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Inocentes, tontos y gilipollas

Bromas aparte, la peor inocentada nos la está dando la Justicia española cuyas contradicciones acaban dando la razón a la frase de Pedro Pacheco.

 

En muchas ocasiones la realidad supera a la fantasía. Por más imaginación que le echemos a la vida, ésta nos demuestra que los hechos pueden superar cualquier fantasía que nos inventemos. Ya les he contado en algún artículo que, allá por finales de la década de los 70 del pasado siglo, hace la friolera de casi cincuenta años, cuando hacía las prácticas de periodismo en el ABC de Sevilla con Nicolás Salas como director y Antonio Burgos como subdirector, a alguien se le ocurrió la genial idea de inventarse una mini sección diaria que comentaba noticias verdaderas, pero tan asombrosas, sorprendentes y extrañas que parecían verdaderas inocentadas. La sección en cuestión se tituló “Siempre es 28-D” y tuvo un relativo éxito dada la extraña e inaudita particularidad de lo narrado y la ironía caústica de los redactores que las elaboraban. Bueno, pues ha pasado medio siglo y, si echamos un vistazo no sólo a la política española sino a los múltiples acontecimientos sociales que acontecen en estos últimos años, seguimos contemplando que la realidad continúa gastándonos bromas que dejan en pañales a las más retorcidas inocentadas del 28 de diciembre. Y lo peor es que estas macabras y sorprendentes realidades diarias no provienen ya de las tertulias del corazón o del mundo de la farándula, sino de estamentos que creíamos serios y por encima de cualquier sospecha teatral como la Justicia, las Artes o la Ciencia.

 

No voy a referirme a la astracanada del incidente con policías españoles encapuchados en la embajada boliviana en México auspiciada, según dicen, por los muchachos de Podemos con la anuencia del Ministerio de Margarita Robles. El lío diplomático con Bolivia ha puesto de manifiesto para qué quiere Pablo Iglesias controlar el CNI, para remedar las actuaciones de los espías de Arabia Saudí en la embajada turca, de los agentes coreanos de Kin Jong-un en los aeropuertos europeos o de los de Putin en otros países. Y es que esto de jugar a los espías se trata de una estrategia afín a las dictaduras más extremas que pretenden emular a la CIA, a la KGB, al Mossad o al MI6, aunque lo de Bolivia ha sido algo más parecido a las aventuras de Anacleto Agente Secreto, el personaje de los tebeos de Manuel Vázquez o de la TIA de Mortadelo y Filemón. Puestos a preferir, yo prefiero la “arriesgada” invasión y reconquista de Perejil del ministro Trillo. Dónde va a parar.

 

Bromas aparte, la peor inocentada nos la está dando la Justicia española cuyas contradicciones, según quien la aplique, está dejando por los suelos una institución que se suponía intocable y que, de seguir por este camino, va a hacer que la frase de Pedro Pacheco que le costó la cárcel hace cuarenta años, “la Justicia es un cachondeo”, vuelva a ponerse de moda. Como decía Alfonso Guerra, “Montesquieu ha muerto” y el tercer poder ha quedado subsumido y controlado por el Ejecutivo, aunque este Ejecutivo esté en funciones y pueda seguir estándolo varias semanas más hasta conseguir el apoyo de podemistas,  independentistas, republicanos, pretarras y el resto de minipartidos que pretenden darle la vuelta al Estado de Derecho, a la Monarquía Parlamentaria y a la Constitución de 1978 como si fuese un calcetín usado. Usado y tirado a la basura. Todo ello ante la estupefación y la cara de tontos que se nos está quedando a la mayoría de los españoles que seguimos creyendo que lo de Pedro Sánchez y su megalómana ansia de poder no es sino una inocentada más.

 

Pero es que esto es un vivo sin vivir en mí. El Gobierno en funciones interviene las cuentas andaluzas por los impagos que en su momento hizo las ahora interviniente, el Gobierno en funciones dice ahora que no puede cumplir la promesa reiterada por Sánchez de subir las pensiones y los sueldos de los funcionarios, el Gobierno en funciones deja tirada la fábrica de Santa Bárbara rescindiéndole un contrato de casi cuatro mil millones y poniendo en peligro cientos de empleos en la comunidad con más paro de España. Pues menos mal que el Gobierno de Sánchez está sólo en funciones, porque cuando deje de estarlo, a finales del mes de enero, vamos a tener que amarrarnos los machos sobre todo en Andalucía, donde el presidente en funciones tiene una cuenta pendiente con aquellos que, hartos de cuarenta años de régimen y de robos y corrupetelas institucionalizados como los de los EREs falsos, decidieron que ya era hora de que Susana y el PSOE pasaran a la oposición y que entraran nuevos aires en las Cinco Llagas y en el Palacio de San Telmo. Y lo vamos a pagar caro, vaya si lo vamos a pagar, Tiempo al tiempo.

 

En fin, que acabamos una década que más que prodigiosa ha sido bastante decepcionante y comenzamos otra, la de los 20 que puede ser aún peor. Las premisas que se nos presentan en estos primeros días del bisiesto no son muy halagüeñas. Puede que hasta los Reyes Magos, tan generosos con esta tierra, cambien los habituales regalos de las cabalgatas por carbón en forma de Gobierno de coalición PSOE-Podemos que nos pongan, de nuevo, al borde del abismo. Tengo amigos para los que los bisiestos son, como decían los romanos, años nefastos. Yo espero que no se pierda del todo la cordura y que los españoles, tan dados a la autodestrucción sistemática, podamos salir indemnes de un tsunami que amenaza con llevarse por delante las instituciones, la economía, las tradiciones, la cultura y la sociedad que hemos construído durante varios siglos. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde. A mí, aunque no sea creyente, las únicas esperanzas que me quedan son la Macarena y la de Triana. Feliz año nuevo.