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Señor Casado, pues sí tiene que hablar

Usted tiene que decirnos muchas cosas. Y le diré porqué tiene que hablar, le daré varias razones de porqué tiene que hablar. 

A propósito de la segunda sentencia condenatoria del Partido Popular por corrupción, el señor Casado repite una y otra vez que él no tiene nada que decir. “Que no tiene que hablar”, “que esto es del pasado…”.

Pues no señor Casado, no puede callarse; usted sí tiene que hablar. Usted tiene que decirnos muchas cosas. Y le diré porqué tiene que hablar, le daré varias razones de porqué tiene que hablar. 

La primera, porque han condenado al Partido Popular ahora y usted es, ahora, el presidente del Partido Popular. Ese partido que cada día demuestra más su corrupción intrínseca. Yo sé que usted en estos momentos no quisiera ser el presidente pero, por suerte o por desgracia, lo es y ya esa es una razón suficiente para que dé una explicación convincente. 

Pero hay más: usted no ha dicho todavía si van a devolver los beneficios obtenidos por esa corrupción que va mucho más allá de la sanción impuesta; estamos hablando de millones y millones de euros. ¿Los va a devolver, ahora, el Partido Popular del cual usted es, ahora, el presidente?. ¡Claro que tiene que explicarlo!, Claro que tiene que hablar.

Pero también tiene que hablar porque cuando ocurrieron esos hechos usted ya era un dirigente del Partido Popular, usted es corresponsable de todas esas corrupciones de las que, por culpa de la lentitud de la justicia, hasta ahora no se ha podido demostrar la veracidad. Igual que ustedes reclaman y con razón, la presunción de inocencia, no pretendan también escaquearse cuando la contundencia de la justicia ha resuelto. No pueden jugar a dos bandas: antes no, porque no estaba juzgado y ahora no porque “yo no era”. ¡Claro que tiene que hablar!. 

Y tiene que hablar porque los máximos responsables de entonces son los que usted ha llevado hace unos días como ejemplo y como acompañamiento del mismo proyecto que usted encabeza ahora, a su convención itinerante por media España de la que usted se ha sentido tan orgulloso; pues ese orgullo corrupto es el que tiene usted que explicar a todos los españoles. ¡Naturalmente que tiene que hablar!.

Y ya que le gusta tanto irse a Europa, a perjudicar los intereses de España, en esa Europa no se concibe que un partido que está de corrupción hasta las trancas, como el suyo, no exija la dimisión de sus máximos dirigentes, de todos los que han metido la mano en la caja para llevarse a manos llenas los millones de todos los españoles… ¿cómo que no tiene que hablar? tiene que hablar y mucho; mientras tanto, el fantasma de la corrupción estará sobre su cabeza. 

No lo olvide. Si a dos golfos los acusaron ustedes, y yo, de gastarse unos miles de euros en una casa de put…, ¿cuántos millones de casas de put…  se han gastado ustedes en esa casa en la que usted tiene su despacho?. ¿Cuántos millones ilegítimos robados a todos los españoles?. Pues ¡naturalmente que tiene que hablar!. 

Aunque sé que no puede decir nada convincente, porque NO SABE QUÉ DECIR, pero ese es otro problema: ¡ese es su problema!.