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Manual de incompetencia

Tras las primeras cien páginas ya estaba hasta la coronilla del “yo, mi, me conmigo” y del “estar encantando de conocerse” de Pedro I El Guapo.

 

Les aseguro que no he comprado el “Manual de resistencia” de Pedro Sánchez Castejón, ¡Dios me libre! Como suele ocurrir en estos casos, siempre hay amigos que te envían una copia por whatsapp y a mí me han llegado en la última semana algo así como una veintena de mensajes con el texto del presidente del Gobierno, redactado por una negra, por cierto bastante incompetente. Y confieso que he pecado. Pero sólo venialmente. He tratado de leerme el famoso libro del doctor Flex y no he conseguido terminarlo, principalmente por dos razones. La primera porque los diversos medios de comunicación ya habían desvelado hasta la saciedad los pasajes más atractivos de esta ingente obra hagiográfica, como los del colchón, los del Rey o las erróneas citas de San Juan de la Cruz y Albert Einstein. Y la segunda porque tras las primeras cien páginas ya estaba hasta la coronilla del “yo, mi, me conmigo” y del “estar encantando de conocerse” de Pedro I El Guapo. Leánlo sólo si tienen su punto de masoquismo, si no, mejor ignorarlo porque les aseguro que se van a aburrir más que con las casi mil páginas de la “Crítica de la razón pura” de Kant.

 

Sánchez sólo se limita a exponer en sus algo más de trescientas páginas lo que todos sabíamos de él…

 

Muchos amigos a los que yo le he reenviado el libro, tras excusarse por su negativa a leerlo, me han pedido que les hiciese un resumen evitándoles así el sufrimiento que supone dedicarle unas horas al bodrio de Sánchez. Me niego. Que cada palo aguante su vela. Valdría la pena si el autor de la idea (que no del texto) aportase algunas novedades sobre su personalidad o sobre su posición política. No es así. Sánchez sólo se limita a exponer en sus algo más de trescientas páginas lo que todos sabíamos de él, sobre su egoísmo, su narcisismo, sus ansias de poder, su falta de escrúpulos y su egocentrismo enfermizo. Nada nuevo bajo el sol.

 

Y es que el todavía presidente español (y ojalá que no renueve su mandato por el bien de buena parte de los españoles) es un oxímoron en si mismo. Ya saben lo que es esta figura retórica, utilizar dos conceptos contradictorios para definir uno nuevo, por ejemplo, muerto viviente, secreto a voces o, por poner un texto, éste sí, de San Juan de la Cruz, “que tiernamente hieres, soledad sonora, música callada…”. Sánchez es como la yenka, “izquierda, izquierda, derecha, derecha, delante, detrás, un, dos tres”. De ahí sus decisiones y rectificaciones que se han sucedido sin descanso de continuidad en estos nueve meses de corta legislatura de su Gobierno bonito.

 

Si como muestra vale un botón, voy a echar mano de su “Manual de resistencia” y acudir a la cita que Sánchez hace de su relación con el Rey, Felipe VI, “enseguida el Rey y yo, dice, nos reconocimos mutuamente com las personas que íbamos a sacar al pais del riesgo del bloqueo” y añade “conectamos de una forma especial, confiamos el uno en el otro y se estableció una relación muy franca…la prueba de la relación estrecha que tejimos aquellas semanas me la dio unos meses después, cuando simití como secretario general. Me llamó para darme ánimos”. Sólo le ha faltado contar cómo Felipe y Leticia quedaban todos los fines de semana con él y Begoña para ir al cine a ver “El reino” y cenar después huevos rotos en Casa Lucio.

 

Su retrato en el “Manual de resistencia” pone en evidencia que el título elegido por Irene Lozano, debería de haber sido el de “Manual de incompetencia”.

 

Esta pasión por la Monarquía contrasta con su adoración por la República, como ha demostrado este último fin de semana con su visita a la tumba de Manuel Azaña, en Montauban. Es un nuevo oxímoron de la monarquía republicana del que hace gala el doctor Sánchez. Dios me libre de criticar la visita tanto al ex presidente de la II República española como a la de Antonio Machado en Colliure. Otra cosa es recurrir a los muertos famosos como acicate y excusa electoralista. Mientras en España el Ministerio de Cultura se olvida de los homenajes al poeta sevillano en el ochenta aniversario de su fallecimiento en el exilio francés, el presidente del Gobierno intenta apropiarse de una figura que denostó tanto a las derechas como a las izquierdas, esas dos Españas que le helaban el corazón. Yo le aplicaría a Sánchez el proverbio de Antonio Machado que afirma, “el ojo que ves, no es, ojo porque tú lo veas, es ojo porque te ve”. Es decir, que la España que contempla el inefable y guapo superviviente socialista que aún nos gobierna, no es la que él cree que deba ser, una federación de microestados en la que las llamadas nacionalidades históricas deben de primar sobre el resto del país, tal y como pretenden los supremacistas. España es una nación con siglos de historia que no se va a dejar engañar por vendedores de humo. En apenas dos meses contemplaremos lo efectiva que ha sido y está siendo esta campaña electoral del lider socialista. Lo unico que de momento podemos reconocer es que Sánchez es un resistente nato, capaz de sobrevivir confortablemente en la Isla de los Famosos de su querido Jorge Javier Vázquez. Eso es algo irrefutable, o si no, que se lo pregunten a Susana Díaz. Su retrato en el “Manual de resistencia” pone en evidencia que el título elegido por Irene Lozano, debería de haber sido el de “Manual de incompetencia”. Sólo así se entendería la vida y milagros del salvapatrias del Falcon y del colchón de la Moncloa.