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Europa se la juega en Francia

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Ramón Triviño*

A menos de una semana para la celebración de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia, las encuestas señalan un empate a cuatro entre los principales candidatos, lo que hace casi imposible vaticinar quiénes serán los dos elegidos para pasar a la segunda vuelta, el día 7 de mayo, de unos apasionantes comicios, en los que sin lugar a duda, está en juego, no sólo el futuro de la nación vecina, sino también el del conjunto de Europa.

Y este espectáculo electoral llega a tierras francesas de la mano de un fenómeno político que ya se ha producido en otros en otros territorios europeos, incluida España. Se trata del hastío que vienen provocando a los ciudadanos los dos grandes partidos tradicionales, junto al nacimiento de nuevas fuerzas que concitan la simpatía, la ilusión y la esperanza de buena parte del electorado.

 

Según la mayoría de los sondeos publicados, Le Pen y Macron obtendrían un 22 por ciento de los votos, Mélenchon un 20 por ciento, y Fillon un 19 por ciento de los sufragios.

 

La eclosión en Francia de este escenario es la causa de la gran incertidumbre que sobrevuela sobre las elecciones francesas, y repito, sobre toda Europa. A día de hoy existen cuatro candidatos que se pueden colocar en la meta para alcanzar la Presidencia de la República tras el 7 de mayo. La batalla final, salvo que las encuestas no hayan sido capaces de detectar las preferencias actuales del electorado, parece estar entre la ultraderechista Marine Le Pen, el conservador François Fillon, el centrista Emmanuel Macron y el izquierdista Jean-Luc Mélenchon.

Según la mayoría de los sondeos publicados, Le Pen y Macron obtendrían un 22 por ciento de los votos, Mélenchon un 20 por ciento, y Fillon un 19 por ciento de los sufragios. Mientras que el socialista Benoît Hamon, parece caer en el vacío, llegando tan sólo  al 7,5 por ciento, seriamente tocado por la fuga de votos hacia el centro de Macron y la izquierda del exsocialista Mélenchon.

Este escenario, también diferente al de anteriores elecciones por la decisión de François Hollande de no concurrir a la reelección para continuar en El Eliseo, debido a su baja tasa de popularidad, también ha estado marcado por las investigaciones sobre presuntos casos de corrupción que han afectado de lleno a alguno de los contendientes.

En mi opinión, el panorama político en Francia es bastante similar al que vivimos en España. Si exceptuamos el Frente Nacional, que se consolida entre los franceses, pero inexistente en España, Los Republicanos de Fillon son asimilables en cierta medida al Partido Popular, mientras  que el partido En Marcha!, de Macron, serían los correspondientes a los Ciudadanos españoles de Albert Rivera, con las mismas notas de ambigüedad e indefinición ideológica, y que pretenden hacerse con el siempre sabroso centro ideológico.

 

En mi opinión, el panorama político en Francia es bastante similar al que vivimos en España.

 

Pero a mi juicio, la gran revelación de la campaña electoral francesa está en la aparición de Mélenchon, que algunos identifican con Podemos, pero que en la realidad la fuerza que encabeza, Francia Insumisa, representa los valores de la izquierda tradicional, pero con importantes novedades al proponer un movimiento transversal y participativo, que podría soportar la comparación con el proyecto que encabeza Pedro Sánchez desde el seno del PSOE. Aquí debe de residir la causa de que Mélenchon se haya disparado en los sondeos de los últimos días.

Lo que se juegan los ciudadanos franceses en estas presidenciales se puede discernir con claridad a través de los programas de los principales candidatos citados. La líder del ultraderechista Frente Nacional está convencida de que podrá repetir los éxitos electorales de Donald Trump en Estados Unidos y de los británicos que votaron por el Brexit. Basa gran parte de su discurso en arremeter contra la globalización económica y el fundamentalismo islamista. En palabras de Le Pen “dos totalitarismos que amenazan Francia”.

Frente a ella, el ex ministro de Economía Emmanuel Macron que se define como un progresista y un pragmático, a favor de la globalización y las finanzas, además de firme partidario de la Unión Europea y la tecnología. Por primera vez en casi 150 años los dos candidatos, de momento, con más posibilidades niegan enfáticamente que pertenezcan a la derecha o a la izquierda del espectro político.

Por otra parte, François Fillon, que es un conservador a ultranza, recoge votos desde el centro a la derecha más radical y llamativamente no suscita el rechazo frontal de la izquierda. Por último, Jean-Luc Mélenchon, que abandonó en 2008 el Partido Socialista al observar su deriva derechista y sus políticas de austeridad. Un veterano político que ataca al actual Gobierno de Hollande, afirmando  que “hay que acabar con esa casta dorada de parásitos incapaces e inútiles”. “Se tiene que acabar la guerra contra los pobres”, proclamaba Mélenchon, que se define como “el candidato de la paz” y que es capaz de protagonizar impresionantes actos electorales como el que tuvo lugar recientemente en Marsella.

 

*Ramón Triviño es Periodista

@RamonTrivino