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El ‘procès’ del PSOE de Almería

Lo que son las casualidades. Las fechas claves del socialismo almeriense y las del procès catalán coinciden. Vean, si no, como la campaña de las primarias y las del 1-0 coincidieron, lo mismo que el día de la votación para secretario general y, ahora, el día del 155 se celebra el Congreso que renovó su Ejecutiva y otros órganos que podrían llamarse de la pedrea. No sales agraciado con estar en la Ejecutiva, pero eres el miembro número 137 del Comité Provincial.

Estuve en el anterior. No era como para ponerlo en mi curriculum y, mucho menos, en el perfil de twitter. Básicamente iba de reunirse cada vez en un sitio más lejano para ratificar listas. Qué el tema podía ser conflictivo, pues un viernes a las 17 horas en Villatrigal del Páramo, y así todo. Las listas eran para ser alguien. Alguien en política, me refiero. Parlamentario, diputado, senador. Nombres que, en realidad, venían ratificados de casa. De Casa Sevilla, que no es el célebre restaurante donde más de una conspiración se ha fraguado, sino la sede regional del partido.

La foto de ese Congreso, que la situación del país ha hecho que solo fuera seguido por los iniciados, será literalmente una foto, la que ilustra este artículo. La de los tres últimos secretarios generales. El que repite, y sus predecesores. El actual, Sánchez Teruel, sucedió a sus predecesores tras hacérseles un Pedro Sánchez. Esto es, tras dimitir más uno de su Ejecutiva. El PSOE da para guiones más complejos que juego de tronos, ya les digo.

 

La alianza para descabalgar a Martin y Diego, que es como se les conocía en Almería – al estilo actual de Los Jordis, fíjense, todo igual- unió a militantes históricos procedentes de un descabalgamiento anterior de cuando aquello de guerristas y renovadores, y a martinistas que dejaron de serlo.

 

Hubo un momento en que casi todo era paz y armonía. Martín Soler era el todopoderoso líder arropado por Manuel Chavés. Soler se hizo Consejero, y su secretario de Organización, Diego Asensio, secretario general. A Chaves le sustituyó Griñán. Martín y Griñán eran amigos y después ya no eran amigos. Eso pasa mucho. Que mal me está cayendo ya este hombre, pensó para sí mismo Griñán, a ver si me va a mover la silla. Antes de que tal suceso pudiera acontecer, les movió la suya.

La alianza para descabalgar a Martin y Diego, que es como se les conocía en Almería – al estilo actual de Los Jordis, fíjense, todo igual- unió a militantes históricos procedentes de un descabalgamiento anterior de cuando aquello de guerristas y renovadores, y a martinistas que dejaron de serlo. De esa fractura surgió una Ejecutiva dirigida por José Luis Sánchez Teruel. Es comprensible, por tanto, que se generara entre ellos un ambiente un poco hostil.

Lo importante de la foto no es la reconciliación, sino el mensaje que trasmite. En la nueva ejecutiva de Sánchez Teruel incluso entra una persona del círculo íntimo del martinismo y que estuvo en la ejecutiva de Asensio. Aquella mitad que sumó para desalojar a Martin y Diego ha sido dejada al lado. Al lado, que no detrás. Viene el momento de elegir ejecutivas municipales y en las grandes agrupaciones no ganó Sánchez Teruel.

 

Eso sí, la Ejecutiva es una relación de parlamentarios, diputados, delegados de la Junta y cargos públicos. El circulo perfecto.

 

La nueva ejecutiva de Sánchez Teruel es, pues, monolítica. Dos líderes, él y Adela Segura y leales a uno y otra. No solo no es criticable, es lo sensato y más cuando en la votación directa para ser Secretario General no conseguiste ni la mitad de los votos. No entiendo esa manía de integrar ¿Para qué? No puedes formar tu equipo con personas a las que no confiarías tu coche y, mucho menos, la suerte de tu familia.

 Eso sí, la Ejecutiva es una relación de parlamentarios, diputados, delegados de la Junta y cargos públicos. El circulo perfecto. Desde su posición de Gobierno se controla al partido. Y ese control del partido permite situarse para ser elegidos cargos públicos. La élite que dirige el  PSOE almeriense se cierra, aún más, en  su condición de agrupación de notables.

 No es nuevo, pero si cada vez más palpable. Parafraseando -con cierta libertad- a Andy Andewef  “la élite del partido se convierte en el representante del gobierno -de ellos mismos- en la sociedad, en vez de ser cabeza de puente de la sociedad en el Estado». Y como esto es lo que hay y esto es lo que habrá, recuerdo la frase de Nietzsche: de donde no puedas amar, mejor pasar de largo.