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El paulatino deterioro de una sociedad en crisis

Benito Fdez 2
Benito Fernández*

Que conste que considero que El hormiguero es un programa ameno y entretenido que te hace pasar un buen rato ante la mediocre oferta televisiva existente en la actualidad. Creo también que su director, Pablo Motos, es de los pocos comunicadores que se salvan en el amplio panoroma de los magazines, pero de ahí a considerar que se merece el Premio Nacional de Cultura en la modalidad televisiva que le acaba de conceder el Ministerio del ramo, va un abismo. No me extraña el alboroto y rechazo que ha producido el galardón en las diferentes redes sociales. Porque de seguir por este camino no es de extrañar que en próximos años sean premiados por el Gobierno de turno personajes como Bertín Osborne y sus culinarias entrevistas caseras o, lo que sería peor, José Javier Vázquez, Paz Padilla y su cohorte de vociferantes tertulianos del Sálvame. Tal y como está el panorama político en este país todavía llamado España cualquier cosa podría ser posible.

 

Porque si lo de la Cultura es penoso, peor es aún el asunto de la Educación, troceada y manipulada hasta la saciedad para poder manejar a las masas a su antojo, o el de la Política donde el espectáculo que estamos dando a nuestros socios europeos es realmente dantesco. Y no sólo en Cataluña donde la tensión está en una imparable escalada que puede acabar en enfrentamientos violentos con esas necesarias víctimas que algunos buscan desesperadamente y necesitan como el comer para echar más leña al fuego, más gasolina al incendio, sino en el resto del país donde algunas fuerzas políticas, cuya impronta democrática que tanto esgrimen está aún por comprobrar, están aprovechando el rio revuelto para hacer su agosto.

 

Contemplar los telediarios con las masas en la calle reclamando democracia (?) en un país que consiguió alcanzarla pacificamente tras soportar cuarenta años de dictadura, ver como se apoya impunemente un golpe de Estado en nombre de la libertad y la propia democracia mancillada, observar como los golpistas se saltan a la torera una ley, la Constitución, que ellos mismos o sus padres respaldaron masivamente hace cuarenta años, asistir al bochornoso espectáculo de un alcalde andaluz, Sánchez Gordillo, colocando en Marinaleda la estelada independentista para que haga juego a la cubana con el poster del Che Guevara que adorna sus despacho consistorial, o permitir sin que se le caiga la cara de vergüenza al Gobierno que los golpistas editen carteles con fotos señaladas por una diana, y…así hasta la saciedad aguantando que se les llame fascistas o dictadores a aquellos que se limitan a sen consecuentes con la democracia defendiendo la legalidad, es absolutamente desesperanzador.

 

Salvando alguna  aplaudible excepción, los “sanchistas” siguen confundiendo el apoyo a la legalidad constitucional con su sometimiento a las tesis del Gobierno de Mariano Rajoy.

 

Y es que, además, esta legalidad que todos nos hemos dado y que tanto trabajo, sacrificios y esfuerzos nos ha costado concita cada día menos apoyos incluso por parte de aquellos que dicen defenderla de boquilla. La unidad constitucionalista demostrada por el PP y Ciudadanos se quiebra cuando al PSOE de Pedro Sánchez, que desde su refundación pedrista se ha acostumbrado a nadar entre dos aguas, se le pide una demostración fehaciente y pública de respaldo al Estado de Derecho. Salvando alguna  aplaudible excepción, los “sanchistas” siguen confundiendo el apoyo a la legalidad constitucional con su sometimiento a las tesis del Gobierno de Mariano Rajoy. Y, como decía Ortega, “no es eso, no es eso”.

 

En estos momentos, a poco más de una semana del pretendido referéndum catalán, es más que nunca necesaria e indispensable la unidad total de todas las fuerzas que dicen defender la legalidad constitucional, algo que se está quebrando a marchas forzadas por puros intereses partidistas de un partido istórico, el PSOE, que ha perdido el norte. El diálogo y la negociación que tanto reclaman Sánchez y los suyos es una especie de mantra que ni ellos mismos saben en qué consiste y que es utilizado solamente para nadar y guardar la ropa.

Finalmente, una pregunta que me ronda ultimamente por la cabeza. En estos momentos en los que todo el mundo, desde partidos políticos a jueces pasando por intelectuales o instituciones, da su opinión, echo en falta que dos organismos cruciales en la vida española en las últimas décadas, Iglesia y Fuerzas Armadas, guarden un sospechoso silencio sobre la independencia catalana, sobre todo aquellos que viven o realizan su trabajo diario en esa parte de España.

 

 *Benito Fernández es Periodista.

@maxurgavo