The news is by your side.

A Sánchez lo han convertido en zombi…

… sus entrañables compañeros de Partido. No le han dejado ninguna salida, vaya por donde vaya, al final, es pieza cobrada

Arturo Serrano, exvicepresidente socialista en la Diputación de Málaga y Catedrático de Matemáticas.

Para ser presidente de Gobierno, Pedro Sánchez debe reunir alrededor de una mesa de pacto ciento setenta y seis diputados, quizás dos o tres menos. Menor cantidad sería insuficiente porque a Ciudadanos no le dejarían abstenerse: es el peaje que pagan los partidos dependientes de otros poderes.

Y, ¿a quién puede invitar? A nadie. ¿Podemos puede sentarse a negociar mientras la mesa contenga menos de ciento setenta y pico invitados? Negociar es ceder, es dejar algo de tu programa, y ¿quién lo hace si no se le asegura que otra parte de su programa sí se cumplirá? Negociar una investidura que, ya de antemano, no puede alcanzar apoyos suficientes es absurdo, no es ser dialogante es ser estúpido. Para rellenar la mesa, para hacer viable su investidura, Pedro Sánchez requiere más partidos que Podemos, o sea, necesita independentistas, pero eso es exactamente lo que le ha negado Susana Díaz, al no permitirle explorar el «estado federal» que el PSOE lleva en su programa.

La conclusión es sencilla: Sánchez no puede ser presidente de gobierno, ni siquiera puede convocar a los demás partidos para tantear sus posibilidades. Es el regalo de Navidad del tropel de barones que pastorea Susana.

O Rajoy o elecciones

Los medios pedirán insistentemente la abstención del PSOE, los poderes económicos presionarán lo posible y lo imposible, moverán a sus plumas compradas y a los políticos de sus consejos de administración… Lo más divertido llegará cuando aparezcan los gurús hablando de «responsabilidad», «sentido de estado» y demás grandes virtudes que ellos mismos no practicaron salvo que fueran sus beneficiarios. Simulando disgusto, los barones se unirán al carro «por el interés de España». Creo que ese es el desenlace más probable: la abstención del PSOE y la presidencia de Rajoy. Naturalmente, Pedro Sánchez dimitirá ya que ha empeñado su palabra en no apoyar al PP ni directa ni indirectamente. Y todos los barones, ya contentos, entronizan a Susana Díaz en la secretaría general y le dan un tiempo, que necesita, hasta que termine una legislatura probablemente corta. ¿Y si no dimitiera Sánchez? Pues lo mismo, pero con nuevos episodios cainitas.

La otra posibilidad, remota a mi entender, es que Sánchez aguante y fuerce nuevas elecciones. Es el único escenario en el que Pedro Sánchez puede intentar defenderse, puesto que Susana Díaz no deseará sustituirlo como cabeza de lista del PSOE; es demasiado arriesgado, no encaja en el modus operandi de una profesional de la política y electoralmente puede ser desastroso. Pero unas nuevas elecciones no se encaran bien después del espectáculo ofrecido por el PSOE y las profundas heridas generadas. Así que habrá otra sangría de votos y la culpa, naturalmente, la tendrá Sánchez.

Nadie irá a salvar al soldado Sánchez: ha sido abatido por fuego amigo.