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Crudas realidades y fantasías ideales

Afortunadamente las fiestas navideñas nos han dado un respiro en esa historia interminable en la que se ha convertido el cuento de nunca acabar de la república independiente de Cataluña. Las celebraciones festivas, las nevadas, la detención del presunto asesino de Diana Quer y el hallazgo de su cuerpo, y el peliagudo asunto de las pensiones en peligro de extinción, nos han devuelto a la cruda realidad. El personal se ha dado cuenta de que el cuento catalán, esa fantasía utópica que llevan defendiendo algunos desde hace algo más de un siglos, no tiene otra solución que dar un golpe sobre la mesa y hacerles cumplir la legalidad a toda esa caterba de irracionales nacionalistas que tiene como líder a un prófugo de la Justicia que lleva ya dos meses de vacaciones pagadas en Bruselas y que, acojonado ante la posibilidad de que lo enchironen si se le ocurre volver a España, pretende dirigir su Gobierno por whatsapp.

 Aunque, claro, a mí no me extraña la propuesta de Puigdemont. Tampoco es tan extraña. En un mundo globalizado como el que vivimos lo de gobernar a distancia tampoco es tan descabellado. Bill Gates le va a poner un piso. Susana también está haciendo sus pinitos en este tema. Ya han visto que la Junta le ha dado a sus funcionarios la posibilidad de descontarles el tiempo que emplean en sus casas para hacer yoga. Y el ex presidente de la Generalitat es todo un experto en gobernar a distancia y manipular al personal con las fake-news y los mensajes de la TV3.

Que España sea uno de los paises del mundo con mayor número de políticos es algo que clama al cielo.

 

Lo cierto es que este recién estrenado 2018 no nos augura nada bueno. Y no lo digo solo por el penoso espéctaculo que ha dado el Gobierno con el monumental atasco de la AP-6 con las desafortunadas declaraciones de nuestro exconcejal Gregorio Serrano, que también, sino por ese run-run que cada día es más peligroso sobre la falta de dinero para pagar las pensiones. Qué quieren que les diga, a mí me preocupa bastante que la llamada “hucha” esté más vacía que mis bolsillos y que hayan tenido que pedir un préstamo para salir del paso. Y me preocupa, sobre todo, porque mientras las pensiones son un derecho adquirido que nos hemos ganado a pulso cotizando durante cuarenta años de trabajo, no parece que falte dinero para pagar buenos sueldos a los cientos de miles de políticos que conforman el panorama de chupones que inunda el territorio español.

 La cuestión no es baladí. Somos millones los pensionstas que estamos con las carnes abiertas escuchando las excusas de los políticos para justificar no sólo la congelación y la bajada de las pensiones sino, lo que es más peligroso, su progresiva extinción con el paso del tiempo y el aumento del numero de jubilados. Y, claro, esto da lugar a cabreos que sacan a la luz comparaciones que son bastante odiosas. Que España sea uno de los paises del mundo con mayor número de políticos es algo que clama al cielo. Dicen que duplicamos a los italianos y triplicamos a los alemanes teniendo bastante menor población. No sé si será verdad, pero no me extraña porque aquí das una patada y salen politicos hasta debajo de las piedras. Políticos y asesores que cobran, y mucho, de los presupuestos y que en numerosas ocasiones no sabemos ni siquiera a qué se dedican.

Yo estoy de acuerdo con la propuesta de Pedro Sánchez de cobrarle un impuesto a los beneficios de una banca a la que nos ha costado un riñón rescatar.

 

Eso sin contar los privilegios económicos y de todo tipo que ostentan ministros, diputados, senadores, presidentes autonómicos, consejeros, alcaldes y altos cargos de las diversas administraciones públicas a quienes se les conceden exenciones fiscales y dádivas que para sí quisiéramos e resto de los contribuyentes.Hombre, yo estoy de acuerdo con la propuesta de Pedro Sánchez de cobrarle un impuesto a los beneficios de una banca a la que nos ha costado un riñón rescatar, para pagar las pensiones, pero también le pediría que se dejara de demagogias baratas y mirase a su alrededor para ver si, renunciando a algunos de los privilegios que tienen tanto él como el resto de sus compañeros de profesión.

 Así que atentos al parche porque nos esperan unos meses de sustos tan gordos que las tonterías que puedan hacer en los próximos días los independentistas catalanes pueden ser un juego de niños. Eso sí, con Puigdemont viéndolas venir por plasma e Instagram desde Bruselas y cobrando como muy honorable president de los presupuestos generales del Estado, no catalán, sino español. Con un par…de botellas de cava.