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Entonando el “mea culpa”

Benito Fdez 2
Benito Fernández*

Si son usuarios habituales de las redes sociales habrán podido comprobar como son miles los fakes que están comparando la situación creada estos años por el nacionalismo catalán con la vivida por la Alemania hitleriana antes de la Segunda Guerra Mundial. Y, aunque ya se sabe que en twitter y facebook circulan excesivos mensajes de escasa credibilidad, lo cierto es que si somos realistas y observamos lo que está ocurriendo, habremos de reconocer que en la actual Cataluña se están produciendo situaciones diarias y habituales que nos hacen recordar tiempos de totalitarismos y dictaduras que todos creíamos superados y olvidados.

 

Desde el sesgado adoctrinamiento educativo en las escuelas y universidades a la descarada manipulación informativa pasando por la utilización dirigida de las masas en las calles, el supremacismo xenófobo de unas ideas y unos supuestos orígenes, la utilización perversa de los símbolos y la tergiversción de medias verdades o de puras mentiras, todo está suponiendo una involución a épocas en las que algunas ideologías políticas como el fascismo o el comunismo -al fin y al cabo dos caras de una misma moneda- campaban a sus anchas por numerosos territorios del planeta, segando vidas, costando millones de muertos y sumiendo a sociedades y pueblos enteros en el caos mas  absoluto.

 

El ministro de propaganda de Hitler, Joseph Goebbels, elaboró una especie de decálogo de la propaganda nazi, muchos de cuyos puntos han sido asumidos por diversas dictaduras a lo largo de la historia reciente y que, casualmente, se están repitiendo estos días por los dirigentes nacionalistas que encabezan el proceso secesionista, bien pertenezcan a la derecha burguesa de la antigua CiU, bien de la izquierda más o menos radical, de ERC y de la CUP. Lo que voy a desgranar a continuación son once principios en los que se basó la propaganda del Tercer Reich. Aunque parezca mentira son teorías que se aplicaron por los nazis hace ya casi un siglo y que, pese a los adelantos, siuen tan vigentes como entonces.

 

Como periodista entono el “mea culpa” porque hay que reconocer que mucha parte del éxito propagandístico del proceso independentista catalán lo hemos tenido los medios de comunicación.

 

Para quien desconozca este ideario, se lo simplificaré en algunos de sus puntos claves. El primer principio era el de simplifcación y el enemigo único, una única idea, un único símbolo y un único enemigo (España). El segundo era el del método de contagio, es decir, reunir a todos los adversarios en una sola categoría (el anticatalanismo de los partidos constitucionalistas). El tercero era el principio de transposición, cargar sobre el adversario los propios errores o defectos respondiendo al ataque con otro ataque (el supuesto déficit democrático del Gobierno). El cuarto es el principio de la exageración y desfiguración (la supuesta violencia policial del 1 de octubre). El quinto es el principio de la vulgarización, “toda propaganda debe de ser popular adaptando su nivel al menos inteligente de los indiviuos a los que va dirigida” (España nos roba). El sexto es el principio de orquestación “si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad” (no nos dejan votar). El séptimo es el principio de la renovación, hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos para que las respuestas del enemigo queden superadas en el tiempo (referéndum ilegal, manifestaciones, huída a Bruselas, internalización del conflicto). El octavo principio goebbeliano era el de la verosimilitud, construir argumentos basados en mentiras o informaciones fragmentarias (las empresas estarán deseando venir a invertir en la Cataluña independiente). Principio de la silenciación, acallar cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disumular noticias que favorezcan al adversario (la expulsión de la Unión Europea). Principio de la transfusión, difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas (libertad para los presos políticos). Y finalmente, el principio de la unanimidad que es llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando la impresión de unanimidad (unanimidad de criterios nacionalistas tanto de la derecha burguesa como de la izquierda radical).

 

No me digan que el Gobern de Puigdemont-Junqueras y sus asesores no han cogido este decálogo de Goebbels y lo ha aplicado a rajatabla como un catecismo. Y lo peor es que, pese a su antiguedad, ha cogido con el pie cambiado a Rajoy y al Estado y ha demostrado su eficacia ante la pasividad de reacción del Gobierno.

 

No quiero acabar este artículo sin justificar su título. Como periodista entono el “mea culpa” porque hay que reconocer que mucha parte del éxito propagandístico del proceso independentista catalán lo hemos tenido los medios de comunicación que le hemos hecho el juego a unos golpistas muchos de los cuales hace tiempo que deberín estar en prisión. Y no solo me refiero a los medios controlados por la Generalitat catalana con TV3, Cataluña Radio o periódicos afines al nacionalismo sino otros muchos de carácter y alcance nacional que se han  puesto a disposición del proceso independentista. Muchos tendríamos que hace exámen de conciencia.

 

*Benito Fernández es Periodista.

@maxurgavo