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Borrás y Ayuso

'Ten por infamia suprema preferir la vida al honor y para salvar la vida perder la razón de vivir'

 

En política se está para tener, mantener, ejercer, defender y posponer la entrega del poder. Los decápodos ciegos que rodean a las señoras Borrás y Ayuso se han dedicado, cual en ellos constatan las ciencias naturales, a enterrarse en profundas cavidades para resistir el frío de las aguas de los ribazos catalanes y madrileños. Ambas damas no lograron ganar por la maxima las elecciones a las cuales se presentaron. Ambas lo hicieron en beneficio de sus partidos y en circunstancias no precisamente pacíficas. Ambas alcanzaron cotas de poder nada despreciables.

En los años finales del siglo XIX y los primeros lustros del XX el verdugo de los tribunales de justicia franceses, monsieur Deblier, hizo seccionar con su guillotina funcionaríal 395 cabezas de otros tantos ciudadanos, condenados, de la Republica francesa. Los ácaros, coleópteras y anélidos que rodearon a las señoras Borrás y Ayuso van a comprobar en estos días y en los subsiguientes al 2 de mayo los vacíos que el DDT bien administrado produce en las congruas poltronas políticas que rodean a ambas.

El notable espectáculo de estos días en los parlamentos autonómicos de Barcelona y Madrid donde la señora Borrás ha hecho desaparecer al erreceriano señor Torrent de la historia catalana y a la regresada client del letrado Iruin de los exiliados puigdemonitas, no es comparable al panfilismo filisteo del reprobado al alza señor Aguado y a los ritornellos de los señores Gabilondo, y sus adjuntos y los gorgeos de las diputadas de Más Madrid y menos Podemos, corriendo a desaparecer en los archivos del TSJ de la región madrileña.

Summum crede nefas animam preferre pudori et propter vitam vivendi perdere causas, se lee en las Sátiras de Juvenal, ten por infamia suprema preferir la vida al honor y para salvar la vida perder la razón de vivir. Henry Poincaré distinguía entre “prácticos intransigentes” y “curiosos de la naturaleza”. Los tenemos a espuertas en Madrid, en Barcelona, en Murcia y en Pesqueiras, provincia y diócesis de Ourense.