¡Ay PP, qué bien te sientan las muertes!
Entre ancianos abandonados, contratos a dedo y bromas macabras, la derecha presume de gestión mientras otros pagan con la vida.
El PP se ha distinguido a lo largo de toda su trayectoria por tener un apego irrefrenable para todo lo que signifique la muerte de las personas. O dicho de otra manera, una falta de respeto hacia la vida, que solo tratan de disimular con manifestaciones antiabortistas, pero por lo demás, los casos de facilitar cuando no promover las muertes de ciudadanos es su ley de “vida”; y cuando, para colmo, hay detrás de ellas un negocio lucrativo, se esmeran aún más.
Ya enseñó el camino doña Isabel (la frutera) con aquello de “qué más da (que se mueran 7291 ancianos, abandonado en la residencia) si se iban a morir de todas maneras”, pero eso sí, se ahorraba el coste de dichas personas que no merecían dicho terrible trato. Lo mismo que se “ahorró” Federico Trillo, cuando el Yak 42 convirtió en cadáveres a 62 soldados españoles; o cuando Aznar quiso sacar rentabilidad a los muertos del 11 M promoviendo hasta la saciedad la falsedad de que era ETA la que lo había provocado, Por no hablar de Mazón que tras despreciar a 229 fallecidos y a sus familiares, encima presume de haber ejercido su responsabilidad, al haber dimitido. Y otros compañeros de partido, su “muchachada” lo aplauden como un ejemplo a seguir por dimitir, ¡después de aguantar un año!, para conseguir una paga vitalicia y estar protegido por un aforamiento, con el que no pueden imputarlo, que mantendrá en el futuro…¡todo un ejemplo!!
Pero el paradigma, el gran negocio para los dirigentes del PP llegó con el COVID-19. Eso sí que ha sido un filón económico del que todavía estamos conociendo nuevos casos; si la susodicha doña Isabel ya le procuró negocio a varios familiares y especialmente a su muy amigüito Alberto Quirón, quién, de tener un modesto ingreso como empleado, pasó a ser súper millonario y propietario de inmuebles de elevado precio. Las vacunas es lo que tienen, que a unos nos protegen pero a otros los hacen ricos. Aquí en Andalucía, Moreno Bonilla aprovechó la situación de emergencia para, incluso después de la epidemia, seguir contratando a dedo a sus amigotes en miles de contratos, con suculentos beneficios que ahora se están viendo los tribunales. Y hace unos días hemos conocido las macabras operaciones y comentarios jocosos de dirigentes en la Diputación de Almería, y varios ayuntamientos, forrándose a tuttiplan desde que empezó el problema tan lamentable para todos los españoles. ¡Ay PP, qué bien te sienta la muerte de los demás y que gran negocio ha significado para algunos de vosotros!…con la complicidad de los demás y encima eludiendo las obligaciones fiscales, que les reducen beneficios…
Y pobre del que os lleve la contraria, que lo pagará caro, ¿verdad, Pablo Casado?; ¿verdad, Don Álvaro G. O., todavía Fiscal General?.