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La Policía Civil desfila el día de la Fiesta Nacional

Hace 30 años que la Policía Nacional dejó de participar en desfiles militares, ya fuera en el día de las Fuerzas Armadas ya en el día de la Fiesta Nacional, hasta hoy, 12 de octubre de 2017, en el que, por decisión de los ministros de Defensa e Interior adoptada en junio pasado, vuelve a hacerlo. No es como consecuencia de los eventos vividos en Cataluña en fechas recientes para que se pudiera trasladar también a la Policía y no solo a la Guardia Civil el cariño de la ciudadanía sino por razones que no se han explicado

 

Mucho debate hubo en la Policía Nacional y la Guardia Civil sobre la condición militar de ambos cuerpos en los primeros años de la democracia. Los funcionarios reclamaron mayoritariamente pasar a ser cuerpos policiales civiles para disponer de derechos que la condición militar tiene vedados… en España, porque en países del centro y norte de Europa cuerpos militares y hasta el ejército dispone de sindicatos sin que ello suponga menoscabo de su eficacia en las funciones que les son propias.

 

En España decidieron que una policía, la Nacional, seria civil, como en la mayoría de estados europeos, y que la otra policía, la Guardia Civil, seguiría siendo militar. En ambos existieron movimientos de personas reclamando la desmilitarización que fueron perseguidos por los mandos militares y que con la llegada al poder del PSOE, fueron reduciéndose respecto de los policías e incrementándose respecto de los guardias civiles.

 

En 1984 se legalizó el primer sindicato policial (en el que tuve el honor de militar desde 1982, con 23 años y siendo clandestino, hasta 2016, con 57) y después vinieron todos los demás.

 

 

Se toleró la actividad sindical en la Policía Nacional aunque los mandos militares seguían aplicando el Código de Justicia Militar, sancionando y trasladando a sus miembros, y se mantuvo inflexible en la Guardia Civil. Si en la manifestación del 17 de diciembre de 1976 de policías y guardias civiles, en demanda de ser incluidos en la Seguridad Social y no en la sanidad militar (donde la asistencia también estaba jerarquizada y los de mayor rango y sus familias cuando llegaban a las consultas pasaban antes que los policías, guardias y sus familias), la represión fue por igual para los miembros de ambos cuerpos, a partir de 1982 el destino deparó caminos diferentes a los miembros de uno y otro cuerpo.

 

En 1984 se legalizó el primer sindicato policial (en el que tuve el honor de militar desde 1982, con 23 años y siendo clandestino, hasta 2016, con 57) y después vinieron todos los demás. En 1986 se aprobó la ley orgánica de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y la policía de investigación (Cuerpo Superior de Policía) y la Policía uniformada se fusionaron en el Cuerpo Nacional de Policía, instituto armado de naturaleza civil por el que se recortaban algunos derechos a los policías, como el de huelga (vedado también en todas las policías democráticas) o el de afiliarse a sindicatos de clase, del que sí disponen la mayoría de policías europeas, estando permitida la afiliación a partidos políticos.

 

En la Guardia Civil, en desacuerdo con el rumbo que desde el gobierno de Felipe González se daba al modelo policial, un grupo de valientes como Manuel Rosa, José Morata, José Carlos Piñeiro, Florencio Garrido, Alejandro Álvarez Borja, José María Baz Bonilla, Joaquín Parra, Manuel Linde (ya fallecido) y otros muchos crearon primero la organización SUGC, Sindicato Unificado de la Guardia Civil, después pasaron a UDGC, Unión Democrática de Guardias Civiles, y siempre fueron perseguidos con saña, con ilegalidades y montajes orquestados por expertos antiterroristas de la Guardia Civil, dando lugar a que muchos de ellos fueran privados de libertad en cárceles y psiquiátricos, expulsados del cuerpo o causando baja por insuficiencia de facultades psicofísicas, logrado algunos de ellos permanecer en activo gracias a sentencias judiciales. Sobre algunos de estos expulsados con acciones ilegales y pruebas falsas llevadas a cabo a mediados de la década de los 90 con la denominada “operación Columna”, que dirigieron políticamente el ministro Corcuera y el director general de la Guardia Civil, Luis Roldán, se va a plantear pronto al Congreso de los Diputados una PNL (ya se presentó una por UPyD aprobada por unanimidad en 2009 sin que ni el Gobierno del PSOE ni el del PP hayan aplicado la misma) exigiendo su rehabilitación, por una organización de reciente creación, el Colectivo Democrático de Policías y Guardias Civiles, apoyada por algunas otras, para acabar con la injusticia cometida con estos hombres de la Guardia Civil.

 

En mi opinión las fuerzas de seguridad deben ser civiles. La Policía fue mucho más eficaz cuando dejó de ser militar y la Guardia Civil también lo sería

 

 

La Policía se desarrolló con carácter civil entre 1986 y 1992, en que la llegada de Corcuera paralizó ese proceso y comenzó un viaje hacia la militarización que todavía no ha terminado. Desde la transición ha cambiado de nombres, color de uniforme (gris, marrón, azul) mientras la Guardia Civil permanecía con su uniforme verde y su tricornio.

