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El burro español

Benito Fdez 2
Benito Fernández

Afirma un conocido refrán español que “el burro es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”, y yo añado que eso ocurre si el asno en cuestión es francés, alemán, italiano o norteamericano, porque si la nacionalidad del burro es la española, no es que tropiece dos sino doscientas veces con la mencionada piedra.

A una semana escasa de la nueva cita con las urnas no parece que el caótico panorama político se haya clarificado mucho. Al contrario, si hace un año había dos fuerzas mayoritarias (PP y PSOE) y dos partidos emergentes (Podemos y Ciudadanos), ahora hay tres formaciones (PP, PSOE y Unidos Podemos), que tienen posibilidades de poder formar gobierno o, aplicando el refrán del burro, la posibilidad de que vuelvan a no llegar a acuerdo alguno y nos veamos obligados a acudir por tercera vez a las urnas en menos de un año. Evidentemente la culpa la tienen ellos, pero no cabe duda de que los que estamos provocando este eternos conflicto sin vía de solución somos los electores que, con más o menos matices, vamos a volver a repetir los resultados del 20 de diciembre.

Y es que tal y como está transcurriendo la campaña electoral no se ve que hayan cambiado ni un ápice los planteamientos de hace seis meses. Todos los líderes siguen empecinados en no dar su brazo a torcer porque, en el fondo de la cuestión, sus candidatos a presidir el Gobierno saben que su supervivencia política se basa en conseguir como sea ese objetivo.

¿Qué es lo que puede ocurrir el 27 de junio? Como lo más probable es que vuelva a ganar el PP con más o menos los mismos diputados que sacó el 20-D, y que Unidos Podemos supere en votos y escaños al PSOE

 

Veamos, Mariano Rajoy, cuestionado por buena parte de su propio partido y por un amplio sector de su electorado natural, se niega a dar un paso atrás porque, afirma y en eso lleva parte de razón, que está respaldado por sieete millones de votos. Pedro Sánchez, criticado por las fuerzas fácticas y los popes del socialismo, sabe que su única salida para no salir como gato escaldado es conseguir al precio que sea la Presidencia del Gobierno. Pablo Iglesias, que se ha erigido como líder mesiánico salvador de patrias, capaz de dar lecciones de democracia a todo aquel que no comparta sus ideas estalinistas, sabe que le ha llegado la oportunidad de convertirse en el Tsipras hispano asumiendo el liderazgo de una izquierda que no solo no le ha combatido con sus propias armas sino que, incluso, le ha hecho el juego sucio apoyándole para alcanzar las primeras cotas de poder en ayuntamientos y gobiernos autónomos. Y Albert Rivera se ha convertido en una especia de convidado de piedra capaz de pactar a la vez con tirios y troyanos con el único fin de tocar el pelo de la dehesa del poder, creyéndose además capaz de imponerle los candidatos al restos de los partidos. Con estos mimbres las soluciones de compromiso que puedan darle una salida al caos son cada día más escasas. Los personalismos de los burros españoles pesan mucho más que la razón de Estado

¿Qué es lo que puede ocurrir el 27 de junio? Como lo más probable es que vuelva a ganar el PP con más o menos los mismos diputados que sacó el 20-D, y que Unidos Podemos supere en votos y escaños al PSOE, lo más lógico es que se dejara gobernar al partido más votado que tendría sobre su cabeza la espada de Damocles de una moción de censura. Eso sería lo lógico o bien que. como ocurre en diversos países europeos, se produjera un pacto de Estado entre los llamados partidos constitucionalistas (PP, PSOE y Ciudadanos) que evitase una crisis a corto plazo y le diera estabilidad a un Gobierno de concentración nacional que pudiera hacerle frente con garantías tanto al reto de la crisis como al desafío nacionalista que amenaza con dinamitar toda la estructura levantada durante cuarenta años de democracia.

Así que yo que ustedes me pensaría muy mucho el voto que habrá que depositar el próximo domingo en la urna. Por si no lo sabían, el 26 de junio es el día de San Pelayo, nombre mítico en la historia de España.

 

Pero una cosa es la lógica, la razón y el bien común de todo un país llamado España, y otra muy distinta es la política sectaria que ha arraigado en la sociedad española por culpa de unos partidos que no han sabido aplicarse a sí mismos esa misma democracia que dicen defender. Y, por ello, no es de extrañar que el PSOE de Pedro Sánchez sea capaz de pactar con el Unidos Podemos de Pablo Iglesias y con algunos que otra fuerza nacionalista en esa extraña “alianza del progreso” que algunos defienden y que no es sino un chanchullo, un apaño, un paripé para que unos y otros, más unos que los otros, salven el culo que actualmente pende de un fino hilo.

Así que yo que ustedes me pensaría muy mucho el voto que habrá que depositar el próximo domingo en la urna. Por si no lo sabían, el 26 de junio es el día de San Pelayo, nombre mítico en la historia de España. Ya no es de recibo hablar del llamado “voto útil” porque está comprobado que esa utilidad puede ser manejada a su antojo por quien lo ha recibido. Esperemos que, por una vez y sin que sirva de precedente, la encuestas se equivoquen de medio a medio y el día 27 podamos dar un suspiro de tranquilidad, que necesitados estamos