Clara Guzman

Clara Guzmán.- Ella se podría poner una rebequita de vez en cuando, niña. La veo y me da frío y ahora con los aires acondicionados…

Clara Guzmán.- Marrón el que tiene Cristiano, porque si han dado la cifra con pelos y señales, 14,7 millones, es que no es presuntamente defraudador.

Clara Guzmán.- Eso se llama “Manspreading” despatarre o desparrame de piernas en el varón en espacios públicos, en lengua vernácula.

Clara Guzmán.-Llamándose Popular, cómo es que dejan a la gente del pueblo a dos velas, que había que oír a esa criaturita que ha perdido los ahorros de su vida.

Clara Guzmán.- Porque, a todo esto, el Sánchez ¿a qué se ha comprometido con Susana Díaz cuando han decidido enterrar el hacha de guerra?

Clara Guzmán.- ¡Qué Obama ni Obama! El negro, el color negro, que parecen urracas. _No me extraña que el Papa pusiera cara de pasa.

Clara Guzmán.- ¿No me estabas contando una serie de cuentos, el de Susanita la Fantástica, el del sastrecillo valiente, el del soldadito de plomo?

Clara Guzmán.- Niña, cuando cantaba eso de: “Me decía que iba a misa, madre, y me engañaba. Si no llevaba rosario ni libro, ¿cómo rezaba?”

Clara Guzmán.- ¿Qué le pasa a esa señora? _Que no es minimalista. El otro día dijo que mueven a los jueces a su antojo y usan a los fiscales como lacayos.

Clara Guzmán.- Una cosa te voy a decir, lo del cuñado blanqueando no lo veo mal. Los cuñados siempre andan metiendo palos en candela.