Juan Tortosa

La profesión periodística está siendo víctima de un maltrato contra el que es necesario alzar la voz y plantarse de una vez.

Crecieron creyéndose los amos del mundo y se empeñan en continuar actuando, groseros y convencidos de que todo les está permitido por llamarse como se llaman.

Tanto mareo de perdiz es un síntoma de debilidad frente a la familia de un asesino que en ningún otro lugar del mundo seguiría gozando de semejante cancha.

La fuerza política merced a la cual Martínez Almeida consiguió el bastón de mando se le ha sublevado a los tres meses, en plena Cibeles.

Ni Gabriel ni sus padres se merecen un nuevo circo. Ellos fueron sobradamente educados con los medios y, tras el terrible desenlace, dieron las gracias conmovidos.

El millonario confeso más forrado del Congreso ofendía sin pudor en las redes a los náufragos socorridos por el Open Arms.

Y lo que a mí me transmitió Sánchez desde que empezó a hablar es que ni él mismo se creía la mayor parte de las cosas que estaba diciendo.

Si consigues ofrecer una programación decente y que la información se elabore pensando en el ciudadano y no en San Telmo, te aplaudiremos.

Me dispongo este sábado a viajar en tren Talgo desde Almería hasta Madrid. Primera sorpresa: el viaje empieza en autobús.

Este fin de semana, el destino los ha unido a los dos: al Prenda y al juez Serrano, convertido ahora este último en líder andaluz de Vox y parlamentario autonómico