The news is by your side.

Limítese a observar y aplaudir

Lo mejor que puede hacer el ciudadano de a pie en el casino de la política es ejercer de espectador. Es un juego en el que no tiene mucho que hacer

Emilio Lucas
Emilio Lucas

Sí, usted. Échese a un lado. Ya votó el 20 de diciembre. Ya ha hecho su parte. Así que deje de opinar y hágase a un lado y deje que los que saben de esto lo manejen. Esto ya no es cosa suya. Lo que viene ahora es un juego de estrategia. Un juego que sólo van a jugar los profesionales. Usted ha dejado de ser necesario. Es más, hasta molesta. Esto ya no es cuestión de democracia, ni de lo que usted o yo queramos.

Éste es su juego. Y cuando digo “su” no quiero decir “de usted”, sino “de ellos”. De hecho, siempre lo ha sido. Y usted, yo, los votantes, sólo somos el dado. No somos siquiera somos el crupier que reparte las cartas, porque un crupier reparte, pero también controla las apuestas de los jugadores.

Repartidas las cartas, los ciudadanos hemos pasado a ser esa chica mona que se pasea por la sala de juego sin otro papel que el de servir las bebidas y que algún contendiente nos toque el culo. Entienda el símil gráfico, sacado de nuestra memoria cinematográfica, que aquí no hay sexismo.

[blockquote style=»1″]Créeme que esto no cambia. Le parecerá que ve caras nuevas en la mesa, y habrá jugadores que le hagan creer que usted es algo más y que ellos son distintos. Pero, al final, eso es parte del mismo juego, y persiguen lo mismo que los demás.[/blockquote]

Y ellos, los políticos, a jugar. Manejando los tiempos, estudiando al adversario, intentando sacar partido de sus debilidades y, llegado el caso, hasta engañándolo, con un solo fin: ganar la partida.

En la mesa, todos son enemigos. Si por alguna razón a usted le parece que, en un momento dado, hay dos o más que parecen amigos, desengáñese. Estarán intentando desplumar a otro, pero al final acabarán enfrentándose, porque en este juego sólo hay un ganador.

Créame que esto no cambia. Le parecerá que ve caras nuevas en la mesa, y habrá jugadores que le hagan creer que usted es algo más y que ellos son distintos. Pero, al final, eso es parte del mismo juego, y persiguen lo mismo que los demás.

Ya ve. Da igual el bien común o lo que sea mejor para el interés general. Todo son estrategias. De desgaste, de zapa, de guerra soterrada, de faroles, de amistades envenenadas, de acoso… Habrá quien ataque frontalmente, quien prefiera sentarse y esperar ver el cadáver de su adversario pasar o quien elija la táctica de la zarigüeya. Pero al final, lo que todos quieren es multiplicar sus fichas.

Así que, permíteme un consejo. Déjate de querer meter baza en el juego (yo también lo he intentado, lo confieso), acomódate, observa la partida, y si eso, aplaude las hábiles jugadas del que te caiga más simpático. Porque, al final, ni tú ni yo vamos a sacar nada de esto. Nuestra vida no va a cambiar con esta partida. Y acabaremos como la chica que sirve las bebidas. Con el culo manoseado y, según la suerte que corramos, bien jodidos.