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Lo dije, y lo digo

Me dan mucho coraje aquellos que dicen “yo ya lo dije”. Bueno, pues con todo el coraje, no tengo más remedio que ahora aplicármelo a mí mismo.

 

Me dan mucho coraje, pero mucho coraje, es más muchísimo coraje, aquellos que dicen sistemáticamente “yo ya lo dije”. Bueno, pues con todo el coraje, no tengo más remedio que ahora aplicármelo a mí mismo. Me explico.

Está claro que uno de los talones, gordos, de Aquiles que tiene nuestra democracia es el mundo judicial, que siempre ha sido, y seguirá siendo, mayoritariamente conservador. Bien, cada uno es legítimo de pensar lo que crea oportuno y únicamente es exigible que su comportamiento como profesional de la justicia no se contamine ideológicamente, al menos en los temas especialmente significativos, a la hora de tomar una decisión judicial.

Y dentro de este ámbito, el gran problema que tenemos desde hace cinco años es la no renovación del Consejo General del Poder Judicial. Creo que esto no puede aguantar más y si yo, sin conocimientos jurídicos, publiqué hace cuatro años una fórmula para resolver este escollo, hoy escandaloso, creo que ahora más que entonces, es 4 veces más oportuna esta fórmula. Repetiré lo que dije entonces:

UNA FÓRMULA PARA RENOVAR EL CG PODER JUDICIAL

En mi opinión , sin ser un experto en leyes, pienso que el bloqueo de la renovación del

Consejo G. del Poder Judicial tiene una fácil solución: si el PP sigue bloqueando la renovación del Consejo General del Poder Judicial, aprovechándose de que sus votos en el Congreso son imprescindibles (por hacer falta una mayoría cualificada) y dado que dicha mayoría cualificada está fijada en la ley orgánica 6/85 del Poder Judicial, creo que hay una fórmula impecable para, o renovar el CGPJ, o evitar al menos los efectos perniciosos de su prórroga no constitucional.

Considerando que hay, creo, una mayoría absoluta en el Congreso que quiere renovar dicho Consejo, se podría redactar y aprobar de forma urgente una enmienda a la ley orgánica 6/85 del Poder Judicial, en la que se proponga una de estas dos alternativas ( o incluso una mezcla de ambas):

1- Si transcurrido tres meses desde que se inicien los trámites previstos en la Ley O 6/85, del Poder Judicial (art. 567) para la renovación de sus miembros, no se hubiera culminado dicha renovación, se procederá a la misma reemplazando la mayoría de 3/5 por la de mayoría absoluta.

2- Dichos nombramientos se podrán revisar, si más adelante se alcanzara la mayoría de 3/5 para ello.

3- En todo caso, una vez finalizado el plazo para el que fue elegido el CGPJ, el mismo permanecerá en funciones, sin poder tomar ninguna decisión que no sean las de la pura gestión administrativa de dicho órgano. Esto es, su actividad se reducirá a facilitar el normal desarrollo del proceso de constitución del nuevo consejo y el traspaso de poderes al mismo y limitará su gestión al despacho ordinario de los asuntos públicos, absteniéndose de adoptar cualesquiera otras medidas, salvos casos de extrema urgencia debidamente acreditados.

Esto no es nada extraño porque, por ejemplo, todos los gobiernos cuando acaban su mandato y hasta que llegan los nuevos quedan en funciones.

Yo no entiendo mucho de técnica jurídica pero creo que esta sería una fórmula coherente con el hecho de que la mayoría absoluta del Congreso quiera que se renueve dicho Consejo.

Hasta aquí mi propuesta de entonces. ¿Qué ventajas tiene?: la primera y más evidente, es que nadie podrá bloquear de nuevo eternamente la renovación de dicho Consejo.

La segunda, que se le hace un favor incluso a sus propios miembros, puesto que si han sido elegidos para cinco años, no deben de estar 10 años. ¿Alguien se imagina que un gobierno elegido para cuatro años siguiera otros tantos gobernando por alguna debilidad jurídica?.

Tercero, en cuanto por ejemplo ahora, el Partido Popular vea que con esta fórmula, si no se aviene a un acuerdo con el bloque mayoritario, puede que no tuviera ningún miembro en dicho Consejo, seguro que “ablandaría” su exigencias y aceptaría un acuerdo razonable.

La cuarta, se va viendo que el compromiso de regeneración democrática comprometido hoy por nuestro Presidente, va en serio.

Entiendo que si la ley orgánica se aprueba por mayoría absoluta, una mayoría absoluta puede modificarla por tanto creo que es factible este cambio.

Y por último, si hay alguna objeción por parte de algún órgano europeo, estoy convencido, a la vista de los hechos, de que entenderán que es mejor esta fórmula puente y excepcional al espectáculo de mantener un órgano eternamente prorrogado y sin que, en la práctica, haya perspectiva de renovarlo. Por una razón muy simple, porque al Partido Popular no le interesa renovar dicho Consejo designado mayoritariamente por ellos, por interés interno, dada la cantidad de juicios que tiene pendientes. Así que entre lo malo y lo peor, creo que sin duda hay que elegir lo malo, que no es tan malo como podría parecer…