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11M, trece años después

Jose Manuel Sanchez Fornet
José Manuel Sánchez Fornet*

No es fácil escribir del 11M discrepando de la verdad judicial que dictó la sentencia, sin por ello acercarse a la irracional teoría de la conspiración elaborada por algunos medios en la que implicaban a dirigentes del PSOE, miembros de la Policía Nacional afines al PSOE, el CNI y ETA, en una rocambolesca y descabellada historia que contó con el aliento de quienes estuvieron en cargos de responsabilidad política mientras se gestaba y cometía el atentado (Aznar, Rajoy, Acebes, Mayor Oreja, Astarloa, Zaplana, Trillo, Teresa Jiménez-Becerril…) que dieron pábulo a ese cúmulo de mentiras, a la vez que otras dirigentes (Esperanza Aguirre) subvencionaban generosamente a los medios que acusaban a policías, socialistas, ETA y servicios secretos de ser autores, cómplices y encubridores de los crímenes. Tengo el honor de haber sido citado en varias ocasiones en sus aquelarres por el predicador radiofónico como miembro de esa conjura de conspiradores, traidores y asesinos, pero la justicia, con 40 horas de grabaciones aportadas, consideró que llamar a alguien cómplice de los asesinos era libertad de expresión.

 

Tengo el honor de haber sido citado en varias ocasiones en sus aquelarres por el predicador radiofónico como miembro de esa conjura de conspiradores, traidores y asesinos.

 

 

11M portada el pais 12m

Siempre tuve mi propia teoría alternativa sobre el asunto. Nada que ver con la conspiración antes citada, que ha servido como herramienta política y con la que algunos han vendido libros y hecho mucho dinero, sino que consideré, por la información que me llegaba y que sigue vigente hoy en día, que aquello podía ser un atentado de falsa bandera, donde nada era lo que parecía y que España estaba pagando algunos errores de política internacional cometidos en el pasado.

Esta teoría propia la he comentado con algún afamado periodista que escribió un libro sobre ese aciago día, quien con algunos datos distintos a los míos la consideraba consistente y con otros periodistas de Interior; también con varios responsables políticos de la fecha del atentado, de entre los cuales me hizo pensar uno que tenía responsabilidad en Interior antes, durante y hasta semanas después del 11M, que se sumó a la miserable teoría de la conspiración para cometer los atentados de miembros del PSOE, policías socialistas, ETA y CNI, que insinuaba conexiones ajenas a Al Qaeda y fiel seguidor de la doctrina Aznar (“los que idearon el 11M no están ni en desiertos remotos ni en montañas lejanas”), quien en una comida a solas que celebramos años después, ante la exposición de mis razonamientos guardó un espeso y largo silencio que rompió respondiendo con otra pregunta: Y si las cosas fuesen como tú dices ¿qué crees que podría hacer el gobierno, declarar la guerra a dos países vecinos?

UN ATENTADO DISTINTO, CON CABOS SUELTOS.

Del atentado y las circunstancias geopolíticas que concurrían en esa fecha, así como de las luces y sombras del mismo podría escribirse un libro. Empezando por el grupo que lo reivindicó y su poca credibilidad (no está reconocido como parte de Al Qaeda, ha llegado a reivindicar daños ocasionados por terremotos y no hubo más reivindicación que esa), pasando por el terrorista que se señala como jefe operativo del comando, conocido como “El Chino” o “Mowgli” (Ahmad Ahmidan, muerto en Leganés), expulsado desde el CIE de Madrid a Marruecos poco más de un año antes del atentado no siendo reconocido como ciudadano marroquí por lo que permaneció en España (existían pruebas documentales irrefutables respecto a su nacionalidad y su nacimiento, en Tetuán, en 1970, estando identificado por haber usado en España el nombre falso de Said Tlidni).

 

Declaraciones contradictorias sobre las que existen muchas dudas hasta de que las testigos pudiesen viajar en los trenes o al menos en el vagón donde dicen reconocer a Zougam el día del atentado.

 

La ausencia de pruebas contra Zougam, que permaneció en su casa hasta ser detenido mientras todos los demás implicados en el atentado huían, y que más allá de noticias de prensa que lo inculpaban, los datos publicados nunca fueron ratificados con pruebas en el sumario, donde no aparece ni esa prueba material del teléfono que señalaron algunos medios (que vendió la tarjeta está acreditado pero eso no es una prueba porque vendía muchas tarjetas en su negocio a cualquier persona), ni sus huellas estaban en vehículo o vivienda donde se prepararon explosivos (como también señalaron algunos medios de comunicación), y lo único que lo incrimina son las declaraciones de dos mujeres inmigrantes que después de hacerlo comenzaron a percibir ayuda económica del Estado, declaraciones contradictorias sobre las que existen muchas dudas hasta de que las testigos pudiesen viajar en los trenes o al menos en el vagón donde dicen reconocer a Zougam el día del atentado, así como la mochila de Vallecas, sin cadena de custodia conocida, la única con metralla en forma de clavos y tornillos y un cable desconectado al teléfono es otro elemento que merecería atención.

 

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Que fue un atentado de inspiración yihadista, o simulando que lo era, y que no hubo ningún actor español que colaborase en ello sabiendo lo que iba a ocurrir no me cabe duda. Que consiguieron muchos explosivos, con mucha facilidad, y una capacidad técnica para la detonación con teléfonos móviles como han hecho muy pocas veces, antes y después del 11M, terroristas de Al Qaeda, es evidente. Que en el teléfono de la mochila de Vallecas uno de los cables estaba desconectado ésta acreditado. Soy amigo del TEDAX Pedro que le hizo la radiografía y trasladó la mochila a un descampado y además tenía estrecha relación con otros TEDAX que desde el día del atentado, a temprana hora de la tarde, ya aseguraban que no era un atentado de ETA (Juan Domínguez, coordinador del TEDAX en mi sindicato, q.e.p.d.). La tarde del atentado estuve en COPE, con José Apezarena, Cayetano González (exresponsable de comunicación de Interior con Mayor Oreja) y algún otro contertulio, y mientras en antena dije que había que creer al ministro del Interior y no elaborar teorías de uno u otro carácter por interés político, en las desconexiones informé a los antes citados y a Juan Baño (jefe de Interior en COPE) que según mis noticias el atentado no era obra de ETA y todos los indicios apuntaban a terrorismo islamista.

Por los datos que he ido conociendo en aquellos días y en años posteriores creo que sobre ese atentado hay algunos extremos que aclarar, y que para hacerlo habría que empezar por saber qué hicieron los servicios secretos de Francia y Marruecos (entonces trabajaban muy unidos aunque años después tuvieron fuertes enfrentamientos), porque en las semanas anteriores su silencio en las relaciones con los servicios secretos y de información de España fue muy sonora. Y de paso, que la CIA diga si supo algo o no de lo que se estaba preparando, o la razón por la que un avión suyo partió esa misma tarde desde territorio español hacia Irak. Que no debamos esperar cincuenta años para que se desclasifiquen documentos secretos de uno u otro país y entonces, ya con la distancia y el sedante del tiempo, se conozcan detalles del atentado que hoy permanecen ocultos.

 

Habría que empezar por saber qué hicieron los servicios secretos de Francia y Marruecos (entonces trabajaban muy unidos aunque años después tuvieron fuertes enfrentamientos), porque en las semanas anteriores su silencio en las relaciones con los servicios secretos y de información de España fue muy sonora.

 

 

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POLÍTICA INTERNACIONAL Y TERRORISMO.

El Gobierno de Francia estaba muy molesto con España, con su Gobierno, porque habían pasado de ser el principal interlocutor de Estados Unidos en la Unión Europea y en asuntos de conflictos armados internacionales, a verse desplazados a un papel secundario por la posición de Aznar y su apoyo a Estados Unidos en la famosa reunión de las Azores, la declaración de guerra y posterior invasión de Irak. Francia no apoyó esa declaración de guerra y cuestionó la existencia de armas de destrucción masiva en Irak, extremo que se confirmó unos años después, tras cientos de miles de muertos, un Estado destruido y un rebrote del terrorismo más radical que hoy se ha extendido y provocado guerras en otros varios países (Siria y Libia, además de la guerra de baja intensiva existente en la propia Irak y en Afganistán). Francia, sus políticos, se sintieron desplazados de su lugar preferente en Europa en sus relaciones con Estados Unidos, heridos en su orgullo, y en relaciones internacionales a veces se devuelven con omisiones o ausencias en la colaboración de cualquier tipo entre ambos gobiernos este tipo de desencuentros.

 

El Gobierno de Francia estaba muy molesto con España, con su Gobierno, porque habían pasado de ser el principal interlocutor de Estados Unidos en la Unión Europea  a verse desplazados a un papel secundario por la posición de Aznar y su apoyo a Estados Unidos.

 

Marruecos se sintió humillado por el asalto a la isla de Perejil más por la forma de explicarlo España que por la ejecución, aunque también fue un acto de guerra cuando en la isla había unos pocos soldados (6), desarmados (o con carabinas inservibles), y con una patrullera de la Guardia Civil habría bastado para desalojarlos sin necesidad de organizar aquello de “al alba y con viento duro de levante…”, enviando a 26 soldados de unidades especiales en varios helicópteros y después a la Legión. Una interpretación peliculera para mayor gloria del entonces ministro Federico Trillo que fue interpretada en clave de humillación por las autoridades marroquíes.

No, no están claros algunos hechos ocurridos con motivo del 11M pero sí está claro que ni el PSOE, ni ETA, ni servicios secretos, ni policías españoles tuvieron nada que ver con la elaboración, comisión y ocultamiento de los autores del múltiple crimen. Si algún día se investiga de nuevo ese brutal atentado deberá hacerse con el rigor que merece un acontecimiento que cambió el rumbo político de un país y que con ello restableció en Europa, en cuanto a equilibrios de poder, la situación previa a la alianza España-Estados Unidos para invadir Irak, recobrando Francia el rol tradicional que por su potencia económica y militar le corresponde.

192 víctimas civiles en el atentado, 1.400 heridos, el GEO Torronteras en el asalto al piso de Leganés (cuyo cadáver fue profanado), miles de heridos con secuelas y la ciudadanía merecen que no se olvide lo que ocurrió. Memoria y justicia para las víctimas.

 

*José Manuel Sánchez Fornet es  Policia y ex Secretario General del SUP. Portavoz del Observatorio contra la Corrupción.

@sanchezfornet