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Terminan las primarias para elegir candidato a la Presidencia de la Junta de Andalucía, con un impresionante triunfo de Juan Espadas, al que hemos estado apoyando en esta campaña porque entendíamos que es la mejor opción para poder ganar y ese final nos tiene que hacer reflexionar a todxs.

Empieza desde anoche una nueva etapa. Juan lo decía nada más conocer el resultado. Empieza la etapa de la recuperación de la Junta de Andalucía para la ciudadanía.

Y en esta etapa, lo primero que tiene que primar es la integración. Cualquier contienda electoral deja cicatrices, y unas primarias lo son. Por eso la integración debe ser total, sincera, generosa, comprometida y coherente.

Debe ser total porque será inclusiva e incluyente, nadie que quiera aportar, que se sume al proyecto, debe quedar fuera. Toda aportación nos vale.

No tiene sentido si no es sincera, si la aceptamos, pero rumiando la próxima batalla. Creemos que unidos podemos ser imbatibles para recuperar el apoyo de los electores, pero esa unidad es sin dobleces, sin intereses espurios.

Es generosa, pues no viene a ajustar cuentas, aunque sí a corregir malos hábitos que nos han hecho perder el espíritu interno y el respaldo externo.

Es comprometida, porque solo desde el compromiso militante (¡Qué bella palabra para los socialistas!), cada uno en su ámbito, encuadrados en la organización y con respeto a los resultados obtenidos conseguiremos los objetivos.

Y debe ser coherente. No podemos decir una cosa y hacer otra. Juan gana con un estilo, con un proyecto, con un carácter que ha manifestado en su campaña y que es el que ha conseguido el mayor respaldo.

Y como consecuencia de lo que debe ser, también lo que no debe ser. Se acabaron los viejos vicios de dar abrazos y golpes en la espalda para, a continuación poner la mano. Se trata de apoyar al nuevo proyecto desde el convencimiento de que es el que tiene que defender nuestro Partido Socialista, en Andalucía y en toda España, en beneficio de las gentes que más nos necesitan. Y en esa tarea no sobra nadie y todos somos necesarios.

Por ejemplo, en Alcalá de Guadaíra llevamos con el partido roto desde hace muchos años; hemos visto muy recientemente que algunos están cambiando, y nosotros somos de los que se alegran. Pero eso sí, si dicho cambio no es un mero lavado de imagen para no perder. Si es un cambio sincero, que tiene que ir mucho más allá de las palabras. Tienen que verse gestos definitorios, sinceros y creíbles. Sabemos que es muy difícil, pero es la única posibilidad de que volvamos a recuperar la esperanza de que lo peor de nuestro pasado ha pasado y de que todos juntos podemos recuperar la ilusión por ser militantes de un partido del que siempre nos hemos sentido muy orgullosos. Queremos hechos. Las palabras no son suficientes. Por los hechos comprobaremos si realmente el cambio ha sido sincero o es puramente táctico.

Terminaba ayer Juan Espadas hablando de otra bella palabra. Reencuentro. Hagámoslo. Bienvenidos todos y todas, vengan de donde vengan y llegaran antes o después. Todos los cambios, no de palabras sino con hechos, son de agradecer. Este es el nuevo modelo, el nuevo ciclo, y bienvenidos son quienes vienen a trabajarlo.