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Que el Espíritu Santo y el Rocío los ilumine

Ahora resulta que Ciudadanos, tan centristas y liberales ellos, pone al mismo nivel anticonstitucional a Bildu, al PNV, a los separatistas catalanes y a Vox.

 

Esta mañana me he topado con varias hermandades rocieras de Sevilla que han iniciado su camino hacia la ermita de Almonte. Mis lectores saben que no soy mucho de las manifestaciones religiosas que arrastran multitudes, pero así como me admira la estética de la Semana Santa y del Corpus, siento verdadera curiosidad por comprender lo que sienten los miles y miles de fieles que cada año acuden a las inmediaciones del Parque de Doñana desde muchos puntos de España para rendirle homenaje a la Blanca Paloma el lunes de Pentecostés. El camino, por mucha música, mucho baile, mucho jamón, mucho rebujito y mucho cachondeo que lo rodée debe de hacerse duro cuando se cruzan los arenales bajo el sol incandescente de estos primeros días de junio. Hace falta mucha fe y mucha creencia para soportar cuatro o cinco días de camino a pleno sol, por mucho aire acondicionado que lleven ahora algunas carretas,

 

Tanto el Rocío como las festividad religiosa en la que tiene lugar, domingo y lunes de Pentecostés, me llevan a pensar que hariá falta un verdadero milagro de la Virgen o del Espíritu Santo para que nuestra clase política recondujese una situación que a mí se me antoja laberíntica y de muy difícil solución. La atomización del antiguo bipartidismo ha dado lugar a un cacao maravillao que no hay Dios quien ponga en órden para poder conformar gobiernos más o menos estables en ayuntamientos, diputaciones, autonomías y hasta en el mismísimo ejecutivo nacional. Las “líneas rojas” y el “y tú más” están marcando unas negociaciones que las que debería primar el interés común sobre el partidista y sobre los intereses particulares de algunos líderes que se creen portadores de la verdad absoluta y que, como Supermán, se sienten dotados de superpoderes que nadie, ni siquiera las urnas, les ha dado por más que sueñen con cambiar el colchón de la Moncloa. 

 

Mientras PSOE y PP tratan de liderar, respectivamente, a los diversos grupos que conforman o son afines a las clásicas izquierdas o derechas de toda la vida con el fin de dar cuerpo y estabildad a las instituciones que nos deben regir en los próximos cuatro años, el resto de los partidos están jugando al “trile” con sus propios votantes. Y no excluyo a ninguno. Posiblemente sea Ciudadanos el que más está forzando la ruleta y utilizando la “estampita” porque es el que más tiene que ganar…y que perder. Lo de Rivera es de traca. Ni come ni deja comer. Como decimos por aquí abajo, “de mear y no echar gota”. Le puso la “linea roja” a Sánchez para llevarse a su corral a un buen número de votantes del PP que confiaban, dados los antecedentes andaluces de hace sólo seis meses, que finalmente apostaría por unos gobiernos del llamado “trifachito”.

 

Pues no. Ahora resulta que Ciudadanos, tan centristas y liberales ellos, pone al mismo nivel anticonstitucional a Bildu, al PNV, a los separatistas catalanes y a Vox.

 

Y, que yo sepa, por más que no esté de acuerdo con algunas de las propuestas de los de Abascal, existe una enorme y abismal diferencia entre aquellos que llevan sobre sus espaldas casi mil muertos y los que, de momento, no han quemado ni un contenedor. Y no digamos los “golpistas” catalanes que se han meado encima de nuestra Constitución, han quemado nuestra bandera y continúan queriendo romper España. Seamos serios, por menos que nos guste una fuerza política, mientras no se demuestre lo contrario, hay diferencias y diferencias, señor Rivera. Así las cosas, me parece lógico que Vox, ninguneado por unos y otros, exhiba sus poderes y amenace con romper el pacto de Andalucía y, de camino, cualquier otro posible acuerdo que conforme unos gobiernos estables de la derecha en ayuntamientos y autonomías. “Elemental, querido Albert”, que diría Sherlock Holmes.

 

Y si Ciudadanos está como el perro del hortelano, la clásica comedia de Lope de Vega, los muchachos de Podemos andan como Indiana Jones, en busca de la izquierda perdida, que se la ha arrebatado Pedro Sánchez por el método del tirón. Da pena el pobre Pablo Iglesias mendigando un puesto de lo que sea aunque sea de colchonero en el próximo Gobierno de Sánchez, con el fin de sacar adelante a sus niños y poder pagar la hipoteca  del chalé de Galapagar. Me da a mi que como no se ande con cuidado, Errejon, Espinar y compañía, le van a dar puertas en una nueva versión de sus macroconciertos de Vistalegre. Es lo que tiene el creerse la reencarnación del comandante “Che” Guevara en esta “España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía, devota de Frascuelo y de María, de espíritu burlón y de alma quieta…” Porque como apuntaba Antonio Machado en la segunda estrofa de este mismo poema “El vano ayer engrendrará un mañana vacío y ¡por ventura! pasajero. Será un jóven lechuzo y tarambana, un sayón con hechuras de bolero; a la moda de Francia realista, un poco al uso del París pagano, y al estilo de España, especialista en el vicio al alcance de la mano”. Pues eso, un retrato al uso.

 

Sólo espero que este domingo de Pentecostés vuelva a bajar el Espíritu Santo, en forma de paloma o de llama sagrada y, acompañado por la intercesión de la Virgen del Rocío, ilumine a nuestros negociantes líderes políticos antes de que se agoten los plazos y nos veamos obligados a ver de nuevo a Carmena y a Colau en los ayuntamientos de Madrid y Barcelona. Bastante tendremos con aguantar cuatro años a Pedro Sánchez. Tantas elecciones para volver a ver a los mismos en los mismos sitios es demasiado para el cuerpo. Mientras tanto, Sánchez seguirá tratando de sacar el cadáver de Franco del Valle de los Caidos. Dos años lleva ya con la tarea como si eso fuese lo más importante para los españoles. Como no le eche una mano el tandem del Espíritu Santo y la Virgen del Rocío, me da a mi que deja el Gobierno sin moverlo de Cuelgamuros. Al tiempo.