Soy trumpista
El principal problema de Europa no es con China ni con Estados Unidos, que el principal problema Europa lo tiene en su interior.
Después de mucho pensarlo y de escuchar a Donald Trump he llegado a la conclusión de que estoy de acuerdo con él y por tanto, me declaro Trumpista. Ya, ya sé que algunos os podéis sorprender, pero cuando tiene razón, tiene razón y a mí, que siempre me ha parecido un personaje entre cómico y temible, pasando por ridículo y peligroso, hoy tengo que darle la razón. Admito que no se lo deis los demás, pero para mí tiene muchísima razón tanto él como su primer adlátere, el vicepresidente Vance cuando uno y otro dicen que el principal problema de Europa no es con China ni con Estados Unidos, que el principal problema Europa lo tiene en su interior.
Si señor Trump, se ve que de esto entiende usted un rato. El principal problema que tenemos en Europa son los pequeños y cada vez más descarados trumpistas que nos están saliendo por todas partes. La Meloni, el Urban, la Le Pen, el Abascal, el Salvini, la AfD de Alemania o el Alvise son nuestros principales problemas porque como las termitas, poco a poco están intentando destrozar nuestra solidez. Y necesitamos solidez, muchísima solidez para poder hacerle frente a este bicharraco de Norteamérica, que se ha creído el dueño del mundo y que ejerce como tal. Nuestro problema lo tenemos dentro, porque así no podemos hacer una política fuerte, no podemos decirle al gobierno norteamericano “con tu pan te lo comas” y no podemos buscar alianzas estratégicas fuertes con otros países de distintos continentes. Sí señor Trump, poco a poco usted lo ha ido consiguiendo: nos ha inoculado el virus del trumpismo más reaccionario y fascista y ahora estamos muy contaminados, cada día más. No fue casualidad que nada más salir elegido llamó a su vera a la Meloni y en su toma de posesión estuvo el inefable Abascal que viene a ser una copia, sin posibles, pero con ganas, de usted señor Trump; gracias por darnos el aviso, y los auténticos demócratas estaremos encantados de superar esta epidemia que usted nos ha inoculado. Pero como las buenas vacunas (las vacunas de lejía se la dejamos a usted y los suyos, que tan partidarios son, y que esperamos se la pongan por coherencia …) esta pequeña inoculación nos va a hacer levantarnos con más fuerzas y más pronto que tarde, para decirle a usted que no es más que un monigote, que no va a poder con nosotros y que vamos a procurar por todos los medios que los principales principios democráticos, de solidaridad, de igualdad y de la libertad bien entendida triunfen, no solo en Europa, sino en todo el mundo.
Señor Trump, cómanse con patatas sus productos MadeinUSA, que el resto del mundo seremos capaces de sobrevivir sin usted y sin los que, como usted, se creen que no existe más modelos que el capitalismo imperialista de algunos yanquis mal nacidos.
¡Cómo no voy a estar de acuerdo con Donald Trump!.