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PSOE, o elogio de la corrupción ideológica

 

Pedro Pitarch
Pedro Pitarch*

El pasado 21 de mayo, Pedro Sánchez ganó las primarias del PSOE y apareció en las pantallas de televisión rodeado de sus más fieles, con el puño en alto y cantando La Internacional. Fue como un mal presagio. El tiempo pareció retroceder 40 años, hasta los tiempos en que el marxismo era todavía la ideología oficial de ese partido.  Fue en septiembre de 1979 cuando, en un Congreso Extraordinario, el PSOE renunció al dogma marxista, encaminándose a la socialdemocracia.  Un movimiento que posibilitó al PSOE gobernar España durante dos largos periodos: 1982-1996 y 2004-20011 con Felipe González y Zapatero, respectivamente, en la Moncloa.

Esa trayectoria ha sido borrada hoy por Pedro Sánchez. El XXXIX Congreso del PSOE se ha cerrado mutando su proyecto político, con un brusco giro hacia atrás. El nuevo régimen socialista intenta de esa forma recuperar los votos que, en los últimos tiempos, han migrado hacia Podemos. No parece fácil empeño el de Pedro Sánchez, porque no podrá ganar en radicalidad marxista a Pablo Iglesias y sus neocomunistas de Podemos. El líder socialista parece olvidar que su gran rival político es el PP, así como que podemizándose deja al pairo a la mayoría social de centro izquierda. Por tanto, desde esta perspectiva, el PSOE corre el riesgo de perder votos por su ala derecha que le llevaría a sumar, en total, todavía menos votos que en las dos generales de 2016. Dicho en castizo, que haga un pan como unas tortas.

 

El XXXIX Congreso del PSOE se ha cerrado mutando su proyecto político, con un brusco giro hacia atrás.

 

Un Pedro Sánchez marxista y sin escaño en el Congreso ―limitado, por tanto, en su visibilidad―, no tiene mucho futuro como ganador de elecciones. Porque, aunque haya sido aupado al puesto por la militancia socialista, es obvio que los que hacen ganar o perder elecciones no son los afiliados sino los votantes. Tengo el pálpito (que brindo al general Bayo de la Guardia Civil) que eso lo debe saber don Pedro, por lo que éste intentará llegar a la Moncloa sin pasar por las urnas. Es el caramelo de la “mayoría parlamentaria alternativa” con el que Pablo Iglesias está tratando de atraerse al socialista su red. Sánchez probablemente lo intentará y, en su caso, quedaría atrapado en la red marxista-podemista como ya lo está Izquierda Unida. Mal horizonte para la Nación y el Estado.

 

Y así, don Pedro y sus afines han entreabierto la puerta a un, tal vez no lejano, conflicto civil.

 

Hoy ha sido un día aciago para España. El retorno del PSOE a las claves del pasado marxista, y en especial la adopción de la “España plurinacional”, como ingrediente fundamental del proyecto político del “nuevo” partido socialista, inician un camino hacia la ruptura de la soberanía nacional y la integridad territorial de España. Y no vale esconder esa felonía diciendo que la soberanía sigue residiendo en el pueblo. Porque, con la mutación del proyecto político de la que hablamos, el PSOE está poniendo en cuestión el artículo 2 de la Constitución, que ―recuerdo― reza así: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”. El politólogo y empresario Carlos Rodríguez Hurtado, licenciado en Ciencias Políticas, lo resume agudamente así: “¿De qué sirve tanta nación si solo hay un sujeto político-jurídico que es el pueblo español?

 

Hoy ha sido un día aciago para España. El retorno del PSOE a las claves del pasado marxista, y en especial la adopción de la “España plurinacional”

 

Cada día afloran nuevos casos de corrupción económica. Ámbito en el que ―dudoso honor― el PP parece llevarse la palma. Pero poco se habla de otra corrupción más “vaporosa”, que carga una potencialidad mucho más dañina: la corrupción ideológica. Rememorando el “Elogio de la locura” de Erasmo de Rotterdam, diría que Sánchez está escribiendo una especie de elogio de la corrupción ideológica, arrastrando al PSOE en su locura. Y así, don Pedro y sus afines han entreabierto la puerta a un, tal vez no lejano, conflicto civil. Siempre he creído, y sigo haciéndolo, que España necesita un PSOE fuerte que pueda ser alternativa de gobierno. Pero eso es algo bien distinto al ombliguista “necesitamos un PSOE fuerte”, que ayer expresaba el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara”, como coartada para justificar la corrupción ideológica en curso. No todo vale para llegar al poder, don Guillermo, incluyendo la venta de sus principios. Lo más perverso es que con su radical y desvergonzado regate político, Sánchez y sus afines empujan a muchísimos votantes a optar entre el voto a los corruptos económicos y el voto a los corruptos ideológicos. O dicho de otra manera, señor Sánchez, usted nos obliga a elegir entre los que nos roban el dinero y los que nos roban la Nación.

 

*Pedro Pitarch es Teniente General del Ejército (r).

@ppitarchb