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La Camarilla de los horrores

Benito Fdez 2
Benito Fernández*

Vamos a ver, unas preguntas fáciles, ¿saben ustedes cuántos parlamentarios forman la Cámara andaluza?¿saben como se llama su presidente?¿y el nombre de los portavoces de los distintos grupos que la componen? ¿saben cuántos partidos políticos tienen representación en el Parlamento de las Cinco Llagas?, y más aún, ¿podrían decirme al menos tres leyes que hayan aprobado sus señorías en el último año de legislatura? Estoy seguro que el noventa y nueve por ciento de mis lectores, a quienes considero bastante bien formados e informados politicamente, no serían capaces de responder tres de esas cinco preguntas. Y es que pese a haber cumplido mas de treinta y cino años, el Parlamento andaluz, el órgano legislativo, sigue siendo una de las instituciones más desconocidas de nuestra autonomía. Una especie de ente fantasmagórico bastante cerrado que solo abre sus puertas al público el 28 de febrero y donde se aprueban los presupuestos de la Junta de Andalucía y a donde acude Susana Díaz para hacer sus promesas, que casi nunca cumple, en el llamado debate sobre el estado de la Comunidad.

Hay hechos que claman al cielo. Me refiero, ya lo habrán maginado, al asunto de los sueldos y las dietas de los diputados andaluces que el Pleno ha aprobado casi por unanimidad, solo con el voto en contra de Podemos, en su última sesión.

 

Mientras el Ejecutivo es bastante conocido sobre todo por su famosa presidenta y sus nacionales aspiraciones partidistas, que no porque haga mucho más que el Legislativo, el Parlamento andaluz sólo ha captado la atención de los medios de comunicación nacionales en sesiones como aquel pleno hilarante de 1994 en el que se debatían los presupuestos y hubo de suspenderse por los imparables ataques de risas de sus señorías, y que dio la vuelta al mundo para vergüenza y cachondeo de todo el pueblo al que representaban. Pese a todo y dada la escasa actividad legislativa de la Cámara, hay hechos que claman al cielo. Me refiero, ya lo habrán maginado, al asunto de los sueldos y las dietas de los diputados andaluces que el Pleno ha aprobado casi por unanimidad, solo con el voto en contra de Podemos, en su última sesión.

 

Como ya sabrán, cuatro de los distintos grupos políticos que forman la Cámara, PSOE, PP, Ciudadanos e Izquierda Unida, se han puesto de acuerdo no sólo en la subida del 1 por ciento de sus sueldos, que eso es hasta admisible, sino en cobrar unas dietas de 2.500 euros per cápita durante el mes de agosto, periodo en el que la Cámara está cerrada a cal y canto. Hombre, eso en una sociedad como la finlandesa en donde casi hay pleno empleo y sus emolumentos son bastante altos, podría hasta entenderse, pero en una comunidad como la andaluza con un nivel de paro cercano al treinta por ciento, con ocho de sus ciudades entre las diez más deprimidas de España y con un nivel de pobreza similar al Tercer Mundo, clama al cielo.

 

Imaginense que usted es un trabajador normal y corriente, un currito de una empresa pública o privada, un pensionista o un autónomo que echa horas extra por un tubo en su negocio para sacarlo adelante y cuyo sueldo mensual no supera los dos mil euros mensuales. Y que se va un mes de merecidas vacaciones a Matalascañas, al Puerto o a Punta Umbría. Y resulta que la Junta decide que, gracias a sus esfuerzos de acudir diariamente a su puesto de curro, se merece que ese mes de asueto vacacional se le paguen 2.500 euros extra a cargo del erario público que le permitan pagarse el apartamento en la playa. Genial ¿no?

PSOE, PP, Ciudadanos e Izquierda Unida, se han puesto de acuerdo no sólo en la subida del 1 por ciento de sus sueldos, que eso es hasta admisible, sino en cobrar unas dietas de 2.500 euros per cápita durante el mes de agosto, periodo en el que la Cámara está cerrada a cal y canto.

 

Pues eso es lo que han aprobado nuestros parlamentario de la señorita Pepis (como les llama el maestro Antonio Burgos), con la diferencia abismal que las dietas en cuestión que van a cobrar nuestros diputados se las pagamos el resto de los andaluces con nuestros impuestos. Vamos con el “dinero de nadie”, ese que no tiene dueño como decía la ministra socialista. Con la excepción de Podemos, que ésto honra a la formación morada, en esto sí que se han puesto de acuerdo el resto de los grupos. Para que vean que en todas partes cuecen habas y a la hora de trincar la pasta da igual que sean de izquierdas, de derechas o de centro.

Porque, vamos a ver, por mucho que hayamos luchado por conseguir la autonomía, el tiempo ha puesto las cosas en su sitio. Y estamos comprobando cada día más que aquel ilusionante estado que se sacaron de la manga Clavero y compañía hace ya casi cuarenta años, se ha tornado en un pozo sin fondo que se traga todo lo que le echen y que amenaza con llevarnos a la ruína. La duplicación de instituciones y organismos, muchas veces inservibles, las aspiraciones independentistas de los catalanes, la inflación de cargos y cargas, han acabado con la ilusión de millones de españoles que creían que las descentralización administrativa era la panacea para acabar con la marginación y el atraso de muchas comunidades. No ha sido así. Andalucía, casi cuarenta años después de aquel referéndum , continua siendo la región más atrasada, como lo era en la dictadura franquista. Como decía el dicho lampedusiano, “que todo cambie para que todo siga igual”. Eso, sí con 2.500 euros de dietas mensuales para las vacaciones de nuestros diputados y diputadas.

*Benito Fernández es Periodista.

@maxurgavo