The news is by your side.

Puigdemont, alma de cántaro

“Y a vos alma de cántaro quien os ha encajado en el cerebro que sois caballero andante y que vencéis gigantes”.

Y el cántaro se rompió de tanto ir a la fuente. Volvió a revalidarse el popular refrán en la cabeza del amerense que pensaba que podría burlar la ley indefinidamente. Sus paseos por Europa, para difundir su matraca victimista y degradante hacia España y los españoles, acabó de sopetón. Porque en el juego del gato y el ratón, el felino, al final, siempre acaba atrapando al roedor. Y, mientras no le atrape, es que el juego no ha finalizado. Tras la reactivación por el magistrado Llarena de la orden europea de captura, Puigdemont se precipitó a escapar de Finlandia adonde había ido a vocear su rollo. Dominado por la ansiedad de volver rápidamente a su segura ratonera en Bélgica ―país famoso por su chocolate y la calidad de su albergue a yihadistas y un sinnúmero de otros malhechores― cometió un grave error de planeamiento: olvidar que, si pasaba por Alemania, podría rozarse con el gato. Y no solo le rozó, sino que se estampó contra él.

El líder independentista catalán será extraditado a España más pronto que tarde.

Qué curiosa es la coincidencia del comienzo de la Semana Santa con la primera semana de pasión de Puigdemont  en la prisión de Neumünster (Schleswig-Holstein), tras su detención por la policía alemana. Tengo el convencimiento de que, a pesar de las añagazas de sus expertos abogados, y de la costosa campaña de prensa internacional que los secesionistas están montando, el líder independentista catalán será extraditado a España más pronto que tarde. Y ya aquí, su hoja de servicios, acreditativa de sus múltiples “méritos” así como de su inclinación a la fuga, le llevará directamente al talego, en donde permanecerá ―me temo― por muchos años.  Y tendrá suerte, porque como la administración penitenciaria española es bien permisiva, en la trena podrá recibir sin sobresaltos las visitas de sus correligionarios españoles, así como la de miembros de partidos neonazis, fascistas y xenófobos (flamencos, alemanes, finlandeses…), con quien tan buenas migas hace.

Pero ¡quieto todo el mundo!, tengo el pálpito que antes del próximo 22 de mayo habrá habido la investidura de un presidente de la Generalidad limpio, al menos formalmente, de demandas de la justicia.

Naturalmente, durante un tiempo los independentistas harán bastante ruido, tratando de convencer a los tibios de que aquello que Puigdemont y los suyos hicieron en la segunda parte de 2017 no fue ni rebelión, ni sedición, ni malversación, ni intento de golpe. Fue pues nada de nada (o”res de res”). Ruido y algaradas que quizás se agudizarán durante el juicio al que les conducirá la causa que está instruyendo ese gran servidor del Estado que es el Juez Llarena, del Tribunal Supremo. Pero ¡quieto todo el mundo!, tengo el pálpito que antes del próximo 22 de mayo habrá habido la investidura de un presidente de la Generalidad limpio, al menos formalmente, de demandas de la justicia. Veremos cuánto me equivoco.

En todo caso, qué poco heroísmo se ha desplegado en lo que se pretendía fuera el nacimiento de un nuevo Estado. Y, desde luego, supongo que nadie me discutirá que la caída de Puigdemont en el cepo alemán ha sido muy poco épica. Tan poco que ―salvando las evidentes distancias con el gran hidalgo manchego―, al igual que el eclesiástico decía a don Quijote de la Mancha (segunda parte, capítulo 31), se podría espetar a Puigdemont: “Y a vos alma de cántaro quien os ha encajado en el cerebro que sois caballero andante y que vencéis gigantes”.