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Empieza ‘El mambo’ en Cataluña

Eso decía un video promocional de dirigentes de la CUP, en el que se veía que empujaban un vehículo hasta conseguir despeñarlo por un barranco, y entonces uno de ellos preguntaba “¿y ahora, qué?”, a lo que una de ellas respondía “ahora, empieza el Mambo”. Y el Mambo comenzó.

Lo hizo vulnerando el Estatuto de Autonomía, el reglamento de funcionamiento del Parlamento catalán y elaborando leyes por las que se constituían en una república independiente rompiendo el Estado español e ignorando la Constitución. Convocaron un referéndum que el Tribunal Constitucional declaró ilegal pero ya habían decidido que iban a seguir con su pantomima peligrosa, aventando el odio que durante 30 años han ido inculcando en las nuevas generaciones y que ha hecho explosión ahora, de manera repentina, en el momento oportuno. Estamos en el Mambo.

 

No contaban estos nazicatalanes (considero así a los fanáticos que se sienten patriotas odiando todo lo español, nuestra lengua, bandera, himnos, instituciones, etc.) que el Gobierno de España, una mala madrastra siempre para sus hijos, les iba a dar un empujón imprevisto organizando la chapuza más lamentable que se ha conocido en la historia de este país, y no será que no hemos tenido victorias y derrotas militares dignas de glosa. Por citar solo la más reciente, el desastre de Annual, donde murieron miles de soldados en África (mi abuelo sobrevivió) por la negligencia y/o ignorancia en táctica y estrategia militar, fue un dechado de organización y estrategia comparado con esto.

 

La Policía del territorio estaba con los violentos, y no se enteraron que los Mossos actuarían como una policía al servicio de un régimen político despreciando las órdenes judiciales.

 

El presidente del Gobierno dijo que el referéndum no se iba a celebrar, pero cientos de miles de personas fueron a votar. Quizás porque dijo lo que no debía, porque lo que pasó no podía tener la consideración legal ni de referéndum ni de nada, a alguien se le ocurrió la brillante idea de trasladar a Cataluña a 10.000 efectivos de Policía y Guardia Civil, sin organización, muchos sin dietas y abonándose el alquiler de su salario, otros en naves militares sin duchas, ni agua caliente, otros en barcos sin el espacio mínimo necesario para liberar el estrés que se crea en la situación a la que se iban a enfrentar, otros acosados en la calle y hoteles porque la Policía del territorio estaba con los violentos, y no se enteraron que los Mossos actuarían como una policía al servicio de un régimen político despreciando las órdenes judiciales. Solo por esto, el presidente del Gobierno, la vicepresidenta, el ministro de Interior, el Secretario de Estado, los directores generales de Policía y Guardia Civil y el del CNI, y los mandos policiales correspondientes, deberían haberse ido la noche del mismo día 1 de octubre. Aquí mismo podrán leer un artículo de la pasada semana donde un policía en segunda actividad como es mi caso, solo con la lectura de los comunicados de Trapero y del consejero de Interior de la Generalitat pedía que se sustituyera a Trapero o el día 1 habría enfrentamientos entre policías porque estaban diciendo que no iban a obedecer la orden judicial.

 

 

En vez de hacer las cosas planificadas con análisis certeros de la realidad y rigor, a las 8 de la mañana del día 1, cuando vieron que los Mossos no hacían lo que tenían que hacer y tras petición de estos (una encerrona que evidencia que Trapero es un traidor y un sinvergüenza, pero infinitamente más inteligente que todos los mandos de Interior, desde Zoido hasta el último comisario, pasando por el director general de la Policía, el Coronel Pérez de los Cobos, los DAOs y todos los demás), que picaron el anzuelo y mandaron a miles de policías y guardias civiles a una miserable encerrona. Si los mandos policiales hubiesen hecho su trabajo los colegios estarían cerrados y no se permitiría la entrada, pero los Mossos actuaron en todo momento a favor de la consulta ilegal y se rieron de los mandos de Policía y Guardia Civil. Y así pasó lo que pasó. En la infinidad de videos que he visto de la actuación solo hay dos comportamientos que no se corresponden con los protocolos de actuación: tratar de sacar a una mujer sujeta por el pelo y un salto en una escalera, de arriba abajo, dando una patada a alguien que estaba sentado unos escalones más abajo.

 

Es evidente que alguien en ese terreno tampoco ha hecho sus deberes y que la falsa propaganda de la anciana, la de los dedos rotos y otras manipulaciones de expertos en ellas han colado en otros países como si fueran ciertas.  

 

Porque además del error garrafal de planificación de un acto que no debía haberse acometido nunca (no era necesario tratar de cerrar colegios cuando el referéndum ya estaba legalmente desactivado), en el Gobierno de España no hay nadie que hable inglés ni que tenga relaciones con los medios de comunicación internacionales. Así, países en cuyas constituciones no se reconoce el derecho de autodeterminación y donde los partidos que la defiendan son ilegales, cuyas policías son brutales en comparación con la nuestra (aunque ninguna llega al nivel de brutalidad de los Mossos, la que más muertos ha ocasionado en lo que va de siglo), exigen a España diálogo y critican una presunta dureza de nuestras policías. Es evidente que alguien en ese terreno tampoco ha hecho sus deberes y que la falsa propaganda de la anciana, la de los dedos rotos y otras manipulaciones de expertos en ellas han colado en otros países como si fueran ciertas.

 

Los Mossos aplicaron su plan para ser aplaudidos, se enfrentaron a las fuerzas de seguridad del Estado, ayudaron a los que se oponían al cumplimiento de la resolución judicial, informaron de nuestros movimientos y trasladaron las urnas que debían incautar hasta los colegios. Con esto, por los errores de mandos policiales y políticos que nunca responden por ello, un partido que empezaba con mucha ventaja para el Estado resultó que nosotros metíamos los goles en nuestra puerta porque los directores de orquesta no saben, o no quieren (a ver si querían otra situación así para que el nuevo Rey se luciera, como hizo su padre tras organizar el 23F) porque es casi imposible cometer tantos errores tan graves y juntos. En el ámbito internacional, esos errores han nivelado el partido. El Gobierno de España, que lleva meses de retraso y está permitiendo el acoso y vapuleo de los miembros de las fuerzas de seguridad del Estado en Cataluña, tras el discurso del Rey (que comparto íntegramente), está obligado a mover ficha.

 

Puigdemont, Junquera y otros deberían haber sido detenidos con la Ley de Seguridad Nacional con RD firmado por Rajoy, quien cobardemente prefirió lanzar a policías y guardias civiles contra personas.

 

Ahora empieza el Mambo. El Estado español a través de su Gobierno tiene que detener a los traidores sediciosos. Puigdemont, Junquera y otros deberían haber sido detenidos con la Ley de Seguridad Nacional con RD firmado por Rajoy, quien cobardemente prefirió lanzar a policías y guardias civiles contra personas que ocupaban los colegios electorales.

 

Hay que Intervenir los Mossos y ponerlos a trabajar por la legalidad constitucional, y quienes no quieran deberán ser expulsados. Hay que controlar la TV3, y hay que despedir a cualquier persona que esparza odio contra España en las escuelas. Hay que cerrar la Constitución fijando que los partidos que vayan contra la integridad territorial de la nación serán ilegalizados (como ya fue Herri Batasuna y puede afectar a Sortu, CUP, ERC. PDeCAT y otros) y como ocurre en todos los países del mundo -Alemania, Francia. Italia, Suiza, Estados Unidos, Rusia…- y así todos los demás. Y no tener prisa. El Gobierno británico suspendió cinco veces la autonomía de Irlanda del Norte, la última vez en el año 2002 y permaneció así cinco años. Hay que restablecer la legalidad y después, garantizar que no se sigue educando en el odio a España porque de lo contrario dejaremos un problema grave sin resolver a nuestros hijos y nietos. Y quizás a ellos no les guste el Mambo. Tenemos la obligación de dejar cerradas las reglas del baile para siempre, como todas las naciones y Estados del mundo.