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Los últimos asesinatos de Franco hace medio siglo

En pocas palabras : Zarzuela dio órdenes a la DGS para que me pusieran en libertad.

 

El 26 de septiembre de 1975 fueron ejecutados cinco jóvenes antifranquistas. Inútiles fueron las masivas manifestaciones en todo el mundo pidiendo clemencia al tirano. Incluso el Papa Pablo VI pidió que no los ejecutaran. El viejo carcamal de voz y pinta ridículas había empezado a matar en el Rif, en la Guerra Civil y en la larga dictadura y no pensaba ceder aunque le quedara poco de vida.

Hace 50 años, pero no lo olvidamos y quiero resumir aquí mi experiencia de esos días. Yo viajé la víspera del crimen a Estocolmo donde representé al PSOE en el congreso del partido socialdemócrata sueco. Cuando se supo que la dictadura franquista había asesinado a los cinco antifranquistas, recibí una llamada de Olaf Palme, primer ministro de Suecia, pidiéndome que me incorporara al consejo de ministros, reunido de urgencia para tratar de las ejecuciones en España.

Palme y sus ministros deseaban conocer qué opinaba el PSOE sobre las medidas diplomáticas y políticas que podía tomar Suecia contra Franco. Yo era entonces miembro de la Comisión Ejecutiva Federal y como tal dije al Gobierno sueco que como ya habían hecho varios gobiernos europeos, deberían llamar a consultas a su embajador en Madrid como gesto de protesta y condena . Estuvieron de acuerdo y en pocas horas el embajador de Suecia en Madrid se encontraba en Estocolmo.

Después participé en una gran manifestación contra Franco en el centro de Estocolmo, presidida por Olaf Palme y todo su Gobierno.

Tras hacer entrevistas en la radio y la televisión suecas en las que condené con gran dureza a la dictadura de Franco, volví a Madrid.

Solo tres días después fui detenido en la calle Jacometrezo de Madrid por dos inspectores de la Brigada Político-Social que me esposaron y me condujeron por la calle Preciados a la temible Dirección General de Seguridad en la Puerta del Sol.

Más que una detención era un secuestro porque toda aquella tarde la policía negó a las personas que se interesaron por mí que yo me encontrara detenido.

Felipe González, que supo pronto la noticia contactó con el embajador de Alemania (RFA), hombre de confianza del canciller Helmut Schmidt, quien se dirigió a la Zarzuela y explicó lo que ocurría al general Fernández Campo. En pocas palabras : Zarzuela dio órdenes a la DGS para que me pusieran en libertad.

Mientras tanto, el comisario Roberto Conesa, bien conocido como cruel torturador y asesino de antifranquistas, me sometía a un desagradable interrogatorio de varias horas, flanqueado por Willy el Niño y otro esbirro.

Ya había amanecido cuando me llevaron de nuevo a la sala de interrogatorio (me dicen que ahora es el despacho del jefe de Gabinete de la presidenta Ayuso) donde el comisario Conesa me comunicó mi puesta en libertad, añadiendo un críptico comentario : “tienes buenos amigos”.

 

Luis Yáñez-Barnuevo García
Exdiputado del PSOE por Sevilla.