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Las voces de la igualdad…

La idea de igualdad, ha tenido dos potentes voces durante siglos, donde la primera se basa en la justicia y la segunda en el reconocimiento.

 

Argumentar sobre la igualdad en este siglo XXI, el cual está plagado de una serie de discriminaciones y violencia es el tema de fondo dentro de cualquier democracia y para los efectos de este artículo además, las bases sobre la que se asienta el libro del Doctor en filosofía Gustavo Pereira de Uruguay, titulado: “Las voces de la igualdad, bases para una teoría crítica de la justicia”. Siendo una interesante propuesta que busca señalar de forma crítica y reflexiva que la idea de igualdad, ha tenido dos potentes voces durante siglos, donde la primera se basa en la justicia y la segunda en el reconocimiento.

 

De esta forma una teoría crítica de la justicia, nos sienta muy bien en estos momentos de tanta desazón, donde las brechas sociales y polarización económica, se están convirtiendo en las reglas de oro de muchos Estados alrededor del mundo. Lo anterior debido a la falta de narraciones, emociones y ante todo una razón pública, como herramientas posibilitadoras de esa teoría crítica en la que nuestras diferencias se fusionan en una sola voz que le gane la partida a la insolidaridad y egoísmo que imperan más allá de nosotros mismos.

 

Así traigo a colación esta reflexión a nuestro quehacer histórico-social en el sentido de que el ejercicio de las virtudes cívicas, es fundamental para todo desarrollo de la vida en sociedad y en estos momentos de pandemia aún más. Esto a raíz de que la desigualdad, solo puede ser enfrentada mediante el consenso de posturas, mismas que de forma racional y deliberativa, articulen el reconocer al otro y por tanto, lo justo o injusto que existe detrás de toda su tradición identitaria.

 

En palabras del propio autor del libro, señalamos que: “…puede afirmarse …el desarrollo de una teoría crítica de la justicia que integre un transfondo abierto y plural como forma de asegurar la realizabilidad de sus fines, es imprescindible contar con un criterio normativo que, siendo subsidiario de la idea de igualdad, reduzca los posibles conflictos entre distintas visiones competitivas al exigir su justificabilidad en términos generales y recíprocos a la vez que contribuya a la creciente individuación y la inclusión social de las personas afectadas.” (Gustavo Pereira, 2010:71).

 

En consecuencia este planteamiento se está refiriendo a la implementación de una concepción formal y democrática del ejercicio de la ética, para así lograr acercarnos más a este ideal de justicia para todos, tan necesaria en estos tiempos de incertidumbre social, política y económica.

 

La valoración cívica que le demos a las voces de la igualdad, debe partir de esa justicia y reconocimiento mutuo que permita identificar, cuáles son aquellas demandas que deben ser contempladas más que otras en términos de una verdadera aplicación de la justicia social.

 

Porque se necesitan abrir horizontes de autorrealización y felicidad, donde nuestros congéneres logren combatir las patologías de la alienación y el consumismo enquistadas en nuestras propias vidas por décadas. Esto a través de la autorreflexión como nos dice el filósofo, pero de una forma que se palpe desde lo profundo de nuestro ser.

De esta manera, lograremos generar las condiciones propicias para poder alcanzar el bien común, el cual se traduciría en la virtud de la igual dignidad que nos es característica a todos los seres humanos desde el momento de nacer.

 

Es importante señalar que para alcanzar esa teoría crítica de la justicia, debemos comprometernos con la idea de una buena vida que se constituye en hacer efectivas ciertas garantías indispensables para afrontar las patologías antes mencionadas. Y que son en parte las causantes al desviarnos de ese ideal de democratizar la igualdad, económica y también social.

 

Todo lo dicho en aras de identificar cuando la justicia y el reconocimiento nos es negado y por ende, abrir espacios donde la razón prevalezca ante la injusticia y frente a cualquier Estado…