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Religión: yo elijo

Para Aristóteles la esencia de la vida era servir a otros y hacer el bien.

 

Bhavesh Bhandari, ciudadano indio del estado de Gujarat, y su esposa son un matrimonio rico, muy rico para el término medio del país. Estimada su fortuna en 200 millones de rupias, equivalente a 2,4 millones de dólares, han considerado que los bienes materiales les impiden lograr la libertad interior para afrontar las cuestiones fundamentales de la vida humana que les ha sido regalada. En consecuencia, han entregado a los ciudadanos que pasaban por su lado en una ceremonia preparada por ellos toda esa fortuna arrojándola en la misma calle. Y ello como compromiso de su desprendimiento material y convertirse ambos en miembros de un monasterio jainistas. El jainismo, postura filosófica y salvadora que defiende la existencia de las almas en búsqueda de un estado divino desde la renuncia y el dominio de sí. Nació el siglo IV antes de Cristo.

Los lectores de Ruyard Kipling recordarán que el lama al que Kim servía de discípulo en sus correrías por la gran carretera de la India, se alojaba en un monasterio jainista donde podía orar y meditar y desde el cual iba y venia y visitaba al alumno de San Xavier en Luxor. Dado que los multimillonarios, los millonarios abundantes en bienes no suelen estar dispuestos a renunciar a ellos, este matrimonio jainista ha adquirido relevancia por unos dias. No está mal recordar a los profetas de la desaparición de las religiones organizadas que el Jinismo perdura, como doctrina y práctica, desde 400 años antes de la existencia del cristianismo. Bhavesh Bandari nos permite traer aquí al joven rico del evangelio cristiano y a Jesus el Galileo sin tener donde reclinar la cabeza. Para Aristóteles la esencia de la vida era servir a otros y hacer el bien.