La Mesa

Que el comunismo andaluz, sólo o con el hielo de Podemos, empiece a despotricar contra la derecha en el mismísimo pleno de constitución del Parlamento, asido, no a los argumentos exhibidos por VOX en sede parlamentaria cuyos debates ni siquiera han comenzado aún, sino por lo dicho por sus líderes en los mítines de campaña, llama la atención a este lado de fuera de la Cámara por su antidemocrática intolerancia.

A la derecha que llaman radical la quieren convertir en la excusa con la que esconder su enésimo fracaso electoral. Y ya desde el primer y protocolario turno parlamentario han decidido empezar a disparar la metralleta de sus eslóganes cansinos, fulleros y de experiencia acrisolada en lo inservible. ¿O podríamos decir mejor, inútil?

Exigen los maíllos y las teresitas del kichismo más fiel, tras rechazar la oferta del ciudadano Marín, que se les tenga en cuenta para la Mesa a costa de expulsar a VOX a los infiernos del megalomanismo más ultra e indecoroso posible.  Más votos para VOX. Se avergüenza la pareja de la izquierda más kitsch no de los pocos votos recaudados tras su fusión kichi comuní, sino de los muchos andaluces que han optado por los otros partidos. Y se encienden sus alarmas para que el fuego no les pille a ellos dentro, sino relevados de las culpas que nos endosan a quienes no les hemos votado. Viéndolos prometer “por su conciencia y honor” (sic) sus retahílas ridículas y fuera de cualquier formato legalmente instituido, uno se explica muchos porqués de su fracaso.

A la derecha que llaman radical la quieren convertir en la excusa con la que esconder su enésimo fracaso electoral.

Y la Mesa en las Cinco Llagas no los ha esperado, porque a necios embebidos en sus mini estrategias de soslayo democrático, la democracia no los espera. No debe esperarlos. Tras la demagogia oportunista del comuní dúo, lo único que han permitido con su torería chulesca y baratuna es hacer que C’s y PP tengan la mayoría de Gobierno de la Cámara sin necesidad de tener que contar con el representante de VOX. Agradecidos los quiere Dios. Y así deberán de transmitir, emocionados y efusivos, sus agradecidas concesiones a los diputados kichistas que han permitido tal desahogo matemático parlamentario para JuanMa y Juan Marín para dominar desde el centro derecha el Parlamento por primera vez en nuestra joven historia autonómica. Ahí, sin quererlo pero permitiéndolo, han empezado a ser útiles al pacto que se avecina, y que ni Maíllo ni Teresa van a poder evitar. Ay Concha Caballero, ¿por qué te fuiste tan pronto?

El concierto de flauta y perro del politiqueo anclado en la propaganda más retrógrada del no pasarán, ha sido derrotado claramente por los andaluces. Harán bien quienes tienen la posibilidad de tener mayoría para sacar adelante una investidura en no dejarse atrapar por los enlentecedores de siempre, esos que acusan a los demás de conservadores, pero sin caer en la cuenta de lo que ellos buscan realmente: conservar lo suyo, sin reformas que lo mejore.

El nuevo gobierno que presidirá JuanMa Moreno debe de buscar en esta oportunidad concedida por la mayoría de andaluces, una única posibilidad de demostrar lo mucho y bueno que Andalucía se perdió siendo tantos años conservadora de un socialismo hegemónico egoísta y áspero, propagandista más que realista, remolón en la apertura y escaso de pluralidad democrática. Que hasta la reacción ante la aún no reconocida derrota por parte de Susana Díaz, ese ridículo permanente que exhibe sin pudor desde la noche del 2-D, repleto de soberbia y espíritu antidemocrático, demuestra lo acertada decisión del electorado andaluz al proponer un descansito del PSOE en los asuntos del gobernar, un respiro en eso de adueñarse y perpetuarse en el trono. 37 años después, ya tocaba airear alfombras y abrir ventanas. Porque destripar cajones será algo que las trituradoras ya tienen casi hecho.