juez. El nuevo Gobierno de la Junta tiene la palabra, la pelota en su tejado, y debe decidir si va a combatir o no la corrupción, siendo el primer test de ello el trato que conceda a Javier P. el día después de tomar posesión del cargo. Hacer justicia con Javier sería el primer síntoma de que la gente que denuncia tiene el apoyo de las instituciones y la Junta contra los corruptos. Ignorar la situación es hacerse cómplice de los corruptos.