 

Con la decisión de ahora de participar en el desfile, en vehículos, no desfilando marcando el paso, en el caso de la Policía levanta ampollas. Como levantó, pero menos, las nuevas insignias con el añadido de la corona y una serie de elementos que las convierten en un laberinto, o determinadas prácticas de formación que se han ido imponiendo poco en el colectivo que cada día nos hace más indistinguibles del cuerpo hermano y militar.

 

En mi opinión las fuerzas de seguridad deben ser civiles. La Policía fue mucho más eficaz cuando dejó de ser militar y la Guardia Civil también lo sería, y si alguien quiere mantener un cuerpo militar como defensa operativa del territorio debe establecer muy bien sus competencias y permitir que sigan ahí quienes quieran ser militares y que pasen a la Policía civil los que quieran ser policías. Y ser militar no es incompatible con que sus miembros disfruten de plenos derechos civiles y de sindicatos sin que ello afecte a la disciplina y la eficacia.

 

El problema de lo civil y lo militar es que la Policía presuntamente civil lleva muchos años siendo educada en el sistema militar, en la obediencia de soldado a las órdenes del mando y no en la responsabilidad del profesional de la Policía que sabe que está para servir y proteger a la ciudadanía respetando sus derechos y cumpliendo las leyes. En 2014 se alegó su condición de militar de guardias civiles que dispararon pelotas de goma a náufragos en Ceuta. Eso evidencia que un cuerpo policial no puede ser militar porque ello impone obedecer órdenes contrarias a todas las leyes de la humanidad y se coloca en una posición ajena a las policías profesionales y democráticas. Es en esos casos donde se percibe claramente el perjuicio para la ciudadanía y los derechos de humanos, más allá del perjuicio de la aplicación del régimen militar en tareas policiales, o de que sancionen con privación de libertad el capricho del mando. Esto, la cárcel, en la Policía se cambió porque te quiten el sueldo por el mismo capricho del mando, y seguro que habrá quien prefiera estar un mes encerrado que un mes sin salario en esta sociedad consumista y capitalista.

 

A aquellos policías amantes de la parafernalia militar y sus actos litúrgicos, y a los mandos y los sindicatos que los apoyan, que disfruten en actos internos organizando sus desfiles al paso de la oca pero que en la calle respeten los derechos de la gente y no abusen de su condición.

 

 

La Policía española lleva muchos años actuando como un cuerpo militar, como soldados que cumplen órdenes acríticamente contra los derechos de la gente. En España hay millones de identificaciones ilegales y arbitrarias por caprichosas para llevar a cabo una justificación estadística que es inaceptable en cualquier país de nuestro entorno. Ni en estados en alerta antiterrorista en Francia, Alemania ni en otros se puede someter a la población a tantas identificaciones sin razón y cacheos arbitrarios en la vía pública para obtener una china de hachís que incautar a un joven que la lleva encima para consumir en su casa. 600 euros de multa, incautación de la droga, un destrozo para un chaval que igual no gana en todo un mes de trabajo, una noche libre para el policía (en algunos casos) por ese porro y crecimiento de la criminalidad en el barrio o ciudad, porque a más tiempo estáticos los vehículos, menos presencia en otras zonas y más delitos. ¿No saben los policías que eso no es legal? ¿Es que son formados para que no les importen los derechos de la ciudadanía? ¿O, aunque piensen que se vulneran derechos se limitan a cumplir órdenes? O un poco de cada cosa, que es lo que ocurre, que hace en llevemos muchos años actuando más como soldados, como un cuerpo militarizado obedeciendo órdenes ilegales de mandos que permiten los políticos que como profesionales de la Policía. Un asunto este que mi sindicato denunció durante muchos años, que hubo un tiempo que todos los sindicatos compartieron pero que después decidieron dejar de denunciar por la presión del mando y los policías más corporativos y reaccionarios. Un soldado obedece y el responsable de su acción es quien imparte la orden, un policía es responsable personalmente de los actos que lleve a cabo y no puede actuar vulnerando derechos de la gente por más ordenes que reciba. Si recibe órdenes ilegales y las cumple está asumiendo un rol de soldado, no de policía.

 

En esta situación, más allá de creerse el centro del universo o el ombligo del país, a los mandos, sindicatos y policías que rechazan tan frontalmente el hecho de desfilar en coches el Día de la Fiesta Nacional los invito a que, por coherencia, no dejen de denunciar los abusos contra los derechos civiles de la ciudadanía que se cometen cada día en nuestro país por una policía que actúa como si de soldados mercenarios se tratara y no como una policía profesional respetando y protegiendo los derechos civiles de la gente.

 

A aquellos policías amantes de la parafernalia militar y sus actos litúrgicos, y a los mandos y los sindicatos que los apoyan, que disfruten en actos internos organizando sus desfiles al paso de la oca pero que en la calle respeten los derechos de la gente y no abusen de su condición, que sean profesionales cuando se relacionan con la ciudadanía y que exijan a los mandos las órdenes ilegales por escrito para negarse a cumplirlas, porque es la única forma de proteger a quienes juraron/prometieron hacerlo y cuyos derechos están siendo vulnerados. No se puede identificar a nadie si no es sospechoso de haber cometido un delito o de que puede cometerlo objetivamente, y no se puede cachear a nadie sin el mismo razonamiento. No valen identificaciones y cacheos preventivos porque es atentar contra la gente. Por hacer esto es por lo que somos una policía militar y no por pasear unos coches el día de la fiesta Nacional. Y llevamos haciéndolo profusamente durante muchos años.