Y ¡cayó la careta!
Por lo visto, los únicos tribunales constitucionales buenos son aquellos en los que el Partido Popular propone a la mayoría de sus miembros.
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El gran montaje que hemos sufrido durante años y años, con el llamado “caso de los Eres”, como si fuera, por insistente repetición de algunos , “el mayor caso de corrupción de la historia”, ha llegado a su fin: se ha caído totalmente la careta. Era un bluf, un montaje, aunque nunca sabremos si coordinado entre el mundo político de la derecha, el mundo judicial y el mundo mediático. Y ahora, los pobres, están que no saben cómo defender sus impresentables tesis… algunos siguen respirando por la misma herida, como pollo sin cabeza, repitiendo lo que ya no se cree nadie: que esto es culpa de un mal Tribunal Constitucional. Por lo visto, los únicos tribunales constitucionales buenos son aquellos en los que el Partido Popular propone a la mayoría de sus miembros. Ni Griñán era un delincuente, ni Chaves era un delincuente, ni la inmensa mayoría de los condenados eran delincuentes, ni los delitos , en su caso, eran de la gravedad que se había querido montar. Este caso no tenía, ni mucho menos, la dimensión que algunos le han querido dar como forma de rentabilizarlo políticamente. Si en el caso de Felipe González tuvo que formarse el sindicato del crimen para acabar con él, ahora se ha montado esto, para acabar con la hegemonía socialista en Andalucía, que finalmente se les ha ido de las manos, y no saben cómo reconducir su discurso para tener un mínimo de crédito.
Algunos ya lo escribimos entonces; yo mismo, sin ser un experto en leyes, pero si conociendo bien a buena parte de los imputados, ya publiqué en su día mi convencimiento de que eran personas honestas e inocentes.
Al final ha resplandecido la verdad y la razón, pero la pena de sufrimiento, la pena de telediario, la pena de incomprensión, y la pena de cárcel de muchos de ellos, no hay quien se lo restaure.
¡No hay derecho!, y alguna vez también los jueces deberían de pagar por sus errores ¿o es que son también inviolables y no responden, como franco, más que ante Dios y ante la historia de sus errores?. Seguimos teniendo una democracia imperfecta; igual que Juan Carlos de Borbón se ha librado de los numerosos delitos presuntamente cometidos, los jueces pueden seguir haciendo lo que quieran, que nadie les va a pedir cuentas, no van a pagar por sus errores (o abusos…). ¿Cómo, si no, se explica que ahora vuelva a haber un caso semejante, con el juez Peinado? ¿Dónde está el Consejo General del Poder Judicial?. Porque, a final de mes, sí que están en “la ventanilla”, para cobrar los suculentos sueldos que perciben sus miembros… ¿y el resto de los días?…
Se han caído, no una sino muchas caretas detrás de los cuales hay gente impresentable, aunque lleven toga, acta de diputado o carnet de periodista